¡¿LA VILLANA SEDUCE AL HEROE?!
CAPITULO 02
Clary
—De hombres, Matriarca.
—De qué tan inútiles son.
[Andalia – sonriendo de medio lado]
Andalia
—Y de si alguno vale la pena probar... aunque sea una vez.
[Elis – ríe, voz grave, sedosa y amarga]
Elis
—¿Probarlos?
—No saben nada de los hombres. Ni humanos ni vampiros.
—Ambos son iguales… criaturas vacías que se creen dioses cuando apenas pueden controlarse.
[Iris – entrecerrando los ojos]
iris
—Hablas como si los conocieras demasiado bien.
[Elis – se acerca al trono central, sus uñas doradas brillando como dagas]
Elis
—¿Conocerlos? Yo los destruí.
—Niñas… antes de que fueran libres, ustedes no eran guerreras.
—Eran… ganado.
[Silencio. Las guerreras se tensan. Incluso Clary deja de jugar con el cráneo.]
Anna
—Matriarca… ¿es verdad que antes… las mujeres vampiras eran…?
[Elis – con una mirada helada]
Elis
—Esclavas.
—Exhibidas, violadas, quemadas vivas frente a iglesias, simplemente por tener voz.
—Usadas como moneda entre clanes.
—¡Todo por culpa de ellos! Nuestros propios hermanos de sangre.
[Andalia – frunciendo el ceño]
Andalia
—¿Y tú los destruiste… a todos?
[Elis – sonrisa siniestra, labios como cuchillas]
Elis
—A todos.
—Incluyendo a mi esposo, el Rey.
—Fue su cabeza la que marcó el inicio de esta era.
—Una nueva noche. Nuestra noche.
[Iris – voz baja, profunda, como una plegaria oscura]
iris
—Y nosotras… somos su legado.
[Elis – levantando la copa de sangre negra]
Elis
—Y ustedes… son mis hijas.
[Todas – en silencio, bebiendo de sus copas, mirándose entre ellas con ojos encendidos.]
Bosques olvidados. Al este del Reino Humano. A kilómetros del último puesto militar. Un claro muerto entre ramas secas. Niebla como leche podrida. Y una cabaña solitaria… tan quieta que parecía observarlas.
[Clary – descendiendo desde el cielo con sus alas de murciélago extendidas, manchadas de rojo seco]
Clary
—Qué porquería de lugar…
—Huele a madera vieja y orina de roedor.
[Andalia – aterrizando detrás de ella, plegando sus alas con gracia felina]
Andalia
—Eso es porque tú no tienes buen olfato.
—Yo huelo… miedo.
—Mmmh, delicioso.
[Anna – bajando torpemente, sus alas pequeñas tambaleándose]
Anna
—¡Aaah! ¡No soy buena en esto! ¡Aterrizaje forzoso!
[Clary – soltando una carcajada]
Clary
—¿Otra vez, Anna?
—Juro que la próxima vez te amarro una cuerda y te arrastro como a un perro.
[Anna – frotándose las rodillas, murmurando]
Anna
—¿Por qué no puede haber una misión donde caminemos…?
[Andalia – ya con su daga en mano, inspeccionando la cabaña]
Andalia
—Demasiado silencio.
—Si hay humanos aquí… están escondidos. O muertos.
[Clary – empujando la puerta de la cabaña]
Clary
—¿Y qué más da?
—Vinimos a cazar, no a tomar el té.
La cabaña crujió como si protestara. Polvo, telas de araña, sillas tiradas. Había sangre… pero seca. Muy seca. No olía a fresca. No olía a reciente. Algo no estaba bien.
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