Pase los días encerrada en el supuesto paraíso, despertaba desayunaba, paseaba por el jardín, almorzaba, me sentaba por horas en la piscina, llegaba la hora de la cena, comía y otra vez a dormir, mis días se habían vueltos tan monotonos y vacíos, una rutina estúpida que me estaba asfixiando, todas las noches sentía a Adán meterse a mi cama mientras dormía, el no decía nada y yo tampoco, nunca estaba en casa y cuando llegaba no parecía tener ganas de hablar, solo se acostaba a mi lado y dormía. Una noche mientras dormía lo escuché, Adán se movía descontrolado y gritaba por ayuda, me desperté alarmada pensando que algo pasaba pero lo ví y estaba dormido, tenía pesadillas, lo desperté y el me miró angustiado pero de repente su cara cambio a una de molestia, me miró con un odio y un resentimiento que no comprendía, se levanto de la cama y salio de mi habitación sin decir nada, los días pasaron como si no hubiera pasado nada, la misma rutina de siempre, hasta está mañana, había olvidado que dia era hoy hasta que Lana me lo recordo.
- Señora Krimett hoy es el cumpleaños de su abuela, el señor Adán le dejo dicho que la pasaría buscando en la tarde, debería estar lista antes de que llegue, quiere que la ayude.
- Cierto por dios lo había olvidado, iré a arreglarme ahora mismo tranquila no necesitas ayudarme.
me levanté de la silla en donde estaba sentada en el jardín y fui directo a mi habitación, quería vestir algo que me hiciera ver preciosa está noche, llegué a mi habitación y entre a mi armario, busque entre todos mis vestidos hasta que me decidí por un vestido rojo y unos tacones blancos de plataforma.
Sabía que este vestido resaltaría mi figura, está noche no me quería ver angelical, quería verme atrevida, quería que mi esposo me viera, que me notará, que sus ojos volvieran a mirarme con deseo, cariño, admiración, frenesí. Estaba volviendome loca, hace menos de un mes tenia terror de pensar en la intimidad con mi marido y ahora estaba deseando que sucediera, Adán había abierto las puertas a un mundo que desconocía y que me atraía más de lo que quisiera admitir, todo era confuso cuando se trataba de Adán, todas esas palabras que me dedicó aquella noche se quedaron en mi cabeza, repitiéndose constantemente y haciéndome preguntarme si acaso alguna de ellas era verdad o todo era una mentira dulce para seducirme, no lo sabía y necesitaba averiguarlo, había pasado demasiados días soñando despierta en cada parte de está maldita mansión, deseando saber que era lo que mi esposo de verdad deseaba o quería.
Pase horas arreglándome y cuando al fin estuve lista Lana me avisó que la limusina esperaba por mi, me mire al espejo sintiéndome satisfecha por lo que veia en el, mi corazón martillaba en mi pecho sabiendo que Adán me esperaba, baje las escaleras con una seguridad que no sentía, con la cabeza en alto y un rostro sereno, camine hacia la limusina, el chófer me abrió la puerta y subí para encontrarme con la preciosa escena de mi esposo junto aquella mujer, Liliana. Los dos estaban sentados uno al lado del otro, me senté de frente a ellos y el chófer cerró la puerta.
- Evangeline es un verdadero gusto volver a verte.
Le sonreí calmada.- También es un gusto Liliana.
- Espero que no te moleste que haya venido con Adán, me dió un aventón hasta mi casa pero como ya tenía que venir a buscarte vinimos primero hacia acá.
- Jamás me molestaría, eres amiga de mi esposo no.
Su sonrisa se torció, era obvio que ha está vulgar mujer le gustaba mi esposo, es más parecía que sentía algo mas que un gusto. Los dos se enfrascaron en un conversación amena como si yo no estuviera aquí, veía a la estúpida mujer tocándole el brazo y las manos a mi esposo como si fuera algo tan común que ella lo estuviera manoseando, está mujer me ponía de los nervios y el camino del paraíso a su casa fue el viaje más largo que había tomado en mi vida, ni siquiera la primera vez que fui a la Isla Rosset con mi abuela se sintió tan largo y eso que viajamos un día completo. Su estúpida voz cariñosa y la manera en la que trataba a mi esposo con tanta soltura como si fueran tan íntimos, lo odiaba, odiaba sentirme como me sentía ahora, no tendría porque importarme, me tendría que dar igual lo que el maldito demonio hiciera o dejara de hacer pero no, me importaba, me molestaba cada vez que abría su estúpida boca para tratar tan bien a la estupida mujer, tan bien como nunca me habia tratado a mi, me ignoraba, actuando como si yo no estuviera aqui, di mi mayor esfuerzo y mantuve mi rostro sereno, vi por las ventanas el paisaje y intenté con todas mis fuerzas desconectarme de la estupida conversación que estaba teniendo mi esposo con la mujer que parecía su esposa más que yo.
Al fin llegamos a su destino y la limusina freno, ella volteo a ver hacia a mi con una sonrisa falsa.- Hasta pronto Evangeline, ha sido un gusto volver a verte.- Yo solo le sonreí y ella volteo a ver a Adán con una estupida sonrisa plasmada en sus labios tintados de un rojo bastante intenso.
- Mucha gracias Adán siempre tan caballeroso, vendrás a buscarme mañana?
- Claro, mañana estaré aquí.
- Te estaré esperando.- Ella beso su mejilla dejando su labial en su piel, volteo a verme con una sonrisa egocéntrica y se bajo de la limusina, el chofer arranco y Adán tomo una servilleta y se limpio la mejilla, no parecia molesto ni disgustado por el labial de la estupida mujer en su mejilla, actuó como si esto siempre pasara, como si fuera tan normal entre ellos, no deberia molestarme y no queria que lo hiciera, pero lo hacia, me molestaba y mucho.
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Comments
jmlanena
Me molesta que que Eva ni siquiera le expresé a Adán su molestia por el trato que recibe Liliana en su presencia, demuestra ante los demás que Eva no significa nada para él? 🤔😞
2025-02-08
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