El último bus me dejó fuera de casa, pasaba dos veces al día, a las siete de la mañana y en la tarde a las siete, ya eran casi las ocho. Estaba cansada, había sido un día muy duro. Hoy me tocó limpiar todos los vidrios de la casa y eran doce habitaciones. Mis brazos no daban más.
La paga no se condecía con el trabajo. Ya había tenido problemas con la patrona. Era muy exigente y tacaña, era cierto, todo cuidamos el dinero, pero usar delantales tan viejos, que ni siquiera se podían parchar era como mucho, no usaba esponjas, la ropa vieja servía para eso. En esa casa nada se desperdiciaba. La ducha después del trabajo en los días de calor era de dos minutos, si uno se demoraba más lo descontaba del sueldo.
Todos los días me llevaba mi almuerzo, aunque el trabajo era con comidas, el primer día de trabajo sacó una caja del refrigerador y me dijo toma, aquí tienes tu almuerzo, lo abrí y eran trozos de carne mezclada con papas y ensaladas. Un revoltijo.
¿Le pregunté que era eso?
--Son las sobras del domingo, aquí nada se pierde.
--Gracias, señora. Pero no
--Acostumbrate aquí nada se bota.
--Yo no tengo problemas en comer comida añeja, siempre con mi hija lo hemos hecho, pa porero no los residuos de todos los platos. Esto es una mezcolanza.
--Mejor que lo aprovechen ustedes.
Me miró con cara de disgusto.
Ese día empezamos mal. No le gustó mi actitud. Llevaba casi tres meses trabajando ahí. Pero no contaba que hoy sería mi último día.
Habían situaciones que yo no toleraba y hoy fue una de ellas.
Se le había extraviado un reloj, una herencia de su abuela.
En la casa trabajábamos cuatro personas, nos llamó a todos. Estaba ella y su hijo menor. Con cara de enojo.
--El reloj de mi Oma fue robado. Lo quiero devuelta.
--Yo no entro a la casa señora, usted me prohibió la entrada hace varios años. Dijo el chófer
--Pero señora llevo diez años trabajando aquí y usted sabe que soy una persona honrada. Le comento la cocinera.
--Señora, yo sería incapaz de tomar nada. Yo no soy la nueva aquí. Respondió la ayudante de cocina, mirándome.
Me quedé callada, no tenía nada que decir. El que nada hace nada teme.
--Ana? Tú no dices nada.
--No tengo nada que decir.
--Como que nada que decir?
--Ustedes son todos sospechosos. Mi reloj tiene que aparecer. Vale millones y algunos de ustedes muertos de hambre seguro lo sacó.
Ya la situación me molestó.
--Señora hoy es lunes, nadie de nosotros se queda los fines de semana.
--Que insinúas ordinaria? Me respondió el hijo.
--Usted no me eleve la voz ni tampoco me ofenda.
La situación se salió de control, unos gritaban otros lloraban y yo no emitía comentario.
El marido entró a la cocina al escuchar el alegato de su esposa e hijo.
--Que pasa aquí? Preguntó molesto
--Uno de ellos cuatro robó mi reloj. Le contestó la esposa.
El Dueño de casa nos miró a todos.
--Fue alguno de ustedes?
--Señor, al parecer por ser la más nueva soy la sospechosa número uno.
--Creo que esto no tiene solución, yo no acepto que me traten de ladrona.
--Exijo que se llame a la policía, ellos son los únicos encargados de dilucidar la verdad.
--No papá esto no puede involucrar a nadie. Mejor despídelos a todos. Que se vayan sin ninguna paga.
--Ah noo señores yo no me muevo de aquí, a mí nadie me echa por ladrona. Si yo salgo por esa puerta será con mi sueldo trabajado.
Me dirigí a una silla y me senté.
--Llaman ustedes a la policía o yo salgo a buscarlos!
La señora al ver mi actitud. Empezó a colocarse colorada de rabia.
--Párate de mi silla estúpida. Yo no te he dado la autorización para que lo hagas.
Me levanté, y me quedé en un rincón.
--Señora, solo le obedezco porque yo sigo trabajando aquí. Pero le advierto que yo de aquí no me voy hasta que aparezca el reloj de su abuela y como usted dice que lo buscó y no lo encontró. Le exijo que llame a la policía.
--Ellos son expertos, si como usted dice que somos todos unos muertos de hambre, alguno de nosotros lo empeñó o vendió. Un reloj fino así no pasa desapercibido.
