El matrimonio de Teresita y Samuel vinieron a visitarla dos veces antes de que naciera el bebé.
El doctor, pariente del matrimonio vino a verla para revisar como se encontraba. Todo marchaba bien. Odette estaba muy bien, como si no estuviera embarazada, nadie diría que ya tenía ocho meses.
El profesor había decidido irse con ellas. Y las mujeres estaban felices. Tenía sesenta años y llevaba más de veinte cenando en el Monett, conoció a Oriana cuando aún no era la dueña y solo era una trabajadora más, Doña Inés había sido toda la vida una prostituta, ahorró y compró ese terreno a un minero del pueblo. Lo regentaba desde que lo había comprado. La llegada de Oriana una huérfana de quince años al prostíbulo le dió un aire diferente, ella cocinaba y lo hacía muy bien y ahora aparte de ofrecer chicas y alcohol también el menú de comidas fue incorporado. Dando a su local muchas más ganancias. Todos se deleitaban con los platos que se preparaban ahí.
Doña Inés sufrió una grave caída, tenía más de ochenta años, no volvió a caminar, pero así como un día le fue abriendo las puertas a cada mujer que venía a pedir trabajo sin pedir nada. Fue una buena vejez la que tuvo. Las chicas bajo las órdenes de Oriana la cuidaban como una reina. Tenía casi noventa cuando falleció. Se quedó dormida y no despertó nunca más se lo merecía, había sido una buena persona. Nunca obligó a nadie a trabajar, y las puertas estaban abiertas para las que se iban y las que se arrepentían y querían volver.
El luto se apoderó del prostíbulo y nadie sabía que hacer. El Monett abrió una semana después, pero sin saber que iba a pasar. Tres días después apareció un hombre con un maletín. No era un cliente, demasiado elegante.
Se presentó como un abogado que la señora Inés había contactado hacía muchos años. Había hecho un testamento donde le dejaba todo a Oriana. Sorprendida sintió que no era justo y propuso que las que se quedaran podrían dividir las ganancias y hacer todo más equitativo. Y en el futuro cambiar de rubro. A todas les agradó la idea.
Así las conoció el profesor un grupo de mujeres organizadas y que tenían sueños. Las hacía más respetable ante sus ojos.
El profesor había hecho de su casa el Monett, no tenía a nadie mas. Sus alumnos habían emigrado a las ciudades y él no tenía más familia que ese grupo de mujeres.
En su juventud se había enamorado y casado con el amor de su vida. Después de un segundo aborto ella logró un embarazo por fin, fueron tan felices. A los siete meses el bebé pidió nacer, pero no lo logró. Él y ella murieron, dejándolo en muchos momentos con la soga en su cuello. El alcohol fue su medicina por mucho tiempo. Hasta que comprendió que nada se podía hacer. Siguió educando y dando todo de sí.
No habían buenos restaurantes de comida casera en el pueblo y le pasaron el dato que en el Monett lugar que él nunca había visitado, se hacían unas cazuelas de maravillas. Nadie más lo pudo sacar de ahí. Y lo que nació como una necesidad de comer se transformó en una gran amistad con ellas.
Don Sergio había sido partícipe de muchos hechos, el dolor de algunas, el romance de otras. La partida y llegada de mujeres, algunas muy jóvenes y otras un poco mayores. Había sido árbitro, confesor, profesor, consejero y chofer.
Él también había instuido de inmediato lo que había pasado con el ingeniero.
Él por su parte también había hablado con el profesional, pero estaba como un enajenado.
--Ella no es para ti. Es una niña aún. Solo un pedófilo asqueroso podría tener esos deseos por ella. Déjala, terminarás mal.
-- Yo te voy a denunciar
--Un viejo que come con las putas del pueblo no es alguien para que me denuncie viejo estúpido.
Él fue la coartada para ellas ante la policía.
Todas lo querían y que él hubiera decidido partir con ellas era una gran felicidad. Las hacía sentir más seguras a donde iban. Eran mujeres que se habían acostumbrado a ser humilladas y irrespetadas por todos.
