Capítulo 4: La ira de Jarek

En la mansión...

Victoria estaba segura de que Jarek era culpable de los moretones que encontró en el cuerpo de Jacob al momento de bañarlo. Se acostumbraba a ser una mujer impulsiva y lo que acababa de ver no le permitía pensar muy bien en lo que hacía o decía.

Dispuesta a enfrentar a su captor, baja hasta su despacho, allí entra sin tocar la puerta y muy enojada.

—¿Quién es esta mujer, Jarek?— pregunta una rubia que acompañaba al hombre de ojos oscuros.

—Necesito hablar con usted—dice Victoria,con notable molestia.

—Retírate, Cinthya, en un momento seguimos hablando de lo que nos compete —le dice Jarek a la rubia.

—Es en serio, Jarek, no puede ser posible que esta gorda sea más importante que yo - responde Cynthia muy molesta.

—Salga, señorita, soy la esposa del señor —dice Victoria sin pensar con enojo.

—¿A qué se debe tu cambio de gustos?, Jarek, te espero en la habitación de siempre?—responde la rubia saliendo del despacho notablemente molesta.

—Corrijo mis palabras anteriores, es usted un ser despreciable, ¿cómo puede hacerle eso a su propio hijo?—le dice Victoria muy enojada.

—No sé de qué habla, doctora, no colme mi paciencia, ya suficiente tuve con la escenita que acaba de hacer— responde Jarek muy enojado.

—¿Cómo es posible que maltrate a su hijo enfermo?, ¿En qué cabeza cabe? ¿Qué clase de ser humano es usted? Ni siquiera un animal salvaje le hace eso a su hijo, lo cuida y lo protege —grita Victoria, muy molesta.

—¿De qué mierda está hablando?, doctora, nunca he maltratado a Jacob y nunca lo haré—le responde Jarek lleno de ira.

—No lo niegue, yo misma vi el cuerpo del niño, lleno de moretones en brazos y piernas, es de los actos más inhumanos que he visto y sé que no son productos de su enfermedad— contesta Victoria.

En ese momento los ojos de Jarek se llenan de una ira que causó en Victoria un escalofrío que nunca había sentido. La toma fuertemente del brazo y la lleva hasta la habitación del niño, donde estaba Paulina mostrándole uno de los libros que había comprado días antes.

—Enséñeme los golpes que, según usted, le hice a Jacob— le dice Jarek muy enojado.

Paulina, al escuchar los gritos de su hermano, se separa de inmediato del niño. Sabía que en ese estado él era peligroso, tenía miedo principalmente porque los moretones también los tenía ella bien ocultos.

Victoria quito al niño su camiseta, y el pantalón corto que le había puesto. La ira de Jarek aumentó al ver los golpes de su hijo; para él también eran muy conocidos esos moretones. Paulina empieza a llorar. Jacob mira a las personas que están a su alrededor; sus ojos muestran que tiene miedo de acusar al culpable.

Victoria viste al niño rápidamente. Al ver la ira de Jarek comprende que él no es el culpable, se acerca a paulina para intentar calmarla, toca su hombro y la joven se queja. Al escuchar esto, Jarek desviste a su hermana con rapidez.

Las heridas en la piel de Paulina eran aún mayores. Victoria la revisa con la precaución de no lastimarla, en ese instante ingresa a la habitación la abuela de Jarek quien al ver a su nieta golpeada, se acerca de inmediato a ayudarla.

Jarek miraba con odio e impotencia aquellas marcas en la piel de su hermana. Por su mente pasaban los dolorosos golpes vistos en su pequeño hijo; ya tenía las razones suficientes para alejar a su madre por completo de sus vidas.

—Jarek yo… — dice Victoria acercándose a él.

—Encárgate de Jacob, abuela, y usted, doctora. Si puede revisar a Paulina, se lo agradecería, tengo algunos problemas que resolver - responde abandonando la habitación.

La abuela decidió quedarse con el niño en el cuarto, ella sabía también que la única culpable de lastimar a su nieta y a su bisnieto era Dalila.

Victoria llevó a Paulina a su habitación, allí ya había una buena cantidad de elementos: botiquin, medicamentos y aparatos médicos que Jarek había mandado a traer para atender a su hijo.

Paulina lloraba silenciosamente, mientras Victoria revisaba cada golpe. Eran recientes, no fue difícil de comprobar.

Después de vendar sus heridas, Victoria se acerca y la abraza.

—No te preocupes, pequeña, nunca nadie en la vida te va a volver a golpear de esa manera, te lo juro - le dice con lágrimas en los ojos.

Paulina abrazó con más fuerza a Victoria. Después de muchos años sintió que a alguien le importó lo que sucedía con ella, y sabía que su hermano iba a saber cómo actuar en esta situación.

En otro lado de la casa…

Jarek empieza a buscar desesperadamente a su madre por toda la mansión, cerca a la piscina escuchó unas risas, eran Dalila y Cinthya que estaban compartiendo unos deliciosos cocteles.

—¡Amor, al fin te desocupas, esa esposa tuya te quita mucho tiempo! —dice Cinthya al verlo llegar.

—¿De cuál esposa hablas, querida?—pregunta Dalila sorprendida.

—Vístete y vete —le dice Jarek a Cinthya apartándose de ella.

—¡Amor, pero…!— responde Cinthya.

—¡Que te largues, te digo! - responde Jarek muy molesto.

Cinthya obedece las órdenes de Jarek y abandona la alberca. Él se acerca a su madre, saca su arma y le apunta directamente a la cabeza.

—Eres tan poca cosa, que la muerte es poco castigo para ti—le dice Jarek con un profundo odio.

—Hijo, ¿qué sucede? ¿Por qué me hablas así?—pregunta Dalila muy nerviosa.

En ese momento las empleadas sacan las cosas de Dalila empacadas en maletas.

—Hace muchos años debí haber hecho esto, lárgate de inmediato, no quiero volver a verte cerca de ningún miembro de esta familia —dice Jarek entrando a la casa, dejando a sus hombres encargados para que Dalila no pudiese entrar jamás.

Dalila no salía del asombro, intentaba averiguar qué estaba sucediendo, pero ninguno de los empleados le dio respuesta. Así, en traje de baño y dejando atrás por lo que por tantos años peleo, abandonó la mansión familiar.

— Ven inmediatamente, Demetrio, Jarek se ha vuelto completamente loco —dice Dalila, furiosa usando su teléfono.

No te voy a perdonar nunca esta humillación. Si pude acabar con tu abuelo y con tu padre, no dudes que contigo será mucho más fácil, pensó Dalila.

Miró, por última vez, la mansión en la que había vivido por tantos años, la misma que sentía solo suya.

En muy poco tiempo, Jarek, vas a conocer quién es tu madre. Todo esto va a ser mío y tú, junto a tu amada familia, se retorceran en los profundos infiernos, pensó subiéndose al auto de Demetrio.

Espero que les esté gustando la novela tanto como a mí…

Quería escribir unos capítulos más el día de hoy, pero en la ciudad donde vivo ocurrió una triste tragedia.

***Si tienen niños en casa, abrácenlos, bésenlos, no saben lo difícil que es ver a padres destrozados por la pérdida de sus pequeños hijos. ***

El futuro es incierto, vivamos el ahora.

Que Dios los bendiga.

Pronto estaré actualizando.

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