Podría llamar a la policía, pero algo me decía que no podría esperar tanto tiempo. Gael se estaba desangrando. Sin saber bien qué más hacer, lo levanté con cuidado, mi mente luchando con la lógica y la emoción.
No pesaba tanto como esperaba, pero su cuerpo estaba frío, y el contacto con su piel me hizo estremecer. Podía sentir su respiración errática contra mi hombro. Cada paso que daba era más lento que el anterior, y aunque sabía que lo correcto era llevarlo a un hospital, había algo en sus palabras... en su presencia... que me hacía dudar. Quizás no podía confiar en nadie, ni siquiera en las instituciones.
Finalmente, llegamos a mi casa, una pequeña pero acogedora vivienda a unas pocas cuadras de donde lo encontré. Gael seguía inconsciente, pero lo acosté en el sofá con el mayor cuidado posible, buscando vendajes y algo con lo que tratar sus heridas. Mientras trabajaba, mi mente no dejaba de intentar atar cabos.
Liora
¿Quién era realmente Gael?
Liora
¿Por qué me parecía tan familiar, como si ya lo hubiera visto antes, pero en circunstancias mucho más normales?
Liora
Mis manos temblaban mientras le limpiaba la sangre, tratando de no pensar demasiado en lo que estaba haciendo.
¿Era esto lo correcto?
¿Debería haberlo dejado?
Una vez que terminé de curarle lo peor de sus heridas, me senté frente a él, observando cómo su pecho subía y bajaba lentamente. Parecía estar estable, pero algo en el aire no me dejaba relajarme del todo.
De repente, Gael murmuró algo en sueños, sus palabras apenas inteligibles.
Gael
Ellos... vienen...
Sentí que un frío recorría mi espalda. ¿Quiénes eran "ellos"? ¿Y por qué me seguía sintiendo como si algo mucho más grande estuviera ocurriendo?
El silencio volvió a llenar la habitación, pero esta vez no me sentí en paz. Sabía que, aunque ahora todo estaba calmado, algo oscuro acechaba. Las preguntas seguían girando en mi mente, y tenía la sensación de que muy pronto, obtendría respuestas. Pero no estaba segura de si me gustarían.
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