Hoy me reúno con mis amigas en el trabajo y ellas tratan de averiguar cómo me fueron las cosas anoche, pero tengo vergüenza de contarle que realmente todo salió mal.
—¿Y qué tal te fue?
—Bien, me fue excelente — miento.
—Te lo dije. Esas técnicas con los maridos siempre funcionan — dice Cesy.
—¿Y por qué no te ves feliz? — la pregunta de Rayza, fue como un balde de agua fría por encima.
—Lo estoy, es solo que no descansé nada anoche.
—Ese es el resultado — todas ríen tras el comentario de Cesy.
En el momento que nos íbamos a despedir, porque ya estábamos a punto de ponchar e irnos, Ditsy entra a la oficina con nosotras, con un gran ramo de flores y todas ríen porque ni siquiera se le puede ver la cabeza. Ella siempre ha sido pequeña de estatura y bien delgada.
—¿De qué se ríen, estúpidas? — pregunta, con evidente molestia—. Esto es para ti, Elise.
—¿Qué cosa? — cuestiono, ajena a lo que dice.
—¿Tienes problemas de visión? Date prisa o se me va a caer.
—Tal parece que tu apasionada noche ha rendido sus frutos — dice Rayza.
Sujeto el ramo de flores en las manos, sin siquiera poder creer que Frank me ha enviado esto. Pensé que aún estaba enojado conmigo por lo de anoche, pero veo que tal vez todavía se puede arreglar lo nuestro.
—¿No vas a abrir la tarjeta?
—No la vi, es que el ramo es demasiado grande — coloco el ramo de flores sobre la mesa y alcanzo la tarjeta.
Me sorprende el mensaje que veo, tal vez porque hace tiempo no recordaba lo romántico que podía llegar a ser. Aunque parece una persona totalmente distinta, a la que ha estado tratándome tan mal por alrededor de dos años. En especial porque ayer me dijo todas esas cosas feas sobre mi apariencia y hoy está admirando mi sonrisa y mis curvas. No puedo negarlo, este detalle me hace feliz y me ha subido un poco la autoestima, que tan baja la he tenido. Supongo que después de todo, nuestro matrimonio tiene forma de arreglarse.
—¿Estás bien, pícara?
—Sí, solo estoy emocionada.
—¿Y por qué te ves a punto de llorar?
—Es de felicidad.
Llego a la casa, pongo las flores en la mesa del centro de la sala y las cambio a un florero de cerámica. Incluso pensó en que hiciera juego con la fornitura de la casa. Preparo la cena, en espera de que mi esposo llegue y poder agradecerle por su lindo detalle. No puedo dejar de sonreír y contemplar lo bellas que se ven. Su reacción al llegar no fue la que esperaba, ya que se ve igual de molesto y ni siquiera quiso darme un beso al llegar.
—¿Cómo te fue en el trabajo? — cuestiono, mientras veo que se detiene frente a la mesa de la sala.
—Bien. ¿Y esas flores?
—¿No las reconoces?
—No deberías estar gastando dinero en cosas innecesarias. Hubieras escogido unas que no fueran reales como decoración, así podrían durar algo — camina a la cocina y lo sigo.
—¿No has sido tú?
—¿Yo qué? ¿De qué hablas?
No importa por dónde lo vea, no lo comprendo. Si no fue él, entonces ¿quién fue? ¿Acaso se equivocaron de destinario? Eso debe de ser. ¡Qué vergüenza! Me siento algo incómoda y desilusionada. La emoción que tuve al recibirlas se ha desvanecido por completo ahora. Será mejor que me deshaga de esas flores. Es una lástima tener que hacerlo porque están muy bonitas.
—No es nada. Ya la comida está preparada, mi amor.
Nos sentamos en la mesa en silencio y, a decir verdad, quería preguntarle muchas cosas, pero no veía que estuviera de humor como para responderme, así que me limité solo a comer y estar callada. Luego de comer y bañarme, mi hermana me llamó por teléfono. Es extraño que me esté llamando a esta hora. La escucho estornudar y toser varias veces seguidas.
