Capítulo 3: La debilidad de Jarek

Mansión Ortega...

Narrador…

Una lágrima salió del rostro de Victoria. Al ver al pequeño niño tan frágil, y tan débil diciéndole mamá, le llenó el corazón de una tristeza tan profunda que la llevó a aceptar las palabras que él estaba diciendo.

—Señora Alma, ¿quién es este hermoso niño?—pregunta Victoria, muy conmovida.

—Él es mi bisnieto Jacob, tiene cuatro años, su madre lo abandonó siendo un bebé, tiene una enfermedad muy extraña, varios médicos lo han atendido, pero no nos dan respuesta de lo que tiene, por él estas tú en esta casa linda —le responde la abuela con amabilidad.

—¿Y por qué su nieto no me lo dijo antes?, ¿Qué necesidad había en mentirme, en hacerme pasar por un secuestro?—pregunta Victoria, muy alterada.

—Mi hijo no tiene por qué darte explicaciones, si te trajo a esta casa, de esta manera sus razones tendrá, dice Dalila ingresando a la habitación.

—Salgan de aquí, voy a atender a mi nieto - dice Dalila con altaneria.

—Querida Dalila, no te equivoques, tú sabes que quien manda en esta casa soy yo - le responde Alma muy molesta.

—La equivocada eres, tu querida, sobre mi nieto decido solo yo, dice sentandose bruscamente al lado de la cama del niño, salgan de aquí - grita demandante.

—Dalila, Dalila, no has entendido que por encima de mi abuela no hay nadie —responde Jarek entrando a la habitación.

—Hijo yo… —responde Dalila, avergonzada.

— Sal de la habitación de Jacob, después hablamos tú y yo, doctora, venga conmigo, quiero mostrarle la historia clínica del niño - dice Jarek observando a su hijo fijamente.

Dalila sale de la habitación de su nieto muy molesta, Victoria solo mira a Jarek mientras observa el niño.

—Eso será, después del desayuno, Jarek, vamos al comedor, dejemos que el niño descanse otro rato - dice la abuela, sacando a Victoria y a Jarek de sus pensamientos.

El desayuno fue un poco incómodo, y en la mesa se escuchaba la alegre plática de la abuela. Dalila no podía ocultar su enojo por lo ocurrido en la habitación del niño.

Jarek miraba su plato fijamente, estaba perdido en sus pensamientos. A su lado estaba sentada una joven muy bonita, de cabello claro y ojos oscuros, igual o más perdida en sus pensamientos que su hermano.

—Victoria, linda, ella es mi nieta Paulina—, dice la abuela con una sonrisa.

—Es un gusto conocerte, Paulina, ¿cuántos años tienes?—pregunta Victoria con amabilidad.

—Eres muy bonita, Victoria, yo tengo 18 años - dice la niña algo tímida.

—Guarda silencio, Paulina, sabes que en la mesa no se habla - dice Dalila muy molesta.

—Deja de tratar a Paulina como una niña, no me des más motivos para querer sacarte de esta casa, Dalila, con lo de esta mañana es suficiente, acompáñeme, doctora, lo del niño es urgente —dice Jarek levantándose de su puesto inmediatamente.

Victoria sigue a Jarek hasta su despacho, al entrar se sorprende por la cantidad de armas con las que está decorado, era como un museo de historia cruel. Por su mente pasaba la cantidad de personas que pudieron haber sido asesinadas; la crueldad de Jarek le empezaba a dar miedo.

La doctora intentó guardar la calma, empezó a leer la historia clínica del niño, leyó cada uno de los exámenes practicados lentamente, casi con lupa.

—Jarek, déjeme llevar al niño al hospital, tengo que practicarle unos exámenes muchísimo más especializados - le dice Victoria seriamente.

—Eso no va a suceder, doctora, Jacob no sale de aquí, puede ser peligroso - responde Jarek.

—No entiendo entonces cómo quiere que le ayude a su hijo si no me va a dejar hacer mi trabajo —responde Victoria, muy molesta.

—No empiece con sus reproches, doctora, solo dígame lo que necesita y se lo mandó a traer, no importa lo que cueste - responde Jarek.

—No sea terco, por favor, el niño está muy grave, déjeme llevarlo al hospital - dice Victoria, mirándolo de manera desafiante.

