Capítulo 5

Despertador toca, son las 6:00 de la mañana, así que me levanto, voy a hacer mi higiene matinal, tomo una ducha, me pongo uno de mis trajes impecables, bajo y Marta ya está preparando el desayuno en la mesa. Marta es responsable de la organización del piso donde vivo, ha estado conmigo desde que llegué aquí hace 7 años.

Athos: - Buen día, Martinha.

Marta: - Buen día, mi querido, ¿dormiste bien?

Athos: - Sí, Martinha, ¿y tú?

Martinha: - Yo dormí bien. ¿Vas a almorzar?

Athos: - No, Martinha, voy a almorzar allá mismo.

Marta: - Está bien, niño Athos.

Athos: - Ya me voy, Martinha, hasta más tarde.

Salgo, tomo el ascensor y bajo al estacionamiento, cojo mi auto y sigo hacia la empresa. Ahora por la mañana tengo algunos documentos importantes para firmar y solamente por la tarde tengo reunión sobre un nuevo proyecto.

Pronto llego a la empresa, entro, paso directo por la recepción sin hablar con nadie y subo directamente al piso donde está mi oficina. De inmediato veo a mi secretaria Judite, una señora de 40 años muy eficiente, saludando con un gesto de la cabeza y entro en mi oficina. Unos minutos después, ella llama a la puerta con mi café de todos los días y me pasa mi agenda del día... poco después ella se retira, dejándome solo, así que me concentro en los documentos que tengo para firmar.

Unas horas después, la puerta se abre y ya sé quién es...

Athos: - ¿Cuándo vas a aprender a tocar esta maldita puerta antes de entrar? ¿Qué te cuesta, eh, amigo?

Dilan: - ¡Ay, qué mal humor! Eso es falta de una buena diversión, amigo... estás muy estresado últimamente... ¿Dónde está Vivian? ¿No está dando abasto ya? jaja.

Athos: - Vete a la mierda, Dilan, ¿qué quieres?

Dilan: - jajaja... eh, voy a buscar a Melissa al aeropuerto, llega dentro de poco. ¿Quieres venir conmigo? Después almorzamos y regresamos a la empresa juntos.

Athos: - ¿Melissa, tu hermana que fue a estudiar? ¿Dónde fue, exactamente?

Dilan: - Sí, fue a Nueva York a estudiar administración y gestión de empresas... seguro que va a ocupar el lugar de papá cuando se retire.

Athos: - Hmm... vamos entonces, que más tarde tenemos una reunión.

Ya había visto a Melissa, pero ella era aún una niña, una, dos o tres veces cuando fui a la casa de Dilan. Después, él se mudó a un apartamento y solo volví a la casa de su padre cuando empecé a salir con Vivian, pero ella ya se había ido a Nueva York a estudiar.

Fuimos en el coche de Dilan, y así que llegamos, fuimos al salón de desembarque. Pronto veo a Dilan caminando apresuradamente hacia una morena hermosa con ojos azules claros como aguas cristalinas. Dios mío, un ángel en la tierra. Me acerco y la veo llorando y hablando con Dilan sobre cuánto lo extrañaba. Esa voz es tan dulce como su apodo: MEL.

A su lado hay una rubia muy bonita también, y creo que atrajo la atención de Dilan, jaja. Finalmente, me presentan a ese ángel de tentación: rostro y voz de ángel, cuerpo una tentación. Tomo su mano, un toque suave pero firme, y me recorre un escalofrío de pies a cabeza... ¿qué fue eso...?

Pronto veo a un chico, el hermano de Aurora, lleno de tonterías con Melissa. No me gustó nada eso, me dio rabia ese tipo... menos mal que salimos de ahí pronto.

En el coche, por la conversación que tenía con Dilan, me doy cuenta de que es una niña mujer fuerte y decidida.

Finalmente llegamos a casa del padre de Dilan y noto que se puso triste, emotiva. Veo que los empleados tienen un gran cariño por ella y ella por ellos; al ver a Vivian, me siento mal al darme cuenta de que Mel estaba presenciando toda esa escena y por algún motivo no quería que supiera que tenía una relación con Vivian. También percibí que hay algo que no va entre Mel, Vivian y Ruth, y por eso Mel debe querer vivir en un apartamento. El amor y el cariño que el señor Augusto tiene por Mel y ella por él era visible, bonito de ver. El ambiente se tornó tenso durante el almuerzo y no me gustó la forma en que Vivian cuestionó sobre la vida de Mel en Nueva York, y me sorprendió mucho lo que el Sr. Augusto dijo sobre la vida de Mel: una niña mujer admirable...

Después del almuerzo, Dilan y yo volvimos a la empresa... Dilan vino en silencio, pensativo... pensé que era mejor dejarlo tranquilo. Después hablaré con él... llegamos a la empresa casi justo a la hora de la reunión...