Asesino Moderno, Semidiós Antiguo....
Capítulo 2 — El Nacimiento del Heredero de la Matanza
Reino Carmesí, Ciudad Matanza
Ha pasado dos años, 730 días desde que el Palacio Frío del Imperio Chu quedara en completa soledad, silenciado por la desaparición de su última moradora
El mundo mortal creyó que Qiuju, la concubina que fue injustamente condenada, había muerto en el olvido
Sin embargo, en los confines del mundo, más allá de la mirada de los hombres y los reinos de los mortales, en una fortaleza suspendida entre el vacío y la guerra, Qiuju vivía
El Palacio Carmesí de Asura, forjado en jade negro y fuego estelar, se había convertido en su nuevo hogar, allí, rodeada de bestias celestiales, guerreros sin alma, y un silencio más puro que cualquier canción, Qiuju había florecido de nuevo como la diosa que nació para ser
Tres meses después de que Asura sacara a su amada, Qiuju, del Palacio Frío del Imperio Chu, este le ordenó a Xue Lang, su subordinado más leal y el más fuerte, además de ser conocido como "El Lobo Sangriento", que fuera a buscar a Songzhi, la sirvienta más leal de su amada y su mejor amiga, para que estuviera junto a Qiuju
Xue Lang era un hombre atractivo de cabello corto de color negro, el cual un mechón largo cubría su ojo derecho, piel bronceada, revelando un brillo saludable y un par de ojos oscuros, como la noche misma
Songzhi era una hermosa joven de cabello largo de color castaño, llegando a tonos oscuros, piel blanca, como una muñeca de porcelana, y un par de ojos verdes claros, como el jade mismo, pero más brillantes y más preciosos
La inquebrantable lealtad de Songzhi hacia Qiuju seguía intacta, incluso después de que ella abandonara el Palacio Frío y desapareciera el Imperio Chu, sin rastro alguno, terminó convenciendo a Asura de llevarla a Ciudad Matanza para que esté junto a Qiuju
Una noche, después de esos dos años juntos, cuando las lunas gemelas se alinearon sobre el Reino Carmesí, el cielo se tiñó de escarlata, anunciando un suceso único en eras
En aquellos elegantes aposentos, ocultos bajo mil capas de protección divina, cubiertos por velos púrpuras y fuego azul, Qiuju, vestida con seda de loto y bordados en oro rojo, yacía entre sedas y runas divinas, su rostro, anteriormente pálido y demacrado por la desnutrición, perlado de sudor, brillaba con una dulzura inigualable, sus ojos amatista, que habían soportado el frío del abandono imperial, se posaban con esperanza sobre el hombre a su lado que sostenía su mano con firmeza
Asura, el Dios de la Matanza, su señor, su salvador y su amado
Qiuju apretaba cada vez más la mano de Asura cada vez que sentía una contracción, su vientre, ahora de gran tamaño abultado, estaba listo para expulsar a aquel ser que llevó meses en gestarse
Rong Qiuju
Ya viene... *murmura*
Qiuju sentía como el dolor recorría todo su cuerpo como si cientos de relámpagos estuvieran golpeándola, mientras apretaba con más fuerza la mano de Asura
Sus labios apretados no dejaban escapar gritos, pero eso no evitaba que dejara uno que otro quejido de dolor
Solo respiraciones profundas, llenas de fuerza
Arrodillada frente a ella, Songzhi, atendía a Qiuju, dándole instrucciones que la última seguía al pie de la letra, mientras la primera recibía la ayuda de Xue Lang, quien le pasaba las toallas y mantenía preparada el agua caliente junto a todo lo demás que ella necesitara
Asura, el temido, el inmortal, el destructor de ejércitos, estaba allí, arrodillado junto a ella, su brazo rodeando sus hombros mientras sujetaba su mano y le daba un pequeño beso en su frente sudada, sus ojos por primera vez llenos de miedo
Miedo por perder lo único puro que el universo le había concedido
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Aguanta, Qiu’er... estoy contigo y si el cielo quiere arrebatarte de mi lado, lo destruiré *susurra*
Qiuju sonrió apenas, entre lágrimas y jadeos de dolor por el parto
Rong Qiuju
Tonto… ¿cómo vas a destruir el cielo… si ya me diste uno nuevo?
