¡¿LA VILLANA SEDUCE AL HEROE?!
CAPITULO 05
[Eldric – ya sacando una tablilla de piedra con marcas grabadas, comienza a anotar con su cuchillo de inscripción]
Eldric
—Hora exacta: 02:37.
—Ubicación: Bosque Este, cabaña abandonada.
Eldric
—Signos de presencia vampira femenina del Reino de las Sombras.
—Olor residual fuerte.
—Ruta de entrada: aérea.
—Presumible reconocimiento o intento de caza.
—Sin contacto directo.
[Isac – mirando alrededor con nerviosismo]
Isac
—No dejaron rastros de víctimas…
—Tal vez alguien las espantó.
[Eldric – terminando de grabar, se endereza]
Eldric
—O se retiraron antes de encontrarnos.
—Lo entregaré personalmente.
Eldric da media vuelta. Sus botas crujen sobre la tierra muerta. Desaparece entre los árboles como un cazador que no necesita ruido.
Horas después. Castillo de la Guardia Central del Reino Humano. Mármol blanco, banderas negras. Oficiales vampiros alineados, revisando informes de patrulla.
[Comandante Maelik – vampiro robusto, con barba plateada, armadura gris sangre]
Comandante Maelik
—¿Reporte?
[Eldric – firme, entregando la tablilla]
Eldric
—Zona Este. Presencia confirmada de guerreras de las sombras.
—No hubo contacto. Pero dejaron señales claras.
—Las patrullas de la noche deben reforzar la frontera sur.
[Maelik – revisando el informe en silencio. Levanta la mirada y sonríe levemente.]
Comandante Maelik
—Buen trabajo, Eldric.
—Sigue así y tu nombre no será solo "el Magnífico".
—Será leyenda.
[Maelik – le da un par de palmadas en el hombro, voz grave]
Comandante Maelik
—Puedes retirarte.
[Eldric – asintiendo con respeto]
Sale del gran salón. El eco de sus pasos desaparece detrás de puertas de hierro. Afuera, en el patio cubierto de piedra, lo espera Isac, sentado en una baranda como si estuviera en la taberna.
[Isac – alzando una ceja]
Isac
—¿Te aplaudieron otra vez?
—Ya te van a hacer una estatua con la espada apuntando al cielo y esa cara de mármol tuya.
[Eldric – cruzando los brazos]
Eldric
—Entregué el reporte.
—Todo claro.
[Isac – bajando la voz con tono travieso]
Isac
—Sabes… no eran vampiras cualquiera.
—Yo olfateé a cuatro… pero una de ellas tenía un aroma especial.
—Directamente de la Matriarca.
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