Un estruendo resonó en el lugar, en aquel departamento donde una luna de miel se llevaba a cabo.
La tomó con fuerza de su cabello y la azotó contra la mesa cediendo a sus deseos más oscuros. La destrozo en ese mismo lugar, la tomó con fuerza y sin ningún remordimiento.
Si, los demonios fueron desatados en esa misma noche sin algún remordimiento del cual no se lamentaba, aun si la dejo débil, aun si la vio temblar a sus pies, tan humillada, tan rota, no le importo y se marchó.
Sus ojos se abrieron abruptamente, aquel pequeño recuerdo aún la atormentaba. A pesar de que nadie conocía la verdadera historia detrás de su matrimonio irremediablemente roto, el pasado aún la seguía atormentando.
De hecho, los recuerdos comenzaron a desatarse desde que una presencia no bien recibida llegó, despertando sus temores y demonios, demonios que trataba de ocultar.
Han oído hablar de que un monstruo no nace, se hace, eso mismo ocurría con Celine Blackwood, su mirada perdida, la manera en que apretaba el bolígrafo, su mente estaba dispersa. Lo recordaba, recordaba aún aquella tarde noche en la que él la había tomado por la espalda, en lo que susurraba palabras sucias en su oído.
Lo odiaba, odiaba toda su existencia, la manera en que destrozo todo de ella, había causado una cicatriz en su alma que nunca desaparecerá.
—Señora, se encuentra bien, la noto algo pálida
Su atención fue atraída por el joven que se encontraba al pie de su escritorio, ese joven con el cual compartía una extraña relación, aúnque no compartían el sentimiento del amor por sí mismos, la relación carnal había sido más fuerte.
—No me llames así, tengo veintiocho años, no sesenta
—Lo siento, es solo que la noto algo pensativa
Como ocultarlo si era verdad, sus pensamientos estaban volando, buscando alguna solución que la sacara del embrollo de seguir tolerando a su exmarido quien se tomaba las libertades de reunirse con ella una vez a la semana, oh tener esa manía de toparse con ella ocasionalmente en los restaurantes a los cuales asistía para reunirse con algún cliente.
—El señor Mayers envió una lista acerca de la construcción de la mansión
—Y que con eso
—Es una larga lista
Ignorando el trabajo que se mostraba en su ordenador, se quitó las gafas para dirigir la vista hacia el hombre de aspecto fresco que extendía una tableta mostrando la larga lista con exigencias, con el dedo deslizando hacia arriba inspeccionó cada minuciosa exigencia, hasta que llegó al final de la lista, llevando una mano hacia su rostro, se cubrió los ojos seguido de soltar un gran suspiro de aflicción. Aparto la mano de su rostro y llevo hacia atrás su cabello mientras volvía a detallar el mensaje.
"Enviaré una lista nueva con cada exigencia, hasta que aceptes mi cita. John"
—Quiere que hagamos algo al respecto…
—No, quiero que todo siga igual, si viene personalmente comunícate que no me encuentre aún que lo esté
—Algo más
—Sí, discúlpame, pero creo que tendremos que parar todo lo que emos estado haciendo hasta el día de antier
—Ah, acerca de eso, empecé a salir con alguien hace unos días
La sorpresa invadió a Celine, quien sonrió con emoción ante la nueva noticia.
—Entonces lo dije en un buen momento —Dijo— Te felicito y espero que todo salga bien
Un suave toque en la puerta rompió su conversación, él, sonrió con autosuficiencia y se dirigió a la puerta con felicidad de al fin entablar una relación. Celine Blackwood se encontraba feliz de que al menos alguien, que estaba alrededor de su vida logrará dar un paso a la felicidad.
Siguió con su trabajo una vez vio entrar a su asistente con las manos llenas de archivos.
La tarde siguió con una normalidad abrumadora, llegó la hora en que cada uno de los empleados despejaron sus cubículos y partieron a sus debidos hogares, pero a excepción de una sola persona, esta permanecía en su silla, sin dejar de ver hacia las afueras que ese muro de cristal le permitía observar a un Londres de noche.
La melancolía la azotó ante los recuerdos de esa tarde, solo había deseado una sola cosa, amor.
Había sentido ese sentimiento tan profundo una sola vez en toda su vida, solo alguien logró obtener su corazón realmente, y ese ser se encargó de destruir aquella nube. Cuando formó parte de un equipo alfha en la milicia conoció a ese alguien que le lleno el alma, esa persona logró motivarlo a ser más no menos.
Pero así como los finales felices tienen su final, también lo tuvo su relación. Por esa misma razón al encontrarse con el rubio, esa emoción de volver a sentir aquel sentimiento en su corazón no dudo en entregarse al hombre que no hizo más que destruir sus expectativas.
La destrozo, su humor que antes rebosaba de alegría, ahora no hacía más que guardar seriedad y distancia, había cierta desconfianza hacia las personas, se había cerrado hacia los demás, dejó de hablar de aquello que anhela, y eso, su padre lo noto, desde el día en que ella se retiró por completo de la milicia, desde el día en que dejó de hablar al resto de su familia, desde el día en que llegó a casa echa un mar de tormento y desesperación derrumbándose delante de ellos debido a la enorme tristeza que se apoderó de ella.
Si, si de algo estaba segura Celine Blackwood era que, jamás volvería a entregarse aún hombre de esa manera, los hombres mienten, son egoístas, pero aun así no los odiaba, solo entendía que no valían la pena para entregarse, si entes lo tenía más claro, ahora entendía que debía participar en un juego, del cual se aseguraría de que el hombre que llegó a atormentarla con su sola imagen saliera perdiendo en la rueda que estaba a punto de comenzar.
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Comments
ved'ma
algoas explícito amiga porfa que me enredo entre el morgan y el mayers en cuanto a el rol en la vida de celine
2024-09-14
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