Un amigo

Los días han pasado y Alessandra llega a la oficina de Francesco en la empresa de moda y publicidad Barbieri.

La oficina de Francesco es un espacio amplio y moderno, con grandes ventanales que ofrecen una vista panorámica de la ciudad; todo es de color azul, marino y negro, dándole un aire de oscuridad y seriedad.

Alessandra, vestida con elegancia, con un traje de falda tubo por debajo de las rodillas y una chaqueta azul igual que su falda, y debajo una blusa blanca de mangas largas, es hermosa, pero en definitiva no es tan sensual como siempre es.

Entra con una carpeta llena de documentos; su jefe la ha cargado de trabajo y apenas va para dos semanas de trabajo. Francesco, con un aire de arrogancia y siempre impecablemente vestido con un traje negro a medida, está sentado detrás de su escritorio, revisando unos papeles.

Sin levantar la vista, le habla al sentirla entrar: "Alessandra, necesito que prepares el informe de ventas del último trimestre para la reunión de esta tarde". Y asegúrate de que esté perfecto, no quiero errores”. Su tono es demandante y hasta intimidante.

Alessandra le regala una sonrisa tranquila; ella sabe cómo manejar aciertos idiotas. “Claro, señor Francesco. “¿Algo más que necesite?”

Francesco la mira con altivez: "Sí, también quiero que organices la presentación para el nuevo cliente". Y hazlo rápido, no tenemos todo el día”. Cada vez le da más responsabilidades y, aunque no le corresponde, como sabe de eso, no se queja.

Alessandra asiente y sale de la oficina. Se dirige a su escritorio, donde comienza a trabajar con eficiencia. A pesar de la actitud de Francesco, ella mantiene la calma y se concentra en su tarea; sus hijos dependen de ella y no dejará que un arrogante le dañe su meta.

Después de unas horas, regresa a la oficina de Francesco con el informe y la presentación; esto cada vez lo irrita más. Está acostumbrado a gritar y a que le teman, aunque está complacido con ella y su trabajo.

Alessandra le habla como siempre con firmeza.

“Aquí tiene el informe de ventas y la presentación, señor Francesco. He revisado todo dos veces para asegurarme de que no haya errores”.

Francesco toma los documentos sin mirarla y responde: "Veremos si es cierto". Después de unos minutos de revisar, le contesta.

“Bueno, parece que está todo en orden. Pero no te confíes, siempre hay margen para mejorar”.

Alessandra con firmeza, pero respeto le responde:

“Siempre doy lo mejor de mí, señor Francesco. Y si hay algo que no esté a su altura, estaré encantada de corregirlo”.

Francesco la mira, sorprendido por su respuesta. No está acostumbrado a que sus empleados le respondan con tanta seguridad.

Francesco, con un tono más suave esta vez, le dice:

“Muy bien, Alessandra. Sigue así”. Ella sonríe orgullosa de ella misma.

“Gracias, señor Francesco. Si no necesita nada más, seguiré con mis otras tareas”.

Alessandra sale de la oficina, dejando a Francesco pensativo. A pesar de su arrogancia, empieza a darse cuenta de la eficiencia y dedicación de Alessandra. Ella, por su parte, sigue trabajando con la misma determinación, sabiendo que su profesionalismo y respeto son sus mejores armas para enfrentar cualquier desafío, mientras él sigue tratando de descubrir qué le sucede con esta mujer.

Francesco no es un viejo verde, pero siempre ha tenido y sentido interés por mujeres jóvenes, pero últimamente no se saca a esta mujer de su cabeza. La manera en que le habla es firme, pero respetuosa, y eso le impide reprenderla porque, a pesar de que a veces le habla fuerte, lo hace sin faltarle el respeto.

Su teléfono suena y es su abuela Justina; duda en contestar, pero al fin se decide por sí hacerlo.

“Abuela, ¿cómo has estado?”, pregunta resignado.

“Yo, preocupada y con dolor de cabeza, pensando en que tendré que destruir a mi propio nieto por no querer sentar cabeza y darle una estabilidad a mi bisnieto”. Francesco rueda sus ojos con lo que oye y contesta.

“Él jamás ha necesitado de nadie más que yo, pero tranquila, no tendrás que hacerlo; tengo a alguien desde hace algún tiempo, solo quería ver si tendría futuro antes de presentárselo a todos”, dice tratando de sonar convincente.

“Sí, y cómo se llama”, pregunta ella, indagando.

"La conocerás en la cena familiar. Cálmate", dice y ella sigue insistiendo.

“Ni se te ocurra, traerme a alguien de veinte años y sin cerebro; sabes que necesito a la próxima Justina”, dice y Francesco suspira pesado.

“Tienes a las esposas de mis primos”, alega.

“Esas tienen medio maní por cerebro o son tan blandas que sus esposos hacen lo que quieren con ellas. “Necesito a alguien a la altura”, dice y él continúa.

"Lo es, ya lo verás, y nos adoramos. “Aún no se lo digo a tu bisnieto, ha estado un poco distante y no sé por qué”, dice y Justina responde.