—¿Estás bien, Jimena?
—Perdón por llamarte a esta hora, pero realmente necesito tu ayuda.
—¿Mi ayuda? ¿Estás enferma?
—Sí, me siento muy mal y tengo mucha fiebre. ¿Puedes venir a mi apartamento?
—Claro. Salgo para allá inmediatamente — cuelgo la llamada.
Me levanto de la cama y le aviso a Frank que iba a salir al apartamento de mi hermana y, aunque me escuchó, ni siquiera se dignó a contestarme. Me pongo lo primero que encuentro en el armario y salgo. Tan pronto llego, ella me recibe con un papel puesto en la nariz.
—¿Tomaste medicinas?
—Sí, pero estoy muy mal.
—¿Por qué no vas a sala de emergencia?
—Porque tengo antibióticos y ya me los estoy tomando.
Caminamos a su habitación y veo su vestuario de baile sobre la cama. Tal y como lo recordaba y usábamos.
—No pensarás ir a trabajar así, ¿verdad?
—De eso quería hablar, Elise.
—No puedes hacer eso. Sabes que, si estás así de enferma, no puedes bailar. Llama para que canceles.
—De eso quería hablarte. Es un contrato que firmé ya y debo asistir.
—Tu salud es primero. ¿Crees que con fiebre y así de congestionada podrás bailar?
—No creo poder, por eso te llamé a ti.
—¿Por qué a mí?
—Sé que estás retirada de todo esto, pero a ti es en quien confío. Además de que somos parecidas en tamaño, aunque me ganas en sazón y movimientos. ¿Crees que podrías sustituirme?
—¿Estás loca? Podríamos meternos en serios problemas. Además, yo no puedo hacerlo. Sabes muy bien que estoy casada.
—¿Y eso qué? Esto es meramente profesional. No estás engañando a nadie. En primer lugar, tu esposo es un idiota que no quiere verte progresar. Estabas en el mejor momento de tu carrera y lo dejaste todo por ese tipo.
—Ya basta, Jimena.
—Por favor, solo te pido que me ayudes en esto. No sabía qué me iba a enfermar y que no podría asistir. ¿Podrías hacer esto por mí, por favor? Te prometo que tu esposo no se va a enterar.
—Maldita sea, Jimena. Me pones en una situación muy complicada. Maldigo esta mala costumbre de no poder decirte que no. ¿Qué tipo de fiesta es?
—Es una despedida de soltero.
—¿Qué? ¿Cómo pudiste aceptar eso?
—Van a pagar muy bien.
—Debí preguntarte eso antes de aceptar.
—No es para tanto.
—¿Cuándo es?
—A las 12.
—¿Qué? —miro el reloj y veo que son las once—. Ni siquiera tengo tiempo de prepararme. ¿Estás loca? ¿Sabes hace cuánto tiempo no bailo? Ya no estoy delgada como antes, estoy gorda y estoy segura de que estaré a punto de convulsionar con tan solo hacer una apertura de piernas.
—No exageres. Siempre has sido ágil y tenido esa única habilidad de acoplarte rápido a cualquier estilo de baile y música.
—¿Debo tener contacto directo con la persona? Si es así, olvídalo.
—Eso es si tú lo consideras necesario.
—Eso me da algo de alivio. Tendrás que ponerme al tanto de todo o no iré a hacer el ridículo.
—¿Y cuándo mi hermana ha hecho el ridículo?
Recordé lo sucedido con Frank y ahora estoy insegura de si hacerlo o no.
—No hablemos de eso. Hay que darnos prisa. ¿Puedo usar tu baño?
