Capitulo 4

Quizás se ha quedado en un bar gay durante demasiado tiempo y sus pensamientos inconscientemente también se han vuelto gay.

Como resultado, su cerebro envió una señal de alegría cuando una belleza deslumbrante e incomparable mostró interés en él de la nada.

'Joder, me metí demasiado en esto'.

Afortunadamente, su cordura apareció justo a tiempo y se dio una bofetada despiadadamente fuerte.

'¿En qué diablos estás pensando? ¡Enderezate!'... Ah, claro, soy heterosexual. Casi lo olvido. Eso estuvo cerca, eso estuvo muy cerca'.

Después de retirar sus precarios pensamientos de manera precipitada, comenzó a considerar seriamente la situación actual.

Hace medio minuto, este hombre lindo y apuesto sacó un fajo de billetes rojos y dijo que quiere f*llarlo.

'¿Qué hay de mí? ¿Qué carajo le dije?'

_ Señor... No sé cómo ser el que está en la cima...

'¡¡Mierda!! ¡¡Me equivoqué!!'

Se dice que se necesitan cien años para cultivar un 0,51. y mil años a cambio de una noche de sueño juntos. Alguien tan ingenuo como Eiden, nunca hubiera imaginado que él, un estudiante universitario normal y corriente, cuyo único rasgo extraordinario en este bar gay es... ser extremadamente heterosexual, también sería golpeado algún día.

Oh, ¿cómo sobrevivirían así sus hermanas en este bar?.

'Ah, mierda. ¡¿Qué hermanas?! Necesito dejar de hablar tanto con el jefe de traseros y con el camarero ayudante la próxima vez. Casi me dejo llevar por ellos'.

De todos modos, volviendo al tema principal donde la verdadera pregunta es

 ¿cuáles son las posibilidades de no recibir una paliza si le dijera a esta persona frente a él que en realidad es un hombre heterosexual?.

Apunta infinitamente a cero.

'…Odio el número cero'

Cuando Eiden miro fijamente la bella y hermosa mano encima de ese montón de billetes grandes, cayendo en una profunda contemplación.

 El hombre notó la situación y entrecerró los ojos con impaciencia. Como si malinterpretara el contexto, sacó otro fajo de billetes de su billetera sin cambiar de expresión y los colocó sobre la mesa.

'¡Joder que rico! ¿La gente todavía saca tanto dinero en efectivo hoy en día? En su lugar, la gente usa las aplicaciones de los bancos... espera, eso no es todo. ¿Cree que ahora es una cuestión de dinero?'

'¡Yo, un hombre irrefutable y absolutamente heterosexual! Mi orientación sexual tan directa como un pino, ¡cómo podría cambiarse fácilmente solo con dinero! Je, absolutamente no...'

Eiden se quedó mirando esa gruesa pila de dinero bajo su mano y no pude evitar tragar saliva.

Diez minutos después, frente al bar.

La belleza con una camisa blanca caminaba delante de Eiden a grandes zancadas con sus largas piernas. Eiden lo siguió con pasos débiles, su cerebro todavía en un estado flotante y de mal funcionamiento. Todavía tiene que recuperarse por completo de lo que acaba de pasar.

_ ¿Tienes tu identificación contigo? _ La belleza se detuvo junto a un LYKAN HYPERSPORT gris oscuro y preguntó mientras abría la puerta.

En el momento en que vió ese auto de lujo, su cerebro dio un vuelco instantáneamente y se di cuenta exactamente de lo que había hecho.

'Joder, ¿qué diferencia hay esto con vender mi cuerpo? Puede que me falte dinero, ¡pero no hasta el punto de vender mi trasero!.

 ¿Dónde está su dignidad como hombre heterosexual?.

La belleza y el dinero lo dominaron y lo poseyeron antes, pero ahora que recuperó el sentido, había una capa de sudor en su espalda.

'¿Qué debo hacer? ¿Es demasiado tarde para arrepentirse ahora?'

Al mirar esos ojos fríos y misteriosos, tropezó y mintió.

_ Creo que... uhm... no la traje. Entonces, ¿qué tal si lo olvidamos? Después vendrán muchas otras oportunidades. Hombre guapo, ¿qué tal si nos volvemos a encontrar en otro momento?.

Sin embargo, no pareció sorprenderse en absoluto y asintió.

_ No te preocupes, traje la mía.

'...... ¡¿Entonces por qué carajo pediste eso' Sin importar lo que pensaba Eiden, ese tipo ya había abierto la puerta del auto y lo había empujado hacia el asiento del pasajero con un gesto irresistible.

Las piernas de Eiden son como gelatinas y justo cuando estaba a punto de ser obligado a subir al auto, algo se encendió en su cerebro.

_ Espera, espera, espera… ¿cómo puedes conducir después de beber?.

El hombre quedó visiblemente aturdido por un momento antes de reaccionar de manera lógica

_ Entonces conduce tú.

Al principio quiso mentir y dijo que no podía conducir para evitar el desastre, pero entonces se le ocurrió una idea diferente.

_ ¿Y si llamamos a un chófer?.

 Si otros lo vieran mientras alguien le hacía esto y aquello en el auto, ¿no se arruinaría para siempre su inocencia como hombre heterosexual?.

_ No, no quiero que otros conduzcan mi auto.

Y así soporto la humillación y se sentó al volante.

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