20 - Casia, la diosa de la guerra.

Mi cabello estaba siendo peinado con delicadeza, al día siguiente seria por fin el banquete de disfraces del palacio imperial, era uno de los ventos más esperados por los jóvenes, ya que era similar a los famosos bailes de antifaces.

Dichos bailes, donde los amantes podían disfrutar de demostrar su amor sin miedo.

Donde dichos lugares albergaban ese toque de magia en el aire.

Y donde los rumores de personas siendo infieles a sus propias parejas eran el pan del día siguiente.

Por eso, tenía los nervios de punta, si, confiaba plenamente en mi pareja, el duque Maximilian, pero algo me decía que ese baile no iba a terminar bien.

Al menos para mí.

No sabía de lo que la joven Rosé iba a ser capaz de hacer, solo por la idea de ser su salvadora.

Miré el anillo que Aaron me había obsequiado días antes y lo acaricié. Esperaba que este sentimiento solo sea mi forma de sentirme celosa, y no solo un mal presentimiento.

Al día siguiente mi vestuario ya estaba listo y preparado para colocármelo, cuando la notificación de que mi padre no iría a ese baile me tomó por sorpresa. Guillian mi hermano me visitó personalmente en mi habitación para darme la noticia. Al parecer el duque de Barlovento, no se sentía bien de salud para presentarse en dicho banquete.

De inmediato deje lo que estaba haciendo para ir a verlo, en el libro nunca se mencionó que el duque padecería de alguna enfermedad,  y aunque no era un hombre presente, el no dejaba de ser mi padre.

—Pa- Mi saludo fue interrumpido de inmediato por el duque.

—¿Qué haces aquí Madeline? Tienes que prepararte para ir al banquete.—La tez del duque me preocupó, estaba pálido y parecía tener escalofríos ya que su cuerpo temblaba.

—Padre... ¿Te sientes muy mal? El banquete no importa, lo mejor es que no vaya yo-

—No, la familia Barlovento debe de estar presente, Guilian y tu deben de ir. No te preocupes por este hombre viejo, estaré bien y disfruten de su noche son jóvenes. —Aunque el duque no era un hombre viejo, me hizo sonreír la forma en como se refería a si mismo. Su mano acarició mi cabeza tal cual lo hacia cuando era niña, el hecho de recordar la forma en como me trataba me recordó a ese pasado.

—¿Está seguro que estará bien?

—¿De quién crees que estas hablando? Ve a ese banquete y diviértete, no causes muchos problemas mi pequeña guerrera.

Reí por la broma y me despedí de mi padre.

*

Casia es el nombre de la diosa de la guerra y el fuego, su nombre significa protectora y es un personaje bastante famosos en la historia del imperio. Con su cabello de fuego y la lanza con la que inició y terminó guerras es una imagen bastante famosa.

Por eso, mi vestido de color blanco con bordados que simula el peto de color dorado y mi cabello rojo claramente pintado para la ocasión, era sin duda la diosa de la guerra Casia.

Mi pareja de esa noche era el caballero que arriesgó su vida para proteger a la diosa Casia, era una leyenda que pocas personas conocían. El amante perdidamente enamorado de la guerrera.

Aaron lucía un cabello rubio platinado que hacía que sus ojos azules brillaran con más intensidad.

Entramos al banquete de disfraces siendo presentados como nuestros personajes y de inmediato pude reconocer algunas reacciones de las personas que no nos lograron reconocer, a lo lejos una joven vestida de santa me miraba con cierto recelo en su mirada, nuestros ojos se encontraron, me impresionó que esta vez no desviara la mirada asustada como usualmente lo hacía.

Reforcé mi agarre del brazo de Aaron y sonreí hacia su persona, ella frunció el ceño y giró a ver hacia otro lado.

El traje de santa le quedaba bien a la inocente Rosé debería de ser sincera.

Así pues el banquete de disfraces daba comienzo en esta larga noche.

Era ya casi media noche, las copas de vino ya estaban haciendo efecto en algunos invitados, entre ellos el joven Aaron lucia un encantador sonrojo por la bebida alcohólica que estaba consumiendo.