Las horas pasaron como siglos
Y entonces… respirando hondo, con un último suspiro, un último puje, un último alarido, el llanto de una nueva vida rompió la noche
Una explosión de luz dorada llenó el palacio
Las bestias celestiales se inclinaron
Songzhi (mejor amiga de Qiuju)
¡Es un varón, precioso y saludable! *sonríe*
Songzhi recibía la ayuda de Xue Lang para limpiar al pequeño ser, el cual seguía llorando después de haber salido del vientre de su madre, con agua caliente para luego ser envuelto en toallas limpias y ser entregado en los brazos de Qiuju
En los brazos de su madre, envuelto en una capa de aura ardiente, nació un bebé, el hijo del Dios de la Matanza y su amante humana
El fruto de un amor imposible e inimaginable
El pequeño recién nacido, el cual había dejado de llorar, era una mezcla de ambos, la viva imagen del dios con algunos rasgos de la mujer, su cabello era blanco, idéntico al de su padre, como la misma niebla que cubre el bosque, y sus ojos, los cuales había abierto, eran idénticos a los de su madre, como un par de joyas amatista
Asura, al tomarlo en sus brazos, tembló, sintiendo como las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Este es mi hijo… el heredero del Reino Carmesí, mi luz… y mi castigo... *susurra*
Qiuju, aún débil pero sonriente, lo miró con dulzura
¿Quién diría que el mismísimo Asura sería bastante sensible?
¿Qué dirían los demás dioses al ver llorar al Dios de la Matanza?
Rong Qiuju
Nuestro hijo… será la promesa de que incluso el más temido puede amar...
Qiuju extendió los brazos hacía Asura
Rong Qiuju
Déjamelo verlo...
Asura le pasó, cuidadosamente, el bebé a Qiuju, quien lo colocado sobre su pecho, observándolo detenidamente cada una de sus facciones hasta que notó como su pequeño ceño ya estaba fruncido, como si desafiara al mundo que apenas lo recibía
Rong Qiuju
Nuestro hijo… *susurra*
Qiuju acariciaba la mejilla del bebé con ternura infinita, mirándolo con un enorme amor
Songzhi y Xue Lang se arrodillaron frente a Asura y Qiuju para luego hacer una reverencia ante ambos
Songzhi (mejor amiga de Qiuju)
Felicidades por este hijo
Xue Lang (Lobo Sangriento)
Felicidades por este hijo
Al mismo tiempo, en una sincronización perfecta, estando felices por la llegada del pequeño bebé
Rong Qiuju
Muchas gracias, Songzhi, Xue Lang *sonríe*
Después de eso, Songzhi y Xue Lang, se retiraron de la habitación para darles privacidad a la nueva familia, Xue Lang debía seguir con sus entrenamientos y Songzhi debía seguir con su trabajo
Asura se inclinó, en silencio, contemplando el milagro frente a él, luego, sacó de su cuello un pequeño collar con un rubí oscuro, el único objeto que conservaba desde antes de su ascenso como dios
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Este rubí fue testigo de todas mis batallas, ahora será testigo de tu vida... *murmura*
Asura no dudó en usar su poder para crear una copia exacta del collar para luego colocar, con suavidad, la copia del collar de rubí en el cuello del recién nacido, asegurándose de que no esté apretado para no lastimarlo
Rong Qiuju
¿Cómo lo llamaremos?
El dios miró a su hijo recién nacido en los brazos de su amada, sonriendo levemente, mientras acariciaba su cabeza y abrazaba con su otro brazo el cuerpo de la mujer
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Tianyu... Rong Tianyu...
El nombre que le dio Asura a su hijo llamó la atención de Qiuju
Rong Qiuju
¿Tianyu? *curiosa*
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Tianyu significa "Universo Celestial"
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Llevará, no solamente tu apellido, sino que también llevará mi sangre… y el fuego de mi alma...
Qiuju lloró, no de dolor, sino de amor, mientras miraba a Asura con dulzura y felicidad
Rong Qiuju
Gracias… Asura... *murmura*
Asura la abrazó con cuidado, envolviéndola a ella y al niño con sus brazos
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Esta noche no soy un dios, Qiuju, solo soy un hombre… y un padre... *murmura*
El bebé se movió y emitió otro pequeño llanto, como si comprendiera las palabras de su padre, por lo que, Asura, acarició con suavidad su frente mientras lo miraba con una ternura jamás vista en él
Asura (Dios de la Matanza, padre)
Crecerás lejos de guerras… si los cielos lo permiten, pero si algún día sientes frío o miedo… recuerda que tu padre te ama, Tianyu...
La luna roja, por primera vez en milenios, palideció
Y en medio de la Ciudad Matanza, un nuevo fuego nació
No de destrucción... sino de amor
Muy lejos de esa escena sagrada, en los cielos más allá de los cielos, entre grietas del espacio divino y tormentas negras, un par de ojos carmesí se abrieron de golpe, con un odio ancestral y una enorme ambición de poder reflejado en ellos
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