“Nunca estás y a lo mejor necesita cariño. Sí, tiene 16, pero sigue siendo un niño”. Francesco cambia la conversación sin ánimos de caer en peleas.

“Bueno, abuela, nos vemos pronto. Te amo”, dice sin saber qué hacer.

“¿Dónde encuentro a una mujer así, dónde?”, se pregunta así mismo. Está al borde de la locura. Justina Barbieri es de armas tomar y, con tal de hacer su santa voluntad, no le importará aplastarlo.

Francesco comienza a buscar a mujeres así haciendo una entrevista supuesta para un trabajo de secretaria, aunque no les dirá para qué es hasta que encuentre a la indicada.

Dante lo ayuda sin conseguir ningún resultado; ninguna les sirve, son muy jóvenes y, por las respuestas que dan, sería un desastre presentárselas a su abuela.

Francesco sigue buscando mientras Alessandra sigue haciendo su trabajo; es una asistente, pero él ya se ha dado cuenta de que sabe sobre publicidad y la hace ayudarlo en campañas. A ella no le molesta; está adquiriendo conocimientos con cada reto que él le coloca.

Por otro lado, en el colegio que es también preparatoria, donde estudian las hijas de Alessandra, se encuentra Alessia jugando en el patio con una joven cuando su hermana se acerca con un grupo de amigas.

La joven lleva una minifalda azul y una camisa corta; sus medias son hasta las rodillas y sus zapatos son de tacón. Ella hace y se viste como quiere ahora que Alessandra no la supervisa.

“Pero miren a quién tenemos aquí, es la nueva pobre. Si comiste algo hoy, fue porque nos quedaron algunas sobras”, dice Roberta con burla y las demás se ríen.

“Vámonos, Lucía, evitemos problemas”, dice la pequeña Alessia tomando la mano de su amiga, pero no la deja.

“Vas a huir, perdedora, eres igual que tu mamá, una fracasada. Papá y yo vivimos la gran vida y tú estás sin nada por su culpa. Ella no te dijo: Son pobres, papá no les dará dinero porque él ahora tiene una nueva familia con Chiara y conmigo, gente joven y bonita”. Alessia aprieta sus labios, no quiere llorar; su madre no le ha dicho nada, pero esto tiene sentido, pues ahora entiende por qué su madre trabaja.

“Pues vete con tu papá entonces y déjame en paz”, Alessia le grita a su hermana y llora sin poder evitarlo; esto hace molestar a Roberta.

“A mí no me gritas, pobretona, haré que te saquen de aquí; ya sé que las corrieron del club, allí no se admite gente corriente”. Roberta le tira un jugo encima, pero no le cae a Alessia; alguien la jala y lo evita.

Un joven alto de dieciséis años, más o menos, con cabello negro y ojos azules se le enfrenta a Roberta.

Ella lo mira embobada; siempre le ha gustado ese chico.

“Óyeme bien, niñita, que sea la última vez que te vea molestando a Alessia o te juro que haré que tú salgas de esta institución. Mi familia es un gigante ante el pequeño guisante de tu padre”. Roberta, avergonzada, se va con lágrimas en los ojos corriendo y la pequeña le agradece al joven.

“Gracias por defenderme”. El joven la mira y asiente.

“Soy Franco, mucho gusto, cualquier inconveniente me buscas, adiós”, se despide dejando a la pequeña agradecida porque por fin alguien puso a Roberta en su lugar.

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Comments

Anglik MO

Anglik MO

Desde el primer episodio me estoy preguntando si será que a Roberta la cambiaron en el hospital, o será que se les cayó de chica y se pegó la cabeza, no sé ya qué pensar. Porque está no tiene ni la más mínima pisca de hermandad hacía su hermanita. Yo soy la hija del medio, y si me peleaba con mi hermano mayor y mi hermana mayor. Pero jamás se me ocurriría tratar de esa forma a ninguno de ellos, rayos ni siquiera a mis primos los trataría como Roberta está tratando a su hermana. Bueno honestamente, nadie se merece un maltrato como el que esa cerebro de maní trata a la gente, ya que si quiero me respeten yo debo respetar, soy creyente del dar para recibir.

2024-11-23

70

Luz Maria Rodriguez

Luz Maria Rodriguez

Qué hija tan malcriada Roberta y no conforme con eso abusa de su hermana menor, no tiene principios ni respeto por los demás, es una maleducada que su padre a consentido por eso es así, qué se puede esperar de ella si ni a su propia madre respeta es una víbora 🐍 ponzoñosa aunque apenas es una jovencita no tiene límites ni cerebro que le funcione bien, pues a qué hijo se le ocurre irse a vivir con una madrastra en lugar de quedarse con su madre es increíble no razona bien porque es una chica inmadura

2025-02-19

2

Mildred Álvarez

Mildred Álvarez

Este es el hijo del jefe de su madre(aún no me he aprendido el nombre)
En cuanto a Roberta es así, porque es igual a su padre de egoísta,vanidosa y prepotente.Pero eso no le va a durar mucho ya que su mamá va a ser más poderosa que Roberto cuando se case con su jefe CEO

2025-02-27

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