—Ya dije que no, mis órdenes no se cuestionan. Jacob se va a recuperar, para eso está usted aquí. No es la mejor en su campo, para eso la traje —responde Jarek muy molesto.

—Está bien, está bien, no discuto más con usted, en un momento le doy una lista con lo que necesito —responde Victoria molesta.

—Así nos podemos entender, doctora, si ve que no es tan complicado - responde Jarek.

—Solo le pido que me dé autorización para ser la única que atienda a su hijo, yo me haré cargo de todo sobre él - le dice Victoria.

—Es lo que tiene que hacer, sálvele, doctora, y le doy mi palabra de que sale de esta casa sana y salva - responde Jarek.

—No puedo creer en tus palabras, Jarek, tanto tú como yo sabemos cómo va a terminar todo esto, a demás solo lo hago por el niño - responde Victoria levantándose de su silla.

— Cumpla con su trabajo, soy un hombre de honor y cumpliré con mi palabra —le responde Jarek dándole la espalda.

—Por lo menos en ese corazón negro y lleno de maldad existe un poco de amor por su hijo, de no ser así no haría todo esto. Más tarde envío con su abuela la lista de lo que necesito, voy a visitar a mi paciente —dice Victoria saliendo del despacho.

Las palabras de Victoria, quedaron retumbando en la cabeza de Jarek, solo él sabía que hace muchos años había prometido dejar de amar, que nada ni nadie ablandaría su corazón, tantos sufrimientos, desengaños y malos tratos lo habían llevado a tomar esta decisión.

Con Jacob solo quería sacarlo de allí, no verlo crecer rodeado de dolor y muerte. Para Jarek no era amor, era compasión.

Victoria llega a la habitación del niño quien la espera con sus ojitos abiertos, no suelta a su oso de peluche, quiere presentarle a Victoria a su mejor amigo.

—Hola, pequeño, ya me dijeron que te llamas, Jacob, eres un niño muy valiente. Mi nombre es Victoria, soy tu doctora, de ahora en adelante te voy a cuidar, te gusta la idea —le dice al niño llevando consigo una charola con un rico desayuno.

—Estás segura de que no eres mamá, eres tan bonita, te he visto cuando duermo —responde el niño en voz bajita.

—Yo sería muy feliz siendo la mamá de un niño tan valiente, pero podemos ser amigos, ¿qué te parece?—le dice Victoria con una sonrisa.

—Está bien, ¿y tú sabes cómo curarme?—pregunta Jacob.

—Estoy segura de encontrar la forma de hacerlo, ven, come un poco, la cocinera dice que esta es tu dieta y está deliciosa - le dice.

Victoria le da la comida al niño y le empieza a contar historias chistosas de cuando vivía en el orfanato, aunque Jacob estaba débil. Sonreía, sus ojos oscuros brillaban y después de muchos días había vuelto a comer mucho mejor.

Un rato después, Victoria baña al niño con mucho cuidado. Nota que en sus brazos hay moretones, al igual que en sus piernas. Esto no es normal, según la enfermedad que dicen los médicos que tiene, ella sospechaba que una persona los había provocado y estaba dispuesta a averiguarlo.

Victoria acomoda al niño en la cama, le pone ropa fresca porque hacía calor.  En ese momento entra Paulina a la habitación con unos libros para leer a su pequeño sobrino.

—Qué bueno que estás aquí, Paulina, ¿puedes cuidar un momento a Jacob, mientras hablo con tu hermano?—le dice con una sonrisa.

—Está bien, le leeré un cuento de los libros nuevos que trajo Jarek —le responde Paulina, un poco seria.

Victoria debía enfrentar a Jarek, no entendía cómo era capaz de golpear y maltratar a su pequeño niño o peor que eso, permitir que alguien más lo hiciera.

***Muchas gracias por leer, espero que les esté gustando la novela. Pronto estaré actualizando nuevos capítulos. ***

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Comments

Tere Jimenez

Tere Jimenez

que cruel si es su abuela

2025-09-30

0

Anonymus

Anonymus

Laqueado lo maltrata es esa vieja sinvergüenza de Dalila😡😡😡😡

2024-05-25

1

mariela

mariela

Lo que pasa es que Dalila maltrata al pequeño Jacob y si no es ella quien será ❓❓❓Jareck no sabe o no se da cuenta y Alma tampoco

2024-05-24

2

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