--No le faltes el respeto a mi madre idiota. Y nadie ha pedido tu opinión.
--Lárgate de mi casa ahora!!!
--La empleada tiene razón.
--Llamaremos a la policía. Dijo el marido.
--No papá!!!
--Como vamos a involucrar a la policía en un pequeño robo. Le dijo el hijo
--Tu padre tiene razón. Hazlo cariño
--Ellos les sacarán la verdad a ésta gente
--Mamá no!
--El reloj vale millones, no es un pequeño robo hijo, y ellos deben tenerlo aún.
El hombre fue a un mueble dónde estaba el teléfono.
El hijo fue corriendo y se colocó delante de su padre.
--No papá, toda la ciudad se enterará y esta gente no podrá conseguir trabajo en otro lado.
--Joven, denante nos decía que éramos ladrones y atrevidos.
--Y ahora le importa nuestro futuro? Jajaja no me haga reír.
--No será que a usted se le perdió el dichoso reloj de su abuela?
--Cállate !!!
--Como te atreves a insinuar tamaña estupidez tonta.
--Mi hijo? involucrado en la perdida de mi reloj? No me hagas enojar, mejor te callas.
--Te crees superior sirvienta? Ya verás cuando la policía te haga hablar.
El hijo comenzó a ponerse blanco, y su quijada no paraba de temblar.
--Señora atienda a su hijo, parece que va a caer. Le dije
--Cristobal! que sucede?
--Fuiste tú? Le preguntó el papá molesto
--No papá como se te ocurre, fue alguno de ellos.
--No los escuches, ellos inventan cosas para salvarse Carlos.
--Cristóbal, hijo habla ahora, llamaré a la policía y no moveré un dedo por ti.
--Nunca me has querido papá, prefieres a esta gentuza que a tu propio hijo.
Después de un largo silencio donde todos callamos, habló.
--Esta bien lo acepto, fuí yo.
--Necesitaba el dinero, tenía unas deudas de juego , lo empeñé pero pienso recuperarlo. Fue solo un préstamo.
--Y como piensas recuperarlo?
--Robando uno de mis relojes?
--No trabajas, no estudias Cristóbal, no sabes que significa levantarte temprano y salir a ganarte el pan.
--Eres un ser tan desagradable que no te importa nada, dejar sin trabajo a estas personas.
--Eres una vergüenza, yo acepto mi culpa, pero si hay aquí una responsable de tu actitud es tu madre.
--Cristóbal recoge tus cosas.
--Queee? preguntó la madre
--Te vas de mi casa. No albergaré un ladrón y mentiroso.
--Carlos, no. Que estás diciendo hombre, es tu hijo no es un perro.
--Si él se va yo me voy con él. Dijo segura de si misma la madre.
--La puerta está abierta esposa. No te detengo, puedes irte con tu hijo ladrón.
--En mi casa no hay cabida para gente de esa calaña. Tu decides!
--Hablemos en privado, no quiero que ésta gente se entere de nuestros problemas personales Carlos.
--No me hagas reír mujer. Los llamastes ladrones, sinvergüenzas y después de acusarlos por el ladrón de tu hijo no quieres que se enteren de que? De que tenemos un hijo apostador y ratero?.
--Pídeles disculpas tú! Y Tú también! Les dijo a su mujer e hijo.
--Jamas! Dijeron ambos.
Veía la desesperación y frustración en los ojos de ella. No dijo nada cuando el primogénito se retiró a su dormitorio a buscar sus cosas. Era un mentiroso y ladrón, pero era su hijo. No quería aceptarlo.
Ella quedó impávida mirando con sus ojos flameando de rabia. Sobre todo a mí. En ese momento decidí que no podía seguir trabajando en esa casa. Ella jamás me perdonaría el haber descubierto a su hijo.
--Señor, como comprenderá después de toda ésta situación, no puedo seguir trabajando aquí, pido que se me pague lo que se me debe.
--Si así usted lo decide, no hay problema, le agregaré un bono por todo este bochornoso episodio y espero que por favor no difunda este vergonzoso asunto.
--Así será señor.
Tomé el cheque y una vez más salí de mi trabajo con mi frente en alto.
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Comments
H. Parra
excelente, así se hace!!! esa es la actitud
2025-04-11
1
Gaby🌹
👏👏👏👏 excelente desición
2025-01-20
1
mi vida y razón ser
así se hace con la frente en alto no fui yo pues llamé a la policía y punto
2024-09-10
4