Noche para recordar

POV Jacob

Salimos del baño y nos sumergimos de nuevo en el bullicio del evento. A mi alrededor, la gente conversaba animadamente, las luces brillaban y la música llenaba el aire, pero todo lo que sentía era la necesidad de mantenerme apartado de Edric. Aún podía sentir el calor de sus manos en mi piel, el recuerdo de nuestros cuerpos en el estrecho cubículo del baño.

Intentando actuar con normalidad, me uní a un grupo de compañeros de trabajo, fingiendo interés en sus conversaciones. Mi mente, sin embargo, seguía atrapada en lo que acababa de suceder. A cada rato, lanzaba miradas furtivas hacia Edric, asegurándome de que él también se comportara como si nada fuera de lo común.

Edric, por su parte, parecía perfectamente relajado. Lo observé charlando con otros asistentes, su sonrisa encantadora y su actitud desenfadada, como si nuestra reciente intimidad no hubiera ocurrido, pero yo sabía que él no lo había olvidado. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban, veía un destello de travesura en sus ojos, una promesa de que esto no había terminado.

El evento se prolongaba, y a medida que la noche avanzaba, empecé a sentirme cada vez más agotado. Mantuve mi distancia tratando de evitar cualquier interacción directa con Edric, aunque mis pensamientos seguían regresando a él. Sentí una mezcla de ansiedad y emoción, preguntándome qué sería lo próximo.

Finalmente, cuando el evento comenzaba a llegar a su fin y la multitud empezaba a dispersarse, sentí una presencia a mi lado. Me giré y vi a Edric, su sonrisa encantadora y segura como siempre.

-Jacob.- Dijo con una voz suave pero firme, acercándose lo suficiente para que solo yo pudiera escucharle. -¿Te gustaría que te llevara a casa en mi auto?-

Mi corazón dio un vuelco. Parte de mí quería decir que no, evitar más complicaciones, pero por otra parte, una parte más atrevida, no podía resistirse a la idea de pasar más tiempo con él. Dudé un momento, sintiendo la tensión de su mirada sobre mí, antes d asentir.

-Está bien, Edric.- Respondí, tratando de mantener mi voz tranquila y neutral.

El viaje a mi casa fue un trayecto silencioso pero cargado de tensión. Mientras Edric conducía, no podía evitar mirar por la ventana, tratando de ordenar mis pensamientos. Cuando finalmente llegamos, me giré hacia él, mi corazón latiendo con fuerza en el pecho.

-¿Te gustaría pasar a comer algo liviano?- Pregunté, intentando sonar casual. -No comimos nada en el evento.-

Edric me miró con esa sonrisa encantadora y un brillo en los ojos.

-Me encantaría.- Respondió.

Salimos del auto y caminamos hacia la puerta de mi apartamento. Mientras buscaba las llaves en mi bolsillo, sentía la presencia de Edric muy cerca de mí, y la anticipación crecía dentro de mí.

Abrí la puerta y lo invité a pasar. El apartamento estaba en silencio, una calma que contrastaba con el bullicio del evento. Nos dirigimos a la cocina, y encendí las luces, iluminando el espacio con una luz suave y acogedora.

-Siéntate, estaré en un momento.- Le dije, señalando la mesa.

Edric se sentó, observándome con una expresión curiosa mientras me movía por la cocina, buscando algo rápido y sencillo de preparar. Encontré algunos ingredientes para una ensalada ligera y comencé a trabajar en ella, tratando de mantener mis manos ocupadas para calmar mis nervios.

Mientras cortaba los vegetales, sentía su mirada en mí, un recordatorio constante de nuestra conexión reciente y de lo que podría suceder. La tensión en el aire era palpable, pero también había una extraña sensación de normalidad, como si estuviéramos acostumbrados a esta danza entre nosotros.

De repente, sin previo aviso, sentí a Edric acercarse aún más. En un movimiento suave pero decidido, me atrapó entre sus brazos, empujándome ligeramente contra la encimera. Mi respiración se aceleró cuando me di cuenta de lo cerca que estábamos.

-Edric, ¿qué estás haciendo?.- Susurré, mi voz apenas audible.

Edric se encogió de hombros, su sonrisa traviesa nunca desapareciendo.

-Nada, puedes seguir cocinando si quieres.-

Mientras volvía a concentrarme en los vegetales, sentí las manos de Edric deslizándose lentamente por mi cintura, bajando por mis caderas y finalmente metiéndose bajo el borde de mi pantalón. La sorpresa y la electricidad de su toque me hicieron inhalar bruscamente, mi cuerpo tensándose al instante.

-Edric.- Susurré, sin poder evitar que mi voz temblara un poco. -De verdad… ¿qué estás haciendo?-

Él no respondió de inmediato. En cambio, sus manos continuaron explorando, sus dedos rozando mi piel de una manera que era imposible ignorar. Sentí su cuerpo presionándose contra el mío, su cercanía intensificando cada sensación.

-¿De verdad solo me invitaste a cenar algo ligero?- Susurró Edric en mi oído, su voz baja y cargada de insinuación.

Traté de mantener la compostura, de aferrarme a la tarea que tenía entre manos, pero mis dedos temblaban y el cuchillo que sostenía parecía cada vez más difícil de manejar. La cercanía de Edric y la intensidad de su mirada eran abrumadoras, nublando mi juicio y haciéndome cuestionar mis propias intenciones.

-Jacob.- Insistió, sus manos apretando ligeramente mis caderas, moviéndose con una audacia que me hacia estremecer. -No me has respondido.-

Tragué saliva, mi mente un torbellino de emociones y deseos contradictorios. No podía negar lo que sentía, la atracción innegable y el deseo que crecía dentro de mí con cada segundo que pasaba.

-Edric, yo…- Empecé a decir, pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.

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