Luego de prepararme, utilizando el vestuario de mi hermana, confirmo que ya no soy la misma de antes. Físicamente he cambiado y engordado mucho. Tengo celulitis en mis muslos, algo que antes no se notaba, pero ahora sí y bastante. No recordaba la emoción que se siente verse en el espejo con este tipo de ropa. Debo estar loca para haber aceptado algo como esto. Si Frank se entera se pondrá como loco, si es que no se divorcia de mí. A él nunca le ha gustado verme vestida de esta manera, donde prácticamente tengo al descubierto mis piernas y el escote hace que mis senos se vean más levantados. Tal vez porque le trae recuerdos de mi antigua yo y por eso se pone así. Debí considerar el haberme puesto aquella lencería. Tan pronto termino de ponerme al tanto de todo lo relacionado al lugar y creo una estrategia mental que puede servirme para llenarme de seguridad y calmar los nervios que me carcomen por dentro, salgo al lugar de la actividad con mi hermana por teléfono para llegar bien y no retrasarme. Esta mujer me avisó tarde y no tuve mucho tiempo para prepararme. Lo único que me tranquiliza un poco es el hecho de que la música que escogió es parecida a la que solía bailar todo el tiempo. Antes de tocar, me pongo el antifaz oscuro y los guantes negros. Aquí nadie me conoce, así que no tengo que preocuparme por nada. Es un secreto que debo mantener oculto, aun sabiendo que no deben existir secretos entre una pareja. Unas chicas me reciben y, al verme, reconocen de inmediato lo que vengo a hacer.
—Ya estoy dentro, Jimena — le aviso a mi hermana por el auricular.
—Mucha suerte y gracias por haber aceptado. Estoy segura de que lo harás bien. Eres increíble en todo lo que haces, es algo que admiro mucho de ti, hermanita.
—Espero sea la última vez que me pongas en una situación así.
Veo a lo lejos al hombre que está rodeado de dos mujeres en disfraz de conejitas y me detengo en medio de todos al reconocer de quién se trata. Retrocedo, casi tropezando con la gente y las mesas.
—Jimena, dime que esto no está pasando.
—¿Qué sucede? ¿Estás bien?
—¿Realmente es mi cuñado Kenneth? — le pregunto, mientras escucho un profundo silencio en la llamada—. Tú lo sabías, ¿verdad? Ustedes dos siempre fueron uña y mugre. Es imposible que no hayas sabido sobre esto de antemano. ¿Por qué no me dijiste? ¿Cómo pudiste pedirme que haga algo así?
—Elise, estoy enferma y no podré asistir. Sabes perfectamente que todo esto es con un propósito profesional. Hay un contrato de por medio y para mí lo más importante es cumplir con lo estipulado.
—Esto no puede estar pasando. No puedo hacerlo. Lo siento, Jimena.
—Perdóname por no habértelo dicho, pero no lo creí necesario.
—¿No lo creíste necesario? Es el hermano de mi esposo. ¿Sabes lo que pasaría si él le cuenta esto a Frank? Mi matrimonio se vendría abajo.
—El contrato lo firmé con su amigo, él no sabe que era yo quien iba a asistir. Bueno, en este caso, tu. Además, es imposible de que te reconozca, ya que tienes el antifaz puesto, ¿no?
—Aun así, si me llega a reconocer, le irá con el cuento a Frank.
—No lo hará. Si hubiera podido asistir yo, créeme que lo hubiera hecho. No contaba con que iba a enfermarme precisamente hoy. Hermanita, nunca te pido nada, pero esta vez te necesito. Por favor, ayúdame. Solo hazlo por mí, ¿sí?
—Dios mío, ¿en qué lío me has metido?
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 30 Episodes
Comments
Ibelitza Oliverovelis
que mujer tan estúpida el marido la trata como lo peor debería darce un buen revolcón con el cuñado quiero fotos jajaja
2024-12-06
0
rubi salgado
el cuñado se BA a casar si la descubre podría chantajearla que pasara
2024-11-30
0
Tere Jimenez
gracias por mandarla a distraerse ojalá y no esté el esposo ahí pero yo creo el cuñado si
2024-11-01
0