Don Sergio conocía a cada una de ellas. Sus historias de como habían llegado ahí y las razones. Le enseñó a leer a Miriam y a Jazmín que eran totalmente analfabetas. También le ayudaba con las cuentas a Oriana.
Odette había sido una pequeña joya para él.
Él conoció a su mamá y realmente era hermosa, sospechaba quien podía ser su padre, pero si él no se interesó, no valía la pena decirlo. Él se lo perdía.
Estaba feliz de haber sido el intermediario para elegir la pareja de Padres. Cuando Odette le confió que lo iba a dar en adopción.
Teresita y Samuel eran los adecuados. Buenas personas ambos. Ellos eran los indicados . Merecían ese niño.
Después que naciera el bebé se irían de inmediato. Odette estaba segura, ella ya lo había decidido.
El Monett estaba cerrado, las puertas del prostíbulo se habían clausurado para siempre. El cambio de sus vidas, había comenzado.
El doctor les había avisado que estaban a días del nacimiento.
La costumbre hacía que se levantarán tarde. Odette sintió un pequeño calambre y un chorro de agua cayó por sus piernas. Sabía que ya quería venir al mundo. Pero no le dolía nada, no tenía contracciones. No entendía nada. No era como le habían explicado
Fue en silencio al dormitorio de Míriam, ella había sido madre y sabía cómo era un nacimiento.
De un momento a otro el Monett se revolucionó
Corrían de un lado al otro porque no sabían que más hacer. Ella no tenía dolor. Llamaron al doctor para que viniera.
Pero el bebé decidió nacer antes y sin darle problemas a su madre.
Cuando él llegó ya había nacido. Era un sano niño. Pesó tres kilos y medio.
Oriana se lo entregó, el pequeño estaba tranquilo.
Todas estaban expectantes para ver la reacción y a lo mejor el arrepentimiento de ella.
--Pequeñito, no quiero que me odies, creo que decidí lo mejor para ti. Se que no estarías bien conmigo. Tus tías no merecen repetir la historia.
--Fue suficiente conmigo.
--Elegí para ti la mejor mamita. Tú la elegiste bonito.
--Tu mamita no podrá cantarte, pero te dará todas las caricias que yo no podré darte. Verás que serás feliz.
--Me Imaginare tus risas mientras crezcas. Sé que no estoy equivocada.
--Ella te tejió con tanto amor unos trajecitos preciosos. Y tu padre te construyó un camión de madera. Todo eso mientras estabas aún en mi vientre.
--Hay tanto amor para ti en ese hogar.
Las lágrimas de todas caían por los rostros ajados de cada una.
--Profesor, por favor vaya a buscar a sus padres. --Ellos deben conocerlo de inmediato.
El bebé permaneció calladito. Esperando.
Cuando ellos llegaron, era tan grande la emoción que Teresita pasó directo donde ella. Se arrodilló al lado de su cama y le dió las gracias. Besó las manos de Odette y su esposo le explicó. Lo que ella le decía.
--Tu hijo será mi hijo, le hablaré de ti y le diré que fuiste una gran mujer que me diste a mi y mi marido el mejor regalo del mundo.
--Gracias, pequeña, hasta que cierre mis ojos te agradeceré éste milagro.
--De convertir mi sueño en realidad, ser Madre.
--Tu hijo será el niño más amado.
--No es mío. Le dijo Odette
--Cuando los conocí supe de inmediato que era de ustedes y se que no me equivoqué.
--Tía Oriana dale al niño por favor.
Ella lo sacó de la cunita que había sido de Odette y se lo entrego al matrimonio.
El rostro del bebé quedó mojado con las lágrimas de ambos padres.
--Se llamará Jesús. Dijo Samuel
--Teresita siempre me dijo que sería un niño.
--Gracias, pequeña, haremos de Jesús un niño feliz.
Oriana comprendió que era el momento. El rostro de ella estaba rojo y sus ojos pestañeaban mucho.