—¿Debería de ir a tomar un poco de aire fresco? —Cuestiona abrazándome desde el costado, pude notar como su personalidad que estaba siendo influenciada por el alcohol era muy cariñosa. Sonreí y me separé con cuidado de él.

—Ve al balcón, te llevaré un poco de agua.

Aaron asintió y antes de salir besó fugazmente mis labios y se fue hacia el lugar, caminando de forma un poco desequilibrada. Mentalmente me hice una nota, de no dejar que el duque beba mucho alcohol, al parecer no tenía mucha tolerancia.

Al tomar el vaso de cristal de la mesa donde estaban todas la bebidas servidas desde lejos reconocí de inmediato a vestimenta blanca de una joven vestida de santa, que se adentraba por la puerta que se dirigía al balcón, el desagrado subió por mi pecho cuando caí en cuenta que era el mismo lugar donde estaba Aaron.

Sin esperar más mis pasos se apresuraron para llegar al lugar, los latidos de mi pecho retumbando en mi oídos.

Me detuve un segundo para analizar las cosas antes de entrar, escuchaba murmullos a través de la puerta pero no lograba entender que decían.

Hasta que la voz de Aaron me sorprendió.

—Por última vez le pido que se aleje de mí señorita, no me haré responsable si reacciono de forma indebida. —La vos del duque Maximilian estaba siendo firme y fuerte, sin pensarlo mucho mi mano se poso en el picaporte de la puerta, estaba apunto de abrirla cuando la vos de Rosé me paralizó.

—Vamos su alteza Maximilian, nadie lo va a culpar si la deja. 

No quise escuchar más y abrí la puerta de golpe, la sola imagen que estaba frente a mí hizo que mi mano que sostenía el vaso de cristal cayera al suelo, Aaron Maximilian estaba siendo acorralado por la señorita Rosé, sus manos estaban tratando de alejarla pero ella insistía en acercarse. El ruido del cristal hizo que la señorita volteara son sorpresa hacia mí. 

Y el hilo de mi cordura se terminó por romper en ese momento.

Con rapidez corrí hacia la joven y la tome con una fuerza que no sabía que tenía del cabello.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —Grito en su cara, su expresión asustada me da más coraje y con determinación entro de nuevo al salón a pesar de las quejas que gritaba Rosé. Podía sentir su agarre tratando de zafarse de mis manos, sus largas uñas atascándose en mi muñeca, pero la furia era más que el dolor.

A lo lejos, pude ver al príncipe heredero Dereck, el me miraba desde lejos con una expresión de sorpresa.

Claro, no era normal ver a una dama llevando a rastras a otra del cabello.

Cuando por fin llegué frente a Dereck tiré con todas las fuerzas que me quedaban a Rosé al suelo, justo frente a los pies del príncipe.

El salón estaba sorprendido por ver mi forma tan violenta de actuar.

—Su alteza... —Digo, tratando de clamar mi furia sin logarlo. —Le voy a pedir que cuide a su prometida, no voy a soportar que se atreva a acercarse a mi hombre.

Hice hincapié en la palabra "Mi", mis ojos no dejaban de ver directamente al príncipe Dereck mientras las voces a nuestro alrededor comenzaban a escocer mis oídos.

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Comments

Yoba OG

Yoba OG

mira nomás la mustia ya está mostrando su verdadera cara de ofrecida

2025-03-21

2

Mitsuki G

Mitsuki G

Autora no nos puedes dejar así de intrigados espero que pronto subas otro capítulo a ver cómo sale de esa situación esa zorra que lo más seguro se hara la víctima con ese tonto principe pero que la gente chismee sobre la golfa que es y que va detrás de los prometidos de Madeline y en verdad espero que el padre de Madeline no le pase nada grave que se pueda curar y no le estén matando por no apoyar a esos dos

2025-02-10

8

Marisela Celiz

Marisela Celiz

nooo en la parte más entretenida!!! 😭😭😁😁 un par de cachetadas a esa perra que se cree que todos están a sus pies...

2025-02-10

2

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