El cinturón

Abdul se prepara para ir a dormir, le da un tierno beso de buenas noches a sus dos pequeños hijos, pero a su esposa la despierta con uno cálido.

- Pensé que dormías. - Abdul se sorprende.

- No mi amor, te estaba esperando. - la esposa se acomoda para verlo mejor.

- Ya no habibi, ya no hay que esperar más ¿Estás lista?

Ella se retuerce sobre la cama seduciendo a su esposo y este se activó de inmediato. Esa noche la pasó en derroche con su esposa.

Al día siguiente, mientras ella prepara el desayuno, Abdul abre el cajón de su velador y lo que encontró es un smartwatch dorado.  Se lo pone y la pantalla se prende. Salen los siete círculos con los colores blanco, negro, verde, rojo, azul, crema y anaranjado.

- Buenos días guerrero.

- Buenos días, ya vi la pulsera, es bastante moderna.

- Sí, es moderna, ¿has visto los siete colores?

- Cada color es cada guerrero y está el espacio de la guerrera perdida, supongo. - es lo que el guerrero entiende.

- Solo tienes que seleccionar el color del guerrero con quién quieres hablar, y si hay más de dos, debes presionar tu color para pedir la palabra.

- Entiendo, es como para ordenar la conversación y todos entendernos.

- Que tengas un buen día, guerrero.

Abdul necesita hablar con el guerrero rojo, pues él tiene el cinturón y espera no ser inoportuno, pues tiene en cuenta la diferencia horaria. A lo mejor el guerrero rojo le avisa por si algún avance.

El negocio de Abdul se repone, está yendo muy bien, tiene buenas ventas. Dos hombres preocupados se le acercan.

- ¿Sigues interesado en las piedras que te mostramos? – fueron  directo al grano sin saludar, el más viejo.

- Buenos días. Estoy interesado, pero debo seguir trabajando para tener el dinero – sigue  actuando porque recuerda lo que la voz le dijo - ¿Qué le parece si por la tarde conversamos?

- Por eso hemos venido, nos han robado. Ninguna joya se salvó. – dijo el joven.

- Denuncie a la policía. Que atrapen al ladrón.

- El detalle es que las cámaras de vigilancia no registran nada, solo se ve una mancha blanca que mueve.

- ¿Una mancha blanca? – el comerciante intenta controlar los nervios.

- Sí, la mancha parece como una nube. No tiene forma definida. – confirma el viejo

- ¿Están seguros de lo que dicen? – Abdul  no está del todo convencido, le suena ilógico.

- Te lo juro. – se desespera el joven – la policía dice que esto es raro y el chaman dice que alguien ha lanzado una maldición y por eso se llevó las joyas.

- Yo que quería una de ellas para hacer un collar a mi esposa por su cumpleaños. – lo dijo con falso pesar para que no se levanten sospechas.

- Lamento no poder negociar la piedra que usted quería. – se disculpa el viejo.

- Ni modo, regalaré otra cosa a mi esposa. Gracias por el aviso.

-  ¡Que pena con usted! No podemos cerrar el trato. Que tenga un buen día.

- Gracias.

Los hombres se fueron y Abdul que por fin respira y la voz lo consuela.

-Guerrero blanco, tu poder jamás te va a delatar, estás protegido, sigue adelante.

El día sigue su curso y al terminar su jornada, Abdul recibe una señal de su pulsera, era el guerrero rojo quien se estaba comunicando y accede a la conversación.

- Buenas noches, guerrero rojo.

- Buenas noches, guerrero blanco ¿Tienes un minuto para conversar?

- Sí, dime ¿Qué necesitas?

- Estoy intentando entender los símbolos del cinturón, ya he decodificado una parte. Quería saber si tú como comerciante lograste conseguir algunas piedras.

- He conseguido muchas, pero probablemente solo una sea la apropiada.

- ¿De verdad? – se asombró el guerrero rojo.

- Sí, es más, tenía pensado llamarte y coordinar una fecha para mostrarte las piedras preciosas que conseguí.

- Si gustas puedes venir ahora, tenemos que avanzar con el armado del cinturón.

- Buscaré una mochila para reunir las piedras y estar allí.

- Genial. Te espero en mi casa.

- Listo.

Abdul, busca una mochila de cuero y reúne todas las piedras preciosas, se asegura que todas estén bien puestas. Mientras tanto, el guerrero rojo, arregla su cuarto y coloca el cinturón sobre su mesa, a un lado del cinturón coloca su cuadernillo de apuntes.

En ese momento es que alguien toca la puerta, y es el guerrero blanco con la mochila en mano.

- Guerrero blanco, pasa por favor. – lo invita a pasar.

- Gracias. – acepta  la invitación.

- Por aquí, el cinturón está sobre la mesa. – lo guía hacia la mesa.

- Bien, ¿Qué es lo que has decodificado?

- El cinturón tiene símbolos alquimistas, símbolos zodiacales y planetarios. Esos son los símbolos principales, por qué son mayoría.

- ¿Zodiacales y planetarios? – se pone pensativo – me suena a que esconde un misterio.

- Cada signo zodiacal tiene elementos que lo caracterizan, y entre ellos algunas piedras se repiten.

- Se podría decir que ciertas características de los signos zodiacales comparten con otras y están influenciadas en las piedras.

- Si, algo así. Y muchas de las piedras parecen ser raras.

- Bueno, ¿Que tipos de piedras son las más comunes.

- Son el ámbar, amatista, jade, granate, cuarzo topacio, rubí. Pero de éstas solo el ámbar es el que más comparte.

- Bien, sacaré las piedras de mi mochila y daremos con la búsqueda de las piedras preciosas que influyen en los signos zodiacales, por algo se empieza.

- ¡Adelante! – lo invita – muestra las piedras.

Los guerreros se  pasan horas buscando y encajando, ellos parecen estar armando un rompecabezas de mil quinientas piezas sin foto de referencia, es complicado. Pero se empeñan en armar, el guerrero rojo no tiene trabajo el día de mañana, por lo que puede trasnochar.

De todas las joyas solo lograron encajar y asegurar en los engastes unas quince piedras. Es un gran avance, pese a que solo se han llenado quince engastes, es algo que satisface a los guerreros. Ya van entendiendo como funciona el orden de las piedras, y el guerrero rojo va descubriendo un patrón de secuencia.

El guerrero blanco tuvo que retirarse y con él se llevó las piedras que terminaron sobrando. El guerrero rojo tomó unos lápices de colores y empezó a rellenar el dibujo según su entendimiento. Al finalizar encontró una combinación muy delicada de reflejos donde las piedras y la luz harían la degradación del color.

Por lo tanto, encuentra el sentido del sistema anti horario, pero quiso hacer un experimento usando los colores en sentido horario el resultado no es claro, se ven como simples patrones de colores. La conclusión del profesor Junk Tae es que si se aplica el sentido anti horario se puede presenciar el arte de usar color y como si de esa manera fluyera mejor la energía.

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