El camino fue silencioso, sentia su mirada clavada en mi pero jamas voltee, si el queria jugar a ignorarme, entonces podíamos jugar los dos, Adán estaba demasiado equivocado si creia que alguna vez en su estupida vida yo correria detras de el, jamas en mi vida habia rogado por nada, nunca tendria el gusto. El auto se detuvo en la entrada de la mansión Rosset, muchos autos estaban ya estacionados, la puerta se abrió y una mano apareció delante de mi, cuando ví el rostro del dueño de aquella mano me sorprendi, tome su mano y salí de la limusina.
- Joven Dama Rosset, bienvenida, es un gusto volver a verla.
- Dylan.- Su nombre salió de mis labios con sorpresa, Dylan era el nieto del mayordomo personal de mi abuela, se había ido a estudiar al extranjero cuando yo tenía 15 años y el 18, no lo había visto desde aquella vez cuando se fue, los veranos que pasaba las vacaciones con mi abuela el siempre me acompañaba, era un joven bastante respetuoso, los años habían pasado muy bien para el, se veía alto y musculoso, con una mandíbula muy definida, era imponente en serio.- Que gusto volver a verte, no sabía que habías vuelto.
- Volví hace una semana, extrañaba bastante a mi abuelo y el movimiento aquí.
La puerta de la limusina sonó y Adán se paró a mi lado.
- Bienvenido mi señor.- Dylan lo saludo educado y Adán solo soltó un sonido con sus labios, bastante parecido a un gruñido.
- Y que tal los estudios? Como te fue?
- Me gradué con honores, fue bastante estresante pero me gusto, mi abuelo ha estado presumiendole a todos, lo más seguro es que se lo diga cuando la vea.- El sonrió apenado y yo le sonreí, estaba feliz por el, había logrado su sueño.
- Ah sí, estaba aquí esperándola joven dama Rossett, su abuela me a pedido que la lleve con ella, quiere hablar algo a solas con usted.
- Oh claro, vamos.- Voltee hacia Adán y me miraba con el mismo rostro de molestia que siempre.- Iré a ver a mi abuela.
Me di la vuelta y seguí a Dylan, entramos a la mansión y miles de recuerdos se instalaron en mi mente, había crecido aquí, atrapada en lo que significaba ser una joven Dama Rosset, una mujer perfecta, inteligente, amable, que siempre tiene una sonrisa, que no se derrumba jamás, Una dama que enorgulleciera el apellido Rosset, había sacrificado todo por el orgullo de la familia, siendo todo lo que mi familia quería que fuera, tomando más clases que agua en un día, para una dama Rossett la inteligencia y la elegancia lo era todo, mantener una postura recta y Elegante, tener siempre un tema de conversación de interés para los demás, ser una dama Rossett implicaba no ser tu misma jamás, comienzas a desconocerte a ti misma, hasta que comienzas a aceptar que esto es lo que eres, Una joven dama con muchos millones que la respaldan, con padres estrictos, con una familia competidora, todos compitiendo por quién logra conseguir más poder, tontos.
Llegamos a la habitación de pintura donde mi abuela pasaba el tiempo cada vez que estába en la mansión, Dylan tocó la puerta y se escuchó la voz de mi abuela.- Pase.
Dylan abrió la puerta y me insto a entrar, camine hacia adentro de la habitación y la puerta se cerró detrás de mi, mi abuela estaba ahí, sentada en su mueble rosa que tanto quería.
- Mi niña ven aquí con tu abuela.- Camine hacia ella y la abrace.- Feliz cumpleaños abuelita
- Gracias mi dulce niña.- me senté a su lado y tomo mi mano.
- Eva he pedido que vinieras aquí porque tengo que decirte algo importante.
- Que sucede abuela?
Ella dio un cansado suspiro hablo.- Mi dulce niña, eres mi mayor orgullo Eva, has sabido enorgullecer el apellido Rosset desde que eras una niña, has arriesgado todo por ser lo que todos esperan que seas, se que ha sido difícil para ti, pero nunca te rendiste, nunca te quejaste, hiciste lo que debías hacer, Tu comprendes lo que es ser una joven dama Rosset.- mi abuela me miró sonriente, sus ojos se veían cansados y apagados.- Por eso se que hago lo correcto a dejar todo en tus manos.
- De que hablas abuelita? me estás preocupando.
- Evangeline esto que te voy a decir se que sera dificil de saber pero es necesario que lo sepas.- mi abuela me miro con seriedad y despues de un silencio que me puso nerviosa lo solto.- tengo cáncer.
Dos palabras, solo dos palabras que habían salido de sus labios, solo dos palabras que rompieron todo dentro de mí, dos palabras que me habían dolido más que una patada en el estómago. Mi abuela la mujer que me había amado como una madre, que me había dado las enseñanzas más valiosas de mí vida, estaba sufriendo. Y ahora que pasaría, que pasaría con el futuro de la casa Rosset sin ella, sin la única mujer que comprendía por completo el verdadero poder de un apellido tan prestigioso, mi abuela había sacrificado toda su vida por enorgullecer el apellido Rosset, por llevarnos a un nivel que pocos llegan a experimentar en esta vida y ahora ella...
- Abuela pero... podemos hacer algo, debemos llevarte al médico a que hagas todo lo necesario para curarte y que los doctores puedan ayudarte.- Apreté sus manos desesperada.
- No no cariño, ya no hay nada que hacer, está muy avanzado, estoy demasiado mayor para pasar por los procedimientos debidos, ya no hay nada que se pueda hacer Eva.- Un sollozo salio de mis labios, el mundo se paro por un momento y cada momento que habia pasado con ella paso por mi cabeza como una pelicula, cada palabra que habia escuchado de sus labios se repitieron en mi mente, todavia no se habia ido y yo ya estaba pensando que iba hacer cuando ella no estuviera.
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Comments
Jaqueline Leiva
autora por favor has k se divorcie de ese infeliz no tiene por k sufrir y aguantar esas humillaciones de parte de el y menos k le refriege a su amante en la cara y la trate de esa manera delante de ella en vez de darle su lugar como su esposa no lo hace y trata con guantes de seda a la amante
2024-06-15
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