Fuimos cargadas hasta una carreta, en la cual habían vario ciervos muertos, al parecer habían tenido suerte en la cacería. A mí me tomó en brazos el chico de ojos color miel, tenía algo en sus mirada que me hacía sentir segura. Sentir el contacto piel con piel con un humano me hacia sentir una mezcla de mil emociones encontradas.
El chico de ojos color miel de presentó, llevaba por nombre Arón. Era un poco más alto que yo de estatura, de constitución fuerte, su cabello le llegaba hasta los hombros, muy guapo en realidad, no tenía nada que envidiar a un elfo. Me colocó con sumo cuidado en el borde de la carretera, dejando sitio para Karla. Karla, en cambio, tuvo que ser cargada por tres hombres, ya que su peso era un poco elevado.
Una vez juntas echaron a andar, volviendo a pedir perdón por lo ocurrido. El chico de ojos miel no me quitaba la vista de encima, juro que yo tampoco podía dejar de verlo. Era una cosa enigmática, se me iba la vista hacia él. El camino de regreso a su aldea demoró un día en total. Tuvimos que pasar la noche en el bosque con ellos.
Eran cinco, todos jóvenes. Por lo que nos contaron sobre ellos vivían un una pequeña comunidad a las afueras de la ciudad Esmeralda. Nosotros fingimos haber sido secuestradas, alegando que habíamos logrado escapar y nos perdimos en el inmenso bosque. Planteamos que habíamos sido traídas en un barco desde nuestro hogar.
Nos ofreciera alojamiento en su aldea enseguida, no hicieron más preguntas al respecto sobre nosotras. En realidad necesitaban mujeres para la ayuda en los quehaceres del hogar, ya que no abundaban mucho en su aldea. Arón se ofreció a darnos alojamiento también hasta que pudiéramos irnos por nuestra cuenta. Los demás hicieron lo mismo, nos ofreciste su ayuda, pero yo automática acepté la opción de Arón.
Me respondió con una sonrisa que me dio una calidez infinita en el alma. Cenamos ciervo, mientras los otros desangraban a los animales para que su carne no se corrompiera en el trayecto a casa. La temperatura era fresca, más bien gélida, así que durarían un poco más en descomponerse.
Ya muestras heridas casi no dolían. Karla estaba alerta, su pose la delataba, como un leopardo esperando a su presa.Yo en cambios me sentía tranquila. El amanecer llegó rápidamente y la marcha se retomó. Luego de varias horas al fin llegamos. Era una pequeña comunidad al lado de un hermoso lago. La vista era preciosa, con muchas flores silvestres a si alrededor. Había un promedio de unas diez casas, todas de madera.
Todos salieron a recibir a los chicos. Muchos se besaban, al parecer eran sus esposas. Al ver está acción me sentí un poco triste y observé a Arón en busca de divisar a su pareja, cosa que jamás ocurrió. A él lo recibió una anciana, incluso usaba bastón.
Repartieron la carne entre ellos y fueron a casa a descansar con sus esposas. Nosotras marchamos con Arón a su casa. Nos presentó ante la señora como unas amigas, ella no se opuso a nuestra presencia, ni a compartir su hogar con nosotras. Karla aún seguía tensa, yo de momento no sentía que corríamos peligro allí.
La vivienda de Arón era rústica, estaba en un estado un poco desgastado. Había un establo con algunas vacas al lado de la casa, también habían cerdos, gallinas y ovejas. La vida allí no era como en nuestro hogar. Se notaba que las personas pasaban un poco de trabajo para satisfacer sus necesidades, no como nosotros.
Al entrar en la vivienda nos ofrecieron un plato de sopa recién hecho, aún estaba caliente. La señora era la abuela de Arón, ya que sus padres habían fallecido en la última cruzada, saquearon el pueblo y perdieron la vida intentando salvarlo. Por suerte ellos dos lograron escapar, desde entonces estan juntos.
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Comments
Maria Elena Maciel Campusano
Parecen buenas personas, ojalá y no lleguen a saquear su pueblo y ellas corran peligro ahí 🤔
2024-08-03
1
Anonymus
Espero Aron no salga una mala persona.
2024-06-23
2