Momentos irremplazables

9 vidas, un amor Capítulo 4: Momentos irremplazables Los años pasaron rápidamente, y con ellos, la amistad entre Yamaguchi y Tsukishima se volvió más fuerte. Aunque sus personalidades eran opuestas, de alguna forma se equilibraban. Mientras Yamaguchi encontraba en Tsukishima un refugio seguro donde no tenía que temer las burlas ni el rechazo, Tsukishima, en su propia manera silenciosa, parecía disfrutar de la compañía del castaño. No lo decía en voz alta, claro. Tsukishima nunca expresaba sus sentimientos abiertamente. Pero Yamaguchi había aprendido a leer sus gestos sutiles, los pequeños detalles que revelaban lo que realmente pensaba. Como cuando esperaba a que terminara de empacar sus cosas para irse juntos. O cuando compartía sus auriculares con él en el autobús sin decir una palabra. O cuando le pasaba su botella de agua sin que Yamaguchi tuviera que pedírselo. Eran pequeños momentos, casi imperceptibles, pero para Yamaguchi, significaban el mundo. ◇◇◇
Yamaguchi
Yamaguchi
-Oye, Tsukki... -dijo Yamaguchi mientras caminaban de regreso a casa.
Tsukishima suspiró
Tsukishima
Tsukishima
-Te dije que no me llames así.
Yamaguchi solo sonrió. Sabía que en el fondo, a Tsukishima no le molestaba tanto.
Tsukishima
Tsukishima
-¿Qué quieres?
Yamaguchi
Yamaguchi
-Solo pensaba en lo raro que es todo esto.
Tsukishima arqueó una ceja.
Tsukishima
Tsukishima
-¿Raro?
Yamaguchi
Yamaguchi
-Sí. Si no hubieras aparecido aquel día... si no me hubieras defendido, tal vez todavía estaría solo.
Tsukishima chasqueó la lengua.
Tsukishima
Tsukishima
-Si no hubiera sido yo, hubiera sido otra persona.
Yamaguchi negó con la cabeza.
Yamaguchi
Yamaguchi
-No lo creo.
Se detuvo por un momento, observando a su amigo.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Siempre he creído que algunas personas entran en nuestras vidas por una razón. Como si estuviera destinado a que nos conociéramos.
Tsukishima hizo una mueca.
Tsukishima
Tsukishima
-No digas cosas cursis.
Yamaguchi rió.
Yamaguchi
Yamaguchi
-No es cursi, solo es lo que pienso.
Tsukishima no respondió, pero Yamaguchi notó que había desviado la mirada, como si sus palabras lo hubieran afectado de alguna forma. ◇◇◇ El verano llegó más rápido de lo que esperaban. En su último día de clases antes de las vacaciones, la maestra les permitió salir al patio antes de la hora habitual. Los estudiantes aprovecharon para correr y jugar, pero Yamaguchi y Tsukishima se quedaron sentados en la sombra de un árbol.
Yamaguchi
Yamaguchi
-¿No tienes calor con esos audífonos? -preguntó Yamaguchi, viendo cómo su amigo se acomodaba sus auriculares.
Tsukishima lo ignoró y subió el volumen de su música. Yamaguchi rodó los ojos y se apoyó contra el tronco del árbol. Miró a su alrededor, observando a los demás niños. Antes, la idea de estar rodeado de tantas personas lo habría puesto nervioso, pero ahora no se sentía tan mal. Porque ahora tenía a Tsukishima a su lado.
Tsukishima
Tsukishima
-¿Qué tanto miras? -preguntó el rubio sin quitarse los auriculares.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Nada, solo pensaba en cómo han cambiado las cosas.
Tsukishima lo miró de reojo.
Tsukishima
Tsukishima
-Sigues siendo igual de sentimental.
Yamaguchi sonrió.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Tal vez.
Hubo un momento de silencio antes de que Tsukishima hablara de nuevo.
Tsukishima
Tsukishima
-¿Qué vas a hacer en las vacaciones?
Yamaguchi parpadeó, sorprendido por la pregunta.
Yamaguchi
Yamaguchi
-No sé... mis padres querían que visitáramos a unos familiares, pero al final decidieron que nos quedaremos en casa.
Tsukishima
Tsukishima
-Hmph.
Yamaguchi
Yamaguchi
-¿Y tú?
Tsukishima se encogió de hombros.
Tsukishima
Tsukishima
-Mi hermano quiere ir a ver un partido de voleibol.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Oh... eso suena divertido.
Tsukishima
Tsukishima
-No lo sé. No me interesa mucho.
Yamaguchi lo miró con curiosidad.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Entonces, ¿por qué vas?
Tsukishima se quedó en silencio por un momento antes de responder.
Tsukishima
Tsukishima
-Porque Akiteru se emociona cuando vamos juntos.
Yamaguchi sonrió suavemente.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Eso es lindo de tu parte, Tsukki.
El rubio chasqueó la lengua.
Tsukishima
Tsukishima
-Deja de decir tonterías.
Pero Yamaguchi no podía evitar sentirse feliz. Por más que Tsukishima actuara indiferente, había cosas que hacía solo porque le importaban las personas a su alrededor. Y eso era algo que Yamaguchi admiraba mucho de él. ◇◇◇ Los días pasaron, y las vacaciones comenzaron. Un día, mientras Yamaguchi estaba en casa sin mucho que hacer, recibió un mensaje inesperado de Tsukishima. "Voy a ir al parque. Ven si quieres." Yamaguchi parpadeó. Tsukishima rara vez lo invitaba a hacer algo. Sin pensarlo demasiado, tomó su bicicleta y se dirigió al parque. Cuando llegó, vio a Tsukishima sentado en una banca, con sus auriculares puestos y su mirada perdida en el cielo.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Tsukki -lo llamó, acercándose.
Tsukishima solo asintió en su dirección, como si esperara que se sentara sin preguntar. Lo cual Yamaguchi hizo. Pasaron varios minutos en silencio, pero no era incómodo. Había algo tranquilo en estar allí juntos sin necesidad de hablar.
Yamaguchi
Yamaguchi
-¿Por qué querías venir al parque? -preguntó Yamaguchi finalmente.
Tsukishima se encogió de hombros.
Tsukishima
Tsukishima
-No sé.
Yamaguchi
Yamaguchi
-¿Entonces por qué me llamaste?
El rubio frunció el ceño, como si la pregunta lo molestara.
Tsukishima
Tsukishima
-Si no querías venir, podrías haberte quedado en tu casa.
Yamaguchi rió.
Yamaguchi
Yamaguchi
-Solo me sorprendió que me invitaras.
Tsukishima apartó la mirada.
Tsukishima
Tsukishima
-No es gran cosa.
Pero para Yamaguchi sí lo era. Porque aunque Tsukishima nunca lo decía en voz alta, Yamaguchi podía entender lo que realmente significaba. Significaba que Tsukishima lo consideraba importante. Significaba que, en su propia forma silenciosa, también valoraba su amistad. Y eso hacía que Yamaguchi se sintiera más feliz de lo que podía expresar. ◇◇◇ A medida que las vacaciones avanzaban, pasaron más días juntos. A veces jugaban videojuegos en casa de Tsukishima, otras veces simplemente caminaban por la ciudad sin un destino fijo. Yamaguchi no necesitaba grandes aventuras para disfrutar del tiempo con su amigo. Solo necesitaba estar a su lado. Lo que no sabía en ese momento era que, con cada día que pasaban juntos, algo dentro de él comenzaba a cambiar. Era un sentimiento suave, cálido. Uno que aún no entendía del todo. Pero que, con el tiempo, se volvería imposible de ignorar.
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