capítulo 04

# Confusiones del Corazón

Después de aclarar las cosas con Fabián, intenté seguir adelante, pero no fue fácil. Aún tenía sentimientos profundos por él y decidí que salir a ver si podíamos arreglar nuestra relación era lo mejor. Mis primas estaban en contra de esta idea, recordando el daño que me había hecho en el pasado. Sin embargo, en mi corazón, había una chispa de esperanza de que tal vez podríamos retomar lo que teníamos.

Mientras tanto, seguía en contacto con Andrew. Nuestros intercambios eran llenos de dulces palabras; me llamaba "bonita" y "preciosa". Yo, siendo algo fría y reservada, le respondía que prefería que me llamara por mi nombre, ya que no me gustaban los apodos. Sin embargo, en el fondo, sus palabras me hacían sonreír. Era un contraste con la situación complicada que vivía con Fabián.

La segunda salida con Andrew se dio de manera inesperada. Un día, mientras hablábamos, me preguntó qué estaba haciendo. Le dije que estaba en prácticas y él, con una naturalidad que me sorprendió, ofreció recogerme. Pensé que su auto estaba en reparación, así que le respondí que estaba bien. Justo antes de salir, mencioné a Valeria, mi mejor amiga de la universidad, que iba a salir con él y ella quería conocerlo. Sin embargo, ella decidió regresar a casa antes de que él llegara, así que me quedé esperando sola.

Cuando llegué a la esquina para esperar, vi a Andrew sentado en su hermoso Mercedes negro. Me sorprendió su seriedad; parecía tan diferente de la persona con la que había estado hablando. Justo antes de salir, un amigo me había regalado una flor roja, y ahora me encontraba en una situación incómoda al tener que explicársela. Andrew me preguntó sobre la rosa, y, improvisando, le dije que era un regalo de bienvenida en mis prácticas. No estaba segura de si me creería, pero lo dejé pasar.

Al subir a su auto, me sorprendió saber que sabía manejar tan bien. Me llevó a un lugar precioso junto al mar para ver el atardecer. La vista era impresionante y, al llegar, el sol comenzaba a ocultarse, pintando el cielo con tonos naranjas y violetas. Me sentí libre, respirando aire puro y dejando atrás los problemas que había tenido con Fabián. La tensión se disipó mientras miraba el mar y la arena, un alivio para mi mente.

De repente, una ola vino hacia nosotros y Andrew, instintivamente, me agarró de la cintura para evitar que me mojara. Le agradecí, aunque en el fondo, hubiera preferido mojarme; sentía que una pequeña ola de agua fría podría haber aliviado el estrés que llevaba dentro. La conexión entre nosotros creció en ese instante. Andrew me miró y me dijo que me levantara. Sin pensarlo, me alzó en sus brazos. Fue un gesto inesperado y hermoso que me sorprendió. Nos quedamos mirando fijamente, sin decir una palabra, mientras el atardecer iluminaba nuestro momento.

Sin embargo, tras esa experiencia mágica, regresamos a su auto y comenzamos a hablar. A pesar de que intentaba concentrarme en la conversación, mi mente no podía evitar divagar hacia Fabián. Pensaba en lo que habíamos tenido y en si podríamos retomar nuestra relación. Mis primas me habían advertido sobre Andrew, sugiriendo que era un buen chico, alguien que merecía una oportunidad, pero en mi interior había una lucha constante. Parte de mí quería abrirme a algo nuevo, pero otra parte seguía anclada en el pasado.

A medida que Andrew hablaba, me daba cuenta de que él realmente estaba interesado en mí. Su sinceridad y su forma de ser me hacían sentir cómoda, pero la confusión persistía. A veces, mientras él hablaba, yo asentía y respondía, pero mi mente estaba en otro lugar, lidiando con mis emociones contradictorias.

Finalmente, llegamos a mi casa. Me despedí de él, sintiéndome un poco perdida. Mientras entraba, volví a mi rutina habitual: hacer tareas, estudiar para la universidad y ordenar mi cuarto. Pero la confusión en mi corazón seguía. La lucha entre lo que sentía por Fabián y lo que podía empezar a construir con Andrew me mantuvo en un estado de reflexión.

Con cada interacción, la línea entre el pasado y el presente se volvía más borrosa. Andrew parecía ser una oportunidad para un nuevo comienzo, pero la sombra de Fabián seguía presente, recordándome que las decisiones que tomara tendrían un impacto significativo en mi vida. En medio de todo esto, me di cuenta de que, al final, debía darme tiempo para entender lo que realmente quería.