Mientras tanto en Ciudad Cielo un Roberto iracundo, no dejaba de marcar al celular de Gia.
—El número al que ha llamado está apagado o fuera del área de cobertura. Por favor, intente más tarde.
El mensaje se repitió por decima vez en una hora.
Roberto dio un golpe seco al escritorio volante automóvil y arrojó el celular sobre el asiento del copiloto. Su mandíbula estaba tensa, los nudillos blancos de tanto apretar el volante.
Gia jamás dejaba el teléfono apagado. Nunca. Él se lo había prohibido, si tenia la osadía de no contestar alguna de sus llamadas o mensajes lo pagaría caro.
Apretó los dientes mientras aceleraba por la avenida, maldiciendo el tráfico, el a todo el que se cruzaba en su camino, el día entero.
Durante la jornada en la oficina había intentado ignorar la espina que se le había clavado en el pecho desde la mañana, cuando salió de casa y no la vio. Se dijo a sí mismo que estaba exagerando, que seguro había salido al supermercado o que simplemente lo estaba castigando con su silencio o se estaba escondiendo.
Pero las horas pasaron, y Gia no llamó. Ni un mensaje, ni una excusa, nada.
A las 7:04 p.m. llegó a la casa. Abrió la puerta con fuerza, esperando encontrarla en la cocina, o quizás en el dormitorio fingiendo que dormía para evitarlo. Estaba listo para gritarle, para castigarla, para recordarle que él no era un hombre con el que se jugaba.
Pero lo que encontró fue silencio. Y el mismo escenario de la mañana. Exactamente el mismo.
El charco de café seguía en el suelo, ahora seco y pegajoso. Los trozos de la taza rota estaban donde los había dejado. Ni un plato movido, ni una luz encendida. El aire se sentía denso, inmóvil. Como si nadie hubiera respirado en esa casa en todo el día.
—Gia… —llamó, esta vez con la voz un poco más baja, apenas un murmullo inquieto. Pero nada.
Subió las escaleras casi corriendo. Entró al dormitorio y comenzó a abrir cajones. Pero no faltaba nada. Fue directo al armario. Y ni un espacio vacío entre perchas. No era el tipo de cuando alguien se va, tampoco de cuando se esconde.
—No… no... —dijo para sí mismo, negando con la cabeza mientras retrocedía.
Bajó al salón, desbordado, y comenzó a abrir puertas, armarios, a revisar debajo del sofá, como si esperara encontrarla escondida en algún rincón como una niña asustada. Cada habitación que confirmaba su ausencia era otra astilla en su orgullo.
Entonces se detuvo en medio del pasillo. Respiraba agitado, como si acabara de correr kilómetros. Se apoyó contra la pared. Por primera vez, el miedo se coló en su pecho.
¿Y si de verdad se había ido?
Su mente comenzó a buscar salidas. Soluciones. Personas. Pero su lista era corta.
Demasiado corta. Gia no tenía a quién recurrir. Él se había encargado de eso. Uno por uno, fue cortando todos sus lazos: sus padres habían muerto hace mucho, viejos amigos, compañeros de la universidad, incluso su tía de provincia con la que hablaba una vez al mes, a todos los había alejado, ella no tenía a quien acudir. ¿Oh Sí? ¿Maleni? Se le heló la sangre. ¿Y si Maleni había vuelto?
¿Y si habían hablado?
No, eso era imposible…
Recordó cómo la alejó. La manera en que manipuló los mensajes, las llamadas. Cómo logró convencer a Gia de que su mejor amiga la había traicionado. Y luego Maleni se fue del país, desapareció, y no supo más de ella.
—Está muerta para nosotros, ¿recuerdas? —le había dicho una vez.
Pero ahora, esa frase le sonaba distinta. Como una trampa que él mismo había tendido… y que Gia quizás había logrado desarmar.
El teléfono volvió a sonar en su mente como una sirena muda. Volvió a marcar el número de Gia. Apagado. Otra vez.
Se dejó caer en el sofá. Por primera vez en años, no sabía qué hacer. El control se le escurría entre los dedos como agua sucia.
Y en su interior, algo oscuro comenzó a agitarse. No era tristeza, era rabia. Pura, vieja y venenosa rabia de macho herido.
—Esto no va a quedar así —murmuró, con la mirada clavada en el vacío.
Y en ese momento, juró encontrarla. Porque para él, Gia no era una mujer. Era una propiedad extraviada.
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valeska garay campos
ese hombre es un monstruo
2025-09-06
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