El Intocable Y La Inocente
sombras en la cuidad
La mañana siguiente amaneció tranquila en la ciudad, aunque dentro de la mansión López nada parecía en calma. Camila se había levantado temprano para preparar el desayuno, todavía con la mente llena de imágenes de la noche anterior. En su habitación, sobre la silla, descansaba la chaqueta de Dante. Había intentado devolverla en sueños, pero al despertar, allí seguía, como un recordatorio de que aquel encuentro había sido real
Pamela
_Golpeando la puerta con fastidio_
Pamela
¡Camila! ¿Vas a quedarte todo el día soñando? La sala está hecha un desastre y Luisa necesita su blusa planchada
Camila
_Suspiró, conteniendo la rabia_
Luisa
_Desde el pasillo, con voz burlona_
Luisa
¡Apúrate! No quiero excusas. Esta noche tengo cita y necesito estar impecable
Camila bajó la mirada, pero no respondió. Aunque la humillaban, por dentro sentía algo distinto. La voz de Dante aún resonaba en su memoria: “Prefiero mojarme yo a que te enfermes tú”. Esa frase había encendido una chispa dentro de ella, una fuerza que no recordaba haber tenido antes
..........................
En otro punto de Italia, Dante Smith se encontraba en una sala privada de su hotel. A su alrededor, mapas y carpetas con información estratégica estaban sobre la mesa. Gabriel, su mano derecha, lo observaba en silencio
Gabriel
_serio_ Dante, Álvaro se está moviendo en el puerto. Recluta hombres y ofrece dinero a quien esté dispuesto a traicionar. No será sencillo detenerlo
Dante
_con la mirada dura_ No me importa cuántos hombres tenga. Lo que no voy a permitir es que ponga un pie en mi territorio
El celular vibró sobre la mesa. Era su padre, Leonardo
Leonardo
_ Al otro lado de la línea_
Leonardo
Dante, actúa con prudencia. Italia no es Nueva York. Aquí la policía no se compra tan fácil
Dante
_Apretando la mandíbula_ Lo sé, padre. Pero si no lo detengo ahora, mañana será demasiado tarde
Colgó sin esperar respuesta, mientras Gabriel lo observaba en silencio
Gabriel
Tu padre tiene razón
Pero conozco esa mirada, Dante. No vas a detenerte
Dante
_Encendió un cigarro y exhaló lentamente_
Dante
No mientras haya alguien que crea que puede desafiarme
En la universidad, Camila caminaba junto a Valentina. El sol brillaba sobre ellas, aunque en su interior todavía había sombras
Valentina
_insistente_ Camiii, ¿vas a contarme lo que pasó anoche? Me dejaste preocupada
Camila
_nerviosa_ Fue… extraño. Unos hombres intentaron asustarme. Y apareció alguien
Valentina
_deteniéndose en seco_ ¿Alguien? ¿Quién?
Camila
_temiendo ser escuchada_ Se llama Dante
Valentina
_Abrió los ojos como platos_ ¿El mismo del auto negro? ¡Camila, ese tipo no parece normal!
Camila
_Con un hilo de voz_ Lo sé… pero me salvó. Si no fuera por él, no sé qué me habría pasado
Valentina
_la miró con preocupación_ Amiga, prométeme que serás cuidadosa. Un hombre así puede arrastrarte a cosas que no imaginas
Camila asintió, aunque en el fondo sabía que su destino ya había cambiado desde aquella mirada
Esa noche, la ciudad se tiñó de silencio. Camila regresaba sola de la universidad, sus pasos resonaban en las aceras húmedas. No había nadie más alrededor, solo las luces parpadeantes de algunos faroles
Un auto negro se detuvo de golpe frente a ella. Camila se quedó congelada, con la esperanza absurda de que fuera Dante. Pero no lo era
De la puerta descendió un hombre alto, con una cicatriz en el rostro y una sonrisa torcida
Alvaro
Vaya, vaya… ¿qué tenemos aquí? Una cara nueva en esta ciudad
Camila retrocedió un paso, el corazón latiendo desbocado
Camila
Y-yo no quiero problemas…
Alvaro
_rió con frialdad_ Las cosas interesantes nunca buscan problemas, pequeña. Pero a veces… los problemas las encuentran
Camila intentó huir, pero otro hombre bloqueó su camino. El aire se volvió tenso, cargado de peligro
En ese momento, un rugido de motor interrumpió la escena. Otro auto negro se detuvo bruscamente. La puerta trasera se abrió y de él descendió Dante, acompañado de Gabriel
Dante
_con voz grave y mirada de acero_ ¡Aléjate de ella, Álvaro!
Álvaro giró la cabeza y sonrió con malicia
Alvaro
Así que aquí estás, Dante. No sabía que cuidabas a las palomas callejeras.
Dante dio un paso al frente, colocándose entre Camila y su enemigo
Dante
No vuelvas a tocarla
Álvaro lo observó en silencio, como midiendo sus palabras, y luego soltó una carcajada
Alvaro
Entonces es cierto… Encontré tu punto débil
Camila, paralizada, no entendía a qué se refería. Su respiración se aceleraba. ¿Por qué ese hombre decía que era la debilidad de Dante? Apenas lo conocía
Gabriel
_con gesto alerta, murmuró al oído de su jefe_
Gabriel
Dante, cuidado. Es una trampa
Dante no apartó la vista de Álvaro
Dante
No me importa. Si te atreves a acercarte a ella otra vez, no vivirás para contarlo
Álvaro se inclinó levemente hacia adelante, como disfrutando del momento
Alvaro
Oh, Dante… No sabes lo mucho que me divierte verte perder el control
El silencio se hizo más pesado que nunca. El destino acababa de juntar a los tres en la misma calle, bajo la luna de Italia
Camila, con el corazón en la garganta, comprendió que esa noche marcaría un antes y un después en su vida
El enfrentamiento apenas comenzaba
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