Capítulo 11.

Cuando Dafne regresó a la mansión, Rogelio salió a recibirla y decirle que Alejandro estaba muy mal, estaba en su habitación y no quería salir.

- De Seguro está haciendo un drama Rogelio no te preocupes -

- Señora, él se veía muy mal cuando llegó, tiene mucho alcohol ahí dentro, el sufre de problemas estomacales -

- No es un Niño Rogelio el sabe lo que hace - Rogelio le hacía ojitos tiernos a Dafne y ella al final accedió, ella subió hasta la habitación de Alejandro, tocó la puerta pero solo había silencio así que entró, el olor a alcohol lastimaba su nariz, ese hombre estaba tirado en el suelo prácticamente.

- Alejandro por Dios mira lo que has hecho - Había botellas por todo el piso, era un milagro que ese hombre respirara y no estuviera muriendo, con ayuda de Rogelio lo cargaron y lo llevaron a otra habitación. Rogelio ordenó a los sirvientes que limpiaran la habitación y rápidamente abrieron ventanas y comenzaron a tirar las botellas. Rogelio salió de la habitación dejando solo a esa pareja de casados.

Dafne le quitaba su camisa ya que apestaba y planeaba ponerle una playera.

- Ya veo porque las mujeres mueren por ti - el grande pectoral y el abdomen bien marcado hacían ver sexy a Alejandro. Su cuerpo no era como el de otros hombres musculosos, ese era muy bonito.  Mientras ella ayudaba a cambiarlo él se movía, abrió sus ojos y se lanzó sobre ella abrazándola fuertemente.

- ¿Eres Dafne? - Él colocó su nariz en su cuello y comenzó a olerla.

- Sin duda eres ella, solo ella usa esa fragancia… Dafne- Él se aferraba más a ella y ella se sentía irritada.

- Suéltame Alejandro - Ella lo empujó y cayó de nuevo en la cama, con su mano sobaba su cabeza ya que tenía demasiado dolor.

- Dafne.. ¿Por qué estás aquí? -

- Ya no eres un niño Alejandro, compórtate no bebas como principiante - Ella estaba molesta y no sabía porque, estaba apunto de irse y él tomó su mano.

- Dafne.. yo creo que me gustas - ella soltó su agarre.

- Alejandro yo no te gusto, solo es un capricho tuyo porque no puedes tenerme, pregúntate bien que sientes por mi. No te enamores de mi Alejandro, porque jamás te amare y no corresponderé tu amor, sigue con tus amantes como siempre y déjame en paz - ella salió de la habitación dejándolo solo a ese hombre. Dafne sabía que eso no era real, él solo iba a jugar con ella hasta tenerla en su cama, era un completo cazador que la veía como su linda presa pero ella no estaba dispuesta en caer en las garras de ese León. A la mañana siguiente ella despertó tarde, Dafne mantenía conversación con sus padres debes en cuando al igual con su hermano, respondía los mensajes de su cuñada y también los de su amiga. Cuando ella bajó al comedor vio que no estaba Alejandro y se dio cuenta que salió, más tarde ella fue a la compañía pero no logró verlo, ni le importaba más bien, ese día era viernes y habían quedado en comer en el restaurante pero no sabía si realmente iba a comer. Alejandro recordó claramente las palabras de esa mujer esa noche, llenas de odio y sinceras. Pero ninguno de los dos sabía si realmente debía ir a esa cena, con el paso de las horas ninguno de los dos se encontraron, Alejandro llegó a la mansión en la tarde y sacó sus cosas, era increíble, era su casa y podía correr a Dafne pero prefirió irse a su departamento, ya había pasado un tiempo desde que se casaron, pero no había amor solo un matrimonio por conveniencia y eso generaba mucha incomodidad. Él se mudó a su departamento de lujo donde vivía antes, llevo todas su cosas pero había tardado bastante tiempo, y era la hora de la cena que habían acordado ellos dos, Alejandro sabía que ella no se presentaría así que decidió no tomarle importancia, su teléfono sonaba pero él no respondía, hasta qué por fin se desocupó y revisó que tenía muchas llamadas de su asistente, y regresó la llamada,

- ¿Bueno? -

- Señor, la Señorita Williams si se presentó a la cena -

- ¿Qué dices? -

- Llegue aquí por si ella venía y logre verla, estaba en la mesa que usted reservó, pregunté al mesero cuánto tiempo llevaba ahí y dijo que más de una hora - Alejandro no podía creerlo, realmente esa mujer se había presentado, él condució rápido hasta el restaurante, pero vio como ella se iba en su auto. Él podía perseguirla pero al dudar tanto tiempo regresó a su departamento.

Dafne había decidido ir a esa cena porque había acordado con él y ella jamás rompía una promesa, decidió esperarlo pero él jamás llegó y ella se decepcionó y ahí el abismo de esa relación comenzó. Dafne llamó a la señora Clark diciéndole que no irían a la luna de miel ya que tenían asuntos que manejar en la empresa, siendo Dafne quien se lo pidió ella entendió y accedió ese término. Cuando ella regresó a la mansión Rogelio le dijo que Alejandro se había ido y se llevó sus cosas, ella había entendido que ya todo estaba roto y era lo que ella realmente quería, no ver el rostro de ese hombre.

Pasaron los días, semana y de pronto pasó un mes, no se hablaban al menos que fuera necesario en la empresa, Dafne seguía vistiéndose muy elegante y se veía cada día más hermosa, en las reuniones Alejandro tenía una expresión seria pero no podía evitar verla, pero él había tomado una decisión sobre algo muy importante. Desde el día que Alejandro se fue de esa mansión solo volvía muy pocas veces y era cuando Dafne no estaba.  El nunca se presentaba a las cenas los viernes pero ella sí lo hacía, comía sola pero era más orgullo que promesa lo que Dafne hacía. Alejandro no sabía que ella seguía yendo todos los viernes a ese lugar.

Dafne salía con Laura de vez en cuando para despejar su mente, Alejandro no perdía la oportunidad y llevaba mujeres a su departamento, salía con todas sus amantes y las llenaba de regalos, quizás lo que sentía por Dafne era algo pasajero y esas mujeres lo ayudarían a olvidar.

Pero Alejandro no había cambiado, seguía siendo el mismo arrogante y grosero con Dafne, y ella no se dejaba, ambos se encontraban en la oficina trabajando, había una atmósfera muy intensa.

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