Capitulo 4
Entro a la oficina y ahí solo veo a Carlos y una mujer que no había visto antes
— ¿ya te cansaste de pelear?
— no voy a decir que lo siento
— no espero eso, solo quiero que seas una reina ejemplar, tienes que saber cuando, en donde y sobre todo a quienes si puedes hacerles esa demostración de poder
— se lo merecía, es un hijo de perra
— lenguaje - exclama la doña con una mano en el corazón juré que le iba a dar un infarto
— es mi hijo María, que no se te olvide, ahora te vamos a explicar algunas reglas
— a ver - me siento y me entregan una carpeta llena de hojas
“N¨1: No mantendrá relaciones sexuales fuera del matrimonio
N¨2: deberá cumplir estrictamente con todos sus deberes hasta cumplir sus horas
N¨3: no beberá alcohol al menos que sea estrictamente necesario, tiene prohibidas todas las clases de drogas
N¨4: toque de queda a las 9:00 PM
N¨5: se vestirá acorde a la ocasión y no pasará a ser vulgar
N¨6: siempre irá a todos lados con sus escoltas, tienes terminantemente prohibido las salidas sola”
los miro incrédula, son por lo menos 8 hojas de reglas, voy hasta la última página, en total son 90 reglas
— No voy a hacer todo lo que dice aquí, sus reglas están bajo un orden machista
— no es machista, es conservador - habla la mujer que aún no sé cómo se llama
— exacto, es lo mismo, este reglamento, estas reglas, son machistas y denigrante para cualquier mujer, estamos en el 2022, no en los 50s, yo no voy a cumplir con esto, cambian el reglamento o yo misma lo cambio
— María, este reglamento lleva siglos, ¿crees que tienes el poder de cambiarlo?
— lo creo, y lo haré, es más, aceptaré algunas reglas, menos machistas, las demás se pueden cambiar, como… por ejemplo el toque de queda no a las 9:00 podría ser a las 11:00
— está loca
— cuidado, señora, conserve bien su papel y su lugar, les aclaro, es el 2022 y aquí la mayoría somos adolescentes, creen que nos vamos a meter en cama a las 9:00 por Dios
— ese toque de queda ya estaba antes, todos los respetaban - dice muy segura
— con todo respeto, son hombres y mujeres de 18 para arriba, cree que se iban a dormir a esa hora, podría apostar mi cargo que se escapaban, tontos no son
en ese momento entra alguien a decir que cena ya estaba lista y yo estoy que muero de hambre, así que bajo rápido
han pasado 15 minutos para que todos lleguen y yo por fin pueda comer, todos empiezan sus platos principales y yo iba a empezar el mío cuando recuerdo algo, me pongo más derecha y veo al frente, santiago me anda mirando, le sonrió
— voy a decir algo - en ese momento todos dejan de comer para mirarme, volteo a ver a mi padrino - creí que la alcoba principal estaba prohibida
— sí, decidimos que mejor no hace un tiempo
— más precisamente un mes después de mi partida - él me mira ahora algo serio - esa alcoba debería estar cerrada, ¿dónde están todas sus cosas?
— en el ático - yo abro los ojos
— ¿en el ático? ¿Te parece un buen lugar para guardar la memoria de mi tía? De la única reina directa que hubo en siglos y ¿sobre todo de tu exesposa?
— ¿quieres la habitación? - me pregunta divertido santiago, pero al ver mis ojos llenos de lágrimas su cara cambia
— no quiero la maldita habitación, solo quería que su memoria quedara intacta junto a sus cosas, por eso la prohibición de la alcoba no era un simple capricho - para este momento ya estoy llorando y me odio por ello, me levanto de la mesa y salgo corriendo
voy hasta “el sitio seguro” veo que eso si sigue intacto, mi tía solía venir hasta acá para leer y de pequeña me traía con ella. Ahora les contaré de ella
es la hermana de mi madre, la mayor por supuesto, mi madre era toda una rebelde y mis abuelos hasta el último día de su muerte le quitaron toda posibilidad de que reinara en caso de la muerte de mi tía, pues sabían que mi madre era muy ambiciosa, pero mi tía, ay, mi tía era un amor, mi tía se casó con Carlos muy joven, ella apenas tenía unos 15 años en ese momento, estaban muy enamorados o al menos ella decía eso, ella se enamoró tanto que le cedió una parte del poder a él, como si fueran acciones, las cosas empeoraron con los años, mi tía era infértil y jamás pudo tener hijos, pero Carlos…
Carlos al parecer estuvo engañando a mi tía por años, y ya tenía dos hijos con ella, santiago y nick, cuando mi tía lo supo, cayó en depresión, pero ahí me fui a vivir yo al palacio, se puede decir que llegue para devolverle la vida.
Ella prácticamente me termino de criar mientras mi madre viaja por el mundo, ella me enseño a leer, me enseño el español, se convirtió en mi madre y yo le di las fuerzas suficientes para divorciarse de Carlos, y lo hizo, pero no pudo quitarle el poder, ellos quedaron en buenos términos, mi tía, Anne, acepto que Carlos se fuera a vivir al castillo con sus hijos y esposa, que llevaran una buena convivencia, pero cuando cumplí nueve años, entre a la alcoba principal, a la de mi tía, la imagen jamás se me va a olvidar.
Mi tía estaba acostada en su cama, con sus muñecas cortadas, se había suicidado, ella dejó una carta, unos días antes había arreglado todo, toda su herencia y cambio leyes, para que Carlos ni mi madre se aprovecharan de su muerte, me lo dejo todo a mí, si, así me convertí en la heredera del reino, ella en su carta me pidió perdón, pero no soportaba más vivir así, su vida fue algo dura y la entiendo, un año después decidí dejar el puesto era mucha presión y mi madre me metió en la cabeza que iba a terminar como mi tía, porque una de las condiciones que dejo mi tía para que yo fuera soberana absoluta era que me tenía que casar con uno de los hijos de Carlos.
Ella también les cogió mucho cariño, en especial a santiago, decía que tenía potencial, supongo que no los quería dejar sin nada del todo.
— Ella solía venir acá para leer, siempre leía ese libro
— orgullo y prejuicio - miro por encima de mi hombro a santiago, limpio mis lágrimas - como sabes de este lugar?
— ella me traía acá, me sentaba en sus piernas con su pomposo vestido y me leía, siempre dijo que tenía potencial, que no me parecía a mi padre, creo que en eso estaba equivocada
— ella jamás se equivocaba - digo limpiando mis lágrimas
— sus cosas no están en el ático - lo miro - yo las lleve a una habitación aparte, no iba a dejar que todo se llenara de polvo
me levanto y lo miro, él me da una media sonrisa y yo le hago un puchero que hace que suelte una carcajada, pero yo lo abrazo antes de que se ponga como un cubo de hielo otra vez; él se demora para corresponderme, pero lo hace, me abraza fuerte, como en los viejos tiempo…
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