Aún lo recuerdo.
Recuerdo el día en que creía que apartar de allí mi felicidad sería abundante.
Lo veo aún, cuando me case con el hombre que me juro lealtad, fidelidad, respeto y un amor eterno, lo recuerdo aún, por qué ese día habíamos leído nuestros votos matrimoniales.
Fue el mejor día de mi vida, nuestros amigos y familias reunidas para festejar nuestra unión, más aún cuando fuimos y disfrutamos de nuestra maravillosa luna de miel, sin duda, fueron los mejores días de mi vida.
Pero, nadie me había dicho que la felicidad cambiaría a hacer algo más sombría, tu distanciamiento, tus desplantes, los olvidos de nuestro aniversario, había sido plantada, apague las velas y salí del restaurante con las lágrimas escurriendo por mis mejillas, intente insaciablemente comunicarme contigo, pero me mandaste a buzón.
En esos mismos días, que fueron una tristeza para mí, el día de nuestra separación me marcó.
Llevaba mí mejor vestido, me había maquillado y arreglado para ti, me había puesto despampanante para ver sis así desistas de la separación, pero no fue así, continuaste con aquello sin algún remordimiento, aun si habíamos pasado tres años de casados.
‐Señora, señora Blackwood...
Mis ojos se enfocan en la mujer delante de mí, sostiene una tableta en su mano, lleva puesto un traje color negro, su cabello va recogido en un moño alto luciendo el cuello de su camisa y saco.
‐Señora Blackwood está usted bien, llevo llamándola casi quince minutos‐. Podía presenciar su preocupación.
Y la verdad yo también me preocuparía, no entendía por qué pensaba en aquello que ya no me afecta, mucho menos desde que descubrí que él había vuelto a hacer feliz al lado de su amante, descruso mis piernas y respiro con profundidad borrando todo rastro de las ideas para enfocarme en solo Miranda, quien me extiende unas carpetas.
‐No es nada Miranda, dime que se te ofrece‐. Dije acomodándome para ver mejor a la joven muchacha.
‐Si, bueno, el señor O'Brien desea tener una junta con los demás socios directivos para discutir acerca de la siguiente propuesta de cadena de hoteles y está en la línea esperando la confirmación de su asistencia...
‐Bien, confirma que si iré, que más...
‐Un nuevo cliente desea reunirse con usted para discutir la construcción y diseño de su mansión en Inglaterra
‐Para cuando es eso...
‐Desea poder reunirse con usted dentro de tres semanas, en lo que regresa de Montreal‐.
‐Bien, entonces agéndalo en un fin de semana, también quiero que confirmes la asistencia de París Harrison y de Nicolás Rigby‐.
Anotaba cada una de las instrucciones que daba en la pequeña libreta de apuntes.
‐Necesito que te comuniques con Trevor para discutir acerca de los nuevos jardines del hotel Wood y de las casas en la playa, también necesito los nuevos planos que mando el señor Fitz para la construcción del nuevo hotel‐. Dije casi en agotamiento, pero a la vez, feliz.
Esa era yo Celine Blackwood Jones la mejor arquitecta y diseñadora de Los Angeles, de Nueva York y de Inglaterra, por ahora solo me encuentro de visita en los Angeles, había cosas que supervisar y aquí estoy para eso. Regresaré en este mismo día a Inglaterra y mi asistente atiende los dos casos.
El resto de la tarde continuo poniéndome al corriente de los nuevos proyectos que me pidieron en los Angeles, no me agota o me ase sentir mediocre, amo mi vida, he salido de viaje, tengo una familia encantadora y estoy sola, sigo revisando los nuevos contratos para posibles adquisiciones que me dejarían más ganancias hasta que un suabe toque proveniente de la puerta me interrumpe.
‐Señora Blackwood su vuelo sale en veinte minutos‐. Me recordó a lo que asentí.
‐Bien, comunica les a mi familia de mi regreso, dile a Mike que me espere afuera, para partir de regreso, de acuerdo‐.
Asiente con una enorme sonrisa carismática cuando sale de la oficina, y yo, vuelvo a apreciar la vista que se me ofrece de la ciudad y en parte del mar.
Aquí estaba, parada en una ciudad que me permitió crecer y vivir la mejor experiencia que no pude haber vivido antes, cuando tan solo era una mujer enamorada y felizmente casada, miró aquel dedo yace sin ninguna sortija y lo apreció pues de no haber sido de aquellos días, nunca había logrado a ser lo que soy ahora, una mujer líder, emprendedora y poderosa, tomó mi bolso y apreció la vista por una última vez antes de marcharme y regresar a mi hogar.
Sonrió con amplitud sintiendo como el aire a mi alrededor no me asfixiaba, no me acorrala en aquella mujer dosis y comprensiva que fui mucho antes de ser ahora lo que soy.
Saludo a mis empleados quienes de la misma manera lo asen efusivos, saben lo que soy, soy comprensiva, bondadosa y flexible con ellos, ese fue un consejo que mi padre, un hombre de renombre, de poder y empresario me dijo cuando decidí emprender mi profesión como arquitecta "Si deseas tener tu propia compañía, mantén feliz a tus trabajadores, pues un trabajador feliz, te servirá por años", y hasta ahora, así lo hago, me saludan y admiran por mi buena directiva y eso es más que suficiente.
Saludo a Mike, mi chófer que al verme me abre la puerta del Rolls-Royce negro y de cuatro puertas, tomó su mano sonriente al ayudarme a subir con comodidad y sobre todo con elegancia.
Miranda va a mi costado, disfrutando de la vista nocturna que nos ofrece en ese mismo instante Los Angeles, California, las luces de los locales alumbran la oscuridad de la noche.
Disfruto de la noche y el aire que entra por mi ventana y choca en mi rostro, me dan la sensación de libertad que nunca había experimentado debido a mis responsabilidades en mi matrimonio, esas que asfixiaban tanto que me impidieron crecer.
Me despedía de Los Angeles con una nueva versión de mi, celebraba el hecho de poder haber crecido y vivido una vida de encanto, no odiaba a nadie, aprendí a perdonar y entonces fue como todo mejoró.
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Updated 73 Episodes
Comments
LUZ AMPARO SALINAS ANGULO
cuando los jefes son bonitos con sus empleados uno trabaja mejor/Facepalm//Facepalm//Facepalm//Facepalm//Facepalm/
2024-10-25
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