--Llévenselo por favor.
Cada una de ellas se fue despidiendo del pequeño. Todas sabían que era lo mejor. Y las que tenían dudas después de ver la reacción de ambos padres sabían que la decisión de Odette había sido la correcta.
Ellos eran los padres de ese bebé.
Después de besar a su pequeño se lo entregó a su madre. Cuando salieron por la puerta. Odette se tapó la boca y lloró fuerte. Sintiendo por primera vez el desgarro de perder al bebé.
Cada una de ellas la consoló como una niña, en realidad lo que era. Aún no cumplía trece años.
Permaneció en cama dos días. Samuel vino al tercer día. Todas se sorprendieron.
--Perdón, mi vida esposa me envió.
--Están arrepentidos? Preguntó Mabel
--El bebé está enfermo? Preguntó Azucena
--Noo!
--Mi esposa me manda a preguntar si es que la pequeña está arrepentida.
--Aunque sufriríamos por entregarlo, ella es su verdadera mamá.
--Nosotros estamos felices, Jesús es el mejor bebé, es una bendición para nosotros. Pero Teresita está preocupada.
--No sé preocupe, ella está bien.
--Está tranquila, sabe que el bebé está mejor con ustedes.
Oriana lo despidió, y le explicó que ella estaba segura que no se había equivocado.
Cuando le contó a Odette de la visita de Samuel,
Oriana le preguntó si quería ir a verlo? O si estaba arrepentida?
--Para que? El está bien. Ellos son sus padres, se que no me equivoqué.
--Cuando fuí conocerlos en su casa, te acuerdas? Por primera vez lo sentí moverse, era un bebé silencioso, oculto, como que no quisiera molestarme. Pobrecito, nunca le dije nada, pero lloré tanto y creo que él resintió mi dolor.
--En el momento que ella me abrazó, me pateó fuerte, en ese instante supe que él la había elegido a esa mujer como su madre.
--Estoy tranquila, se que Jesús será un niño amado.
Los preparativos continuaron.
Don Sergio se fue en el primer camión con Mabel y Azucena. Llevaban a Lula la vaca de Odette. Había que preparar todo allá.
Mientras que acá faltaba entregar al nuevo dueño la propiedad. Ya se había pagado todo.
Pero la vida no siempre se comporta como uno quiere.
Unos cazadores habían estado atrapando conejos con sus perros perdigueros, cerca del río.
Los perros sintieron el olor y empezaron a escarbar bajo un árbol añoso.
Los hombres sospecharon que había algo raro enterrado.
Era un cadáver. Se llamó a la policía.
Un equipo desenterró el cadáver. Se lo llevaron a la morgue para averiguar quien era
Oriana y las demás supieron de inmediato que lo habían descubierto.
El Monett se encontraba en una loma, y el lugar donde lo habían enterrado se divisaba desde allí.
Había que contarle a Odette
Se sentaron y le contaron como había pasado todo.
--No estamos arrepentidas, él no te hubiera dejado tranquila. Era un hombre malo.
--Yo asumiré la culpa, ustedes se marcharán y comenzarán una nueva vida allá.
--Cuando cumpla mi condena, me reuniré con ustedes.
Fue caminando y se botó a los pies de Oriana.
--Lo lamento tía Oriana, todo por mi culpa.
--No es justo.
--Quien lo hizo?
--Fuimos todas, las ocho.
--Yo me entregaré y ustedes seguirán con los planes.
--Estas loca? Cómo piensas que nosotras seguiríamos con nuestras vidas mientras tú estás detenida?
--En algún momento llegarán aquí. Todos saben que yo fuí una víctima de ese hombre. Alguien de la mina hablará.
--Vendrán por mí.
--Escúchame Odette ni muerta lo permitiré. Eres lo más cercano a una hija para mí. No te pari, pero he tratado de ser una buena tía para ti.
--Tú y todas lo han sido para mí no podría elegir otra vida, no duden que elegiría volver a estar aquí con ustedes. Les dijo llorando.
--No tengo palabras para agradecer todo su cariño, amor y preocupación.
--Déjenme devolver algo de todo lo que recibí.
--Y si?
--Me echo la culpa de todo. Hago una carta, y me voy de aquí.
--Adonde te irías niña?
--Lejos de aquí dónde nadie supiera de mi. Y lejos de todas, no volvería a tener contacto con ustedes.
--Por favor, por favor, yo quiero hacerlo. Necesito hacerlo
--Tias, yo sé que puedo.
--Nunca has salido de aquí y quieres escapar.
--No, Odette eres una niña aún.
--Olvidalo, mañana iré a entregarme.
La noche llegó lentamente.
--Ya es tarde, acostemonos. Mañana será un día diferente.
--Dejen darles un abracito a cada una, como me gustaría que estuvieran aquí tía Mabel y Azucena y mi viejo profesor.
Las abracé con fuerza a cada una. Las olí y memorice en mi cabeza el aroma de cada una.
Ya había tomado una decisión.
Me estaba despidiendo de ellas. Aunque ellas no lo sabían. Había tanto que agradecer.
Ellas habían sido las mejores madres. No tuve una , tuve ocho madres, como extrañaría sus abrazos y canciones. Los regalos que recibía para mí cumpleaños, collares, pulseras, pinturas.
Nuestros desayunos, almuerzos felices, dónde discutíamos quien bailaba mejor o quien cantaba más bonito.
Ellas habían hecho mi vida placentera y feliz.
Compraron una vaca para mi! Eso es amor. Yo lo viví en éstas mujeres despreciadas por la sociedad.
Me fuí después de las seis, aún no amanecía, a esa hora estaban profundamente dormidas. Dejé dos cartas.
Una para ellas en dónde agradecía cada una de sus caricias, les agradecería por siempre haber sido mis madres. Y les pedía perdón, había sacado dinero de la caja chica. Esa carta debían quemarla después de leerla.
La otra era mi confesión
"Yo lo hice, yo lo asesiné él me violó y golpeó,
No me dejaba en paz, y me volvió a atacar en el río, está vez iba preparada, siempre llevaba una cortaplumas conmigo, ese día él trató de repetir la violación y al defenderme, yo lo apuñalé en el cuello.
No me arrepiento y lo volvería a hacer de nuevo, lo arrastré y lo enterré. Nadie me vió ni nadie lo supo. Mis tías no tenían la menor idea, ellas son inocentes. La única culpable soy yo.
Y no encuentro justo que me encarcelen por hacer justicia con ese asqueroso.
Pido perdón a mi famila"
Sabía del dolor que les estaba causando a ellas al irme así.
Pero también sabía que no era justo que ellas pagaran por mi.
Me habían dado amor un hogar, educación y protección. Era mi sacrificio por ellas, por mis mamitas. Nunca terminaría de pagar todo.
Estaba tranquila, sabía donde se iban y no se iban solas, Don Sergio partía con ellas, él sería un gran aliado y un buen compañero en ésta nueva vida. Y si alguna vez lograba limpiar mi nombre, volvería. Ellas eran mi familia.
Lo más importante es que nadie nunca supo que yo había quedado embarazada de ese cretino. Nunca nadie me vió. Por vergüenza me negué a bajar y que nadie me viera. Ese secreto era de nosotras. El Doctor era primo de Samuel y nunca diría nada.
Jesús estaba a salvo con sus padres.
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Comments
H. Parra
son historias muy profundas de dolor, valentía y que mueven el corazón
2025-04-11
1
Gaby🌹
Que fuerte y que valiente 🥺
2025-01-20
3
Nene Arteaga
A veces las decisiones provocan una herida en el alma para siempre y la despedida de su hijito realmente me emocionó que valentía aún siendo una niña creo que jamás se cuestionara el haber dado en adopción a su bebé, gracias autora por evidenciar tan crudas realidades
2024-06-30
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