El mago me observaba en silencio, con los dedos apoyados sobre su báculo. Sus ojos, de un verde profundo, parecían capaces de atravesar la carne y mirar directamente dentro de mí.
—No eres la misma —dijo finalmente, con voz grave.
No era una pregunta.
Me tensé. El aire en la biblioteca parecía más pesado.
—¿Qué quiere decir con eso?
Él se acercó, inclinando apenas la cabeza. Con un gesto de su mano, trazó un círculo de luz en el aire, y este se quebró como un espejo, proyectando sobre mi piel un resplandor tenue. Allí, justo en el centro de mi pecho, apareció un símbolo que no había visto jamás: una marca luminosa, semejante a un cristal fracturado.
—La marca de alma… —susurró el mago—. Todos los que han vivido otra vida la llevan. Es un sello que no puede ocultarse, una prueba de que tu espíritu no nació en este mundo, sino que ha regresado aquí desde otro.
Sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza. La luz palpitaba como si respondiera a mis propios latidos.
—Entonces… ¿lo sabía desde el principio? ¿Que yo no soy Esther Spencer?
El mago ladeó la cabeza, con una sombra de sonrisa.
—Eres y no eres. Eres la dueña de este cuerpo, y al mismo tiempo, alguien que lo ha tomado prestado. El mundo mágico reconoce tu presencia, aunque los demás solo vean la máscara de la duquesa.
Me llevé una mano al pecho, donde la marca desaparecía lentamente con la luz.
—¿Por qué yo? ¿Por qué renacer en esta mujer odiada?
El mago no respondió de inmediato. Solo me miró con un dejo de compasión.
—El destino rara vez concede segundas oportunidades sin un precio. La marca de alma no es solo un sello… es también un recordatorio. Si no corriges los pecados que mancharon este nombre, la misma magia que te trajo aquí podría volverse contra ti.
Mis labios temblaron. Ya no era solo un capricho querer cambiar la historia. Era una advertencia. Si repetía el mismo camino de la Esther original, la marca de alma me condenaría.
Apreté los puños, con determinación.
—Entonces no volveré a cometer sus errores. Esta vez, protegeré a los Spencer. Esta vez… viviré de otra manera.
El mago me miró en silencio, y sus ojos centellearon con un brillo enigmático.
—Veremos si tu alma es tan fuerte como tus palabras, señorita Spencer.
El mago retiró el báculo, y la luz de la marca se fue desvaneciendo lentamente hasta desaparecer de mi piel. El silencio se hizo espeso en la biblioteca, roto solo por el crujido del fuego en la chimenea.
—Debes saber algo más —dijo con voz grave—. La marca de alma no significa lo mismo en todos lados. En cada imperio se interpreta de forma distinta.
Lo miré, sin atreverme a interrumpirlo.
—En el Reino de Barnes, las consideran un don divino, señales de que el portador trae consigo la bendición de los cielos. En el Reino de Kensington, y en el imperio de Somerset han cambiado el curso natural de la historia, e incluso el imperio de Lennox ha sido modificado por estas marcas de alma.
Un escalofrío recorrió mi espalda.
—¿Y usted…? ¿Qué piensa de mi marca?
El mago sostuvo mi mirada, con una expresión que no pude descifrar del todo.
—Pienso… que debe permanecer en secreto.
—¿En secreto? —repetí, incrédula.
Él asintió.
—Si alguien supiera que llevas la marca, podrían usarte como bandera para sus propios fines por tus conocimientos del futuro, además destrozarías el corazón de tus padres… Es mejor que nadie lo sepa.
Guardó silencio unos segundos y luego añadió, casi como si se hablara a sí mismo:
—He escuchado historias… cada vez que alguien con una marca de alma llega a nuestro mundo, siempre suceden cosas extraordinarias. Prosperidad para un reino, avances mágicos impensables, o el fin de una era de oscuridad. Tal vez no sea casualidad que hayas aparecido en este cuerpo, señorita Spencer.
Sentí mi corazón agitarse. Una villana condenada… y yo, atrapada en su piel, con un sello que podía cambiar la historia.
El mago dio un paso atrás, inclinando apenas la cabeza.
—Guardaré tu secreto. Pero recuerda… tu destino aún no está escrito.
Me quedé sola en la biblioteca, con el eco de sus palabras clavándose en mi pecho. Por primera vez desde que desperté en este mundo, una chispa de esperanza se encendió en mí. Quizás, después de todo, esta segunda vida no era una condena… sino una oportunidad.
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Comments
morenita
si claro es una oportunidad para cambiar el rumbo de la antigua esther y la oportunidad de hacer lo mejor para su destino ,vivirlo y disfrutarlo al máximo ,viendo por tu futuro y el de los demás ,tratando de la mejor manera a tu prójimo,claro si lo merece , porque uno puede ser mansa pero no mensa
2025-09-11
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Cruz Mejia
Esther tiene la oportunidad no solo de cambiar su destino, también el de mucha gente, sus padres, los esclavos. Las otras mujeres con marca del alma han hecho un buen trabajo y se que no nos decepcionara esta nueva versión de Esther /Grievance/
2025-09-19
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Karina Vazquez Gonzalez
pues tienes que aprovechar esta oportunidad que te dio la vida y tratar de ser feliz y reanudar todo el daño que hizo la otra persona que a no esta en tu cuerpo..y ahora es tuyo tienes que ser fuerte y fugas para lo que viene
2025-09-11
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