El sol apenas se atrevía a asomarse entre las montañas, pero en la casa de Valeria, ya se libraba una batalla contra el tiempo.
Aithana emergió del baño, con el pelo aún húmedo y una sonrisa pícara en los labios.
Valeria, ya vestida y con el bolso en mano, la miró impaciente desde la cama.
—¡Apúrate, Aithana! ¡Se nos hizo tarde!— exclamó Valeria, con un tono que mezclaba urgencia y diversión. —Tu papá ya debe estar afuera esperándonos—
Aithana, con la agilidad de un felino en apuros, intentó ponerse el pantalón en medio de tambaleos, casi tropezando.
Luego, se lanzó sobre un buso, luchando contra las mangas como si fueran tentáculos rebeldes.
En ese preciso instante, el inconfundible pitido del auto del padre de Aithana resonó en la calle.
Ambas se miraron, habia una chispa de travesura en sus ojos, y una carcajada silenciosa las invadió. Salieron disparadas de la habitación, Valeria agarrando su bolso al vuelo, mientras Aithana corría, intentando calzarse el último zapato con la precisión de un atleta olímpico en desventaja.
Bajaron las escaleras a toda velocidad, un torbellino de risas y cabellos revueltos. Desde la puerta de la cocina, la madre de Valeria las observaba con una mezcla de resignación y cariño.
—¡Niñas, no corran! ¡Con cuidado!— les gritó, con una sonrisa que no podía ocultar.
—¡Adiós, mamá!— gritó Valeria, ya saliendo por la puerta.
—¡Adiós, mamá también!— respondió Aithana, riendo a carcajadas. Es que, para ella, la mamá de Valeria era como una segunda madre, y llamarla así, en medio de esa carrera loca, solo añadía más comedia a la escena.
—¡Hasta luego, niñas! ¡Que les vaya bien!— les lanzó la madre de Valeria desde la entrada, mientras ellas cerraban la puerta de un portazo y se lanzaban al auto del padre de Aithana, listas para conquistar un nuevo día.
[•••]
Aithana y Valeria estaban recostadas en la hierba, disfrutando de la paz del receso. Valeria, con su pelo negro y mechones morados resaltan bajo el sol, le contaba algo a Aithana, y ambas estaban al borde de una carcajada incontrolable.
—¡Y entonces le dije que mi 'musa inspiradora' era un unicornio volador con problemas de autoestima!— susurró Valeria, tratando de reprimir la risa. —¡Se quedó mirándome como si le hubiera hablado en arameo!—
Aithana se dobló de la risa, tapándose la boca para no gritar. —¡Ay, Valeria, eres lo máximo! ¡Me imagino la cara del pobre tipo! ¡Debe estar pensando que te escapaste de algún manicomio!—
—¡Peor aún!— rio Valeria. —Creo que pensó que estaba hablando con un personaje de alguna serie rara. ¡Pero es que a veces me salen estas cosas!—
Justo en ese momento, mientras ambas intentaban recuperar el aliento entre risas, escucharon las voces animadas de Santiago y camila acercándose.
—¡Hey, chicas! ¡Qué bueno encontrarlas aquí!— dijo un chico alto y enérgico, con una sonrisa que iluminaba su rostro.
A su lado, venía Camila, una chica con el pelo rojo y vibrante, un piercing en la nariz que brillaba, y una risa contagiosa.
—¡Tenemos una propuesta que no pueden rechazar!— exclamó Camila, sentándose a su lado y revolviendo su pelo rojo.
—La pista de karts de la autopista está libre esta noche, ¡y se nos ocurrió organizar una carrera!—
Santiago asintió con entusiasmo.
—¡Sí! ¡Y pensamos que tú, Valeria, serías la persona perfecta para organizar esto! ¡Tienes la chispa, la energía, y sabemos que te encantan estas cosas!—
Valeria, con sus ojos brillando de emoción, se sentó de golpe. —¿¡Una carrera de karts esta noche!? ¡Uf, me encanta la idea! ¡Claro que sí! ¡Yo me encargo de todo!—
Aithana miró a Valeria con una expresión de preocupación. —Valeria, ¿estás segura de esto? Suena un poco peligroso, ¿no crees?— dijo Aithana, con un tono de cautela. —No quiero que te vayas a lastimar—
Valeria, sin embargo, ya estaba contagiada por la energía de la idea. Se inclinó hacia adelante, sus ojos brillaron con una mezcla de desafío y anticipación.
—Ay, Aithana, ¡no seas aguafiestas!— rio Valeria, —¡Es emocionante! Imagina esa adrenalina, sentir la velocidad, la competencia... ¡es justo lo que necesitamos para romper la rutina!—
Le dio una palmada en el hombro a Aithana, con su sonrisa radiante. —Además, yo soy súper cuidadosa. ¡Y si no, tú estarás ahí para cuidarme!—
Aithana, viendo la emoción desbordante de Valeria y la energía contagiosa de Sebastián y Camila, sintió que la situación se salía un poco de control. Respiró hondo y trató de redirigir la energía.
—Bueno, chicas, chicos...— dijo Aithana, intentando sonar lo más calmada posible, aunque una sonrisa se asomaba en sus labios. —Suena súper interesante lo de la carrera, de verdad. Pero creo que ahora mismo deberíamos ir a clases, ¿no? Ya tendremos tiempo de planear esto después—
Valeria la miró, su entusiasmo aún palpable, pero entendiendo el punto de Aithana. Sebastián y Camila asintieron, aceptando la tregua temporal.
En otro la lado de la ciudad, en un rascacielos.
La oficina era un santuario de poder y buen gusto. Maderas oscuras pulidas, luces tenues que resaltaban obras de arte modernas y un silencio casi reverencial. En el centro de todo, sentado tras un imponente escritorio de cristal, estaba un hombre. Impecable en su traje, con una mirada penetrante que parecía analizar cada detalle, tomó un sorbo lento de su whisky, con el hielo tintineando suavemente.
Frente a él, recostado en un sillón de cuero que exudaba lujo, estaba su amigo, Javier. También poseía esa aura de autoridad, girando su vaso con un movimiento hipnótico mientras escuchaba con atención.
—Y eso fue todo, Javier— decía. Su voz sonaba profunda, ronca y muy vibrante dentro de la habitación. —La conocí en la fiesta de disfraces. Una maravilla. Solo sé que se llama Isabella—
Javier rio, dándole un sorbo a su bebida. —Ya veo, a ti no se te escapa ni una, ¿verdad? ¿Y qué vas a hacer ahora con la misteriosa Isabella?—
El hombre con un brillo travieso en los ojos curvó una sonrisa en sus labios. —Pues, resulta que la próxima semana es la gala benéfica. La invité como mi acompañante. Veremos qué tal se porta cuando la saque de su disfraz—
Sus palabras fueron directas y sin rodeos...
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Comments
Betty Saavedra Alvarado
Quien será el acompañante de Isabella me gusta la historia
2025-09-15
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