La llegada

De nuestra llegada a estas nuevas tierras de cultura tan diferente a las nuestras han pasado ocho meses, ya pronto nacerán mis hermanos, siento un gran temor por mi madre, pero grandes médicos la están controlando el hermano de mi padrino Baltasar, se ha hecho muy cercano a nosotros y siempre tiene una palabra de aliento en momentos de angustia, hoy la doctora Chinlu me ha pedido hospitalizar a mi madre para realizar la cesárea ya que ella no podrá hacerlo en forma natural, mi mamá está de cuerdo, los abuelos están nerviosos pero como siempre con nosotros, la abuela Martha se vino hace dos semanas, le está iendo muy bien con su fabricación de fiambres y embutidos, abrieron mercado aquí en Tokio llegó el momento, pase para estar con mamá, Elisabeth fue su anestesiólogo, cuando sacaron los niños me alegre mucho, pero la sorpresa que venían dos más, casi me desmayo, yo de la impresión son cuatros bebés tres varones y una hembra, le pido al cirujano que proceda a esterilizar a mi madre, ella no puede parir más, me reía en pensar que esperábamos dos y llegaron cuatro está si es una sorpresa. Los abuelos asustados se reían y al mismo tiempo lloraban, la abuela Martha estaba feliz ya no estaría sola, tenían a sus cinco nietos. Por la abuela supimos que mi padre cuando supo que vendió la casa la busco para que le diera su parte, cosa que no pasó ya que el tío Juvenal no se lo permitió, anda de mujer en mujer perdió la constructora, ha trabajado para otros, pero no dura en ningún trabajo. La abuela nos contó que el tío Juvenal le habló de los niños y dijo que solo un loco se haría cargo de semejante responsabilidad, a mis hermanos no les hace falta nada, todo lo tienen y lo más importante les sobra amor..

De la alegría de proteger a estos revoltosos, han pasado 18 años, ya están en la universidad, son buenos estudiantes, han Sido para Elizabeth y para mí, nuestros hijos, ya que Mi mujer no puede tener hijos, pero a ella no le ha dado tiempo extrañar la maternidad con estos cuatro terremotos, cada vez que salimos la gente nos dice son igualitos al papá, ellos la adoran le dicen Maher y a mi paher por decirnos padre hermano, porque eso somos más padres que hermanos, hoy estando en la clínica me llama el tío Juvenal, para decirnos que mi padre, se está muriendo en el hospital y que la abuela Martha quiere que vayamos, yo le cuento a mi madre y a los abuelos y me dicen que solo nosotros decidimos eso, Lucia la única hembra de los cuatrillizos me dice que ella lo quiere conocer, Luis Eduardo, Luis Manuel, Luis Felipe dijeron que no les importaba, mamá hablo con ellos y les dijo que a las personas se les perdonaba a la hora de su muerte y que el era su padre biológico y merecía un perdón por no haber sido nada en sus vidas, yo les dije que los acompañaba. Salimos a Boston llegamos a una casa muy hermosa que compro el bisabuelo, el ya quiere regresar a este país, la abuela desea morir en su tierra, nuestra clínica ya es un hospital especializado, no es la pequeña clínica que dejamos.

Elizabeth y yo hemos trabajado muy duro para ello, el padrino Baltazar ya está cansado y nos pidió regresar, y eso también es un motivo de nuestra llegada, Lucia quiere terminar su carrera aquí en Boston y por mi niña lo que sea de los cuatros fue la que le gustó la medicina ya que Luis Eduardo estudia derecho , Luis Manuel, economía y Luis Felipe arquitectura. Ellos quieren quedarse en Tokio, pero si nos venimos somos todos, no permito que la familia se separe, no todavía.

La abuela nos esperaba ya ella sabía que habíamos llegado, los muchachos cuando la vieron, corrieron dónde ella y la cargaron y le daban vuelta y ella feliz de estar con sus revoltosos, les llamé la atención por ese escándalo en el hospital y ella solo me dijo deja a mis niños no están haciendo nada.

Antes de entrar al cuarto la abuela nos contó todo, fue un ajuste de cuenta fingido que salió mal y le cobraron de verdad, quería sacarle dinero a la abuela , pero el teatro salió al revés y si lo apuyalearon para sacarlo de la escena, la primera en entrar fue mi madre, el al verla se quedó en silencio ella le dijo como te dije hace años te traje unas personitas que quieren conocer al desgraciado que los engendro, ya que como te dije en aquella oportunidad no necesitan nada de ti, pero como dicen que a los moribundo hay que perdonar los, los traje para que los conoscas y sean ellos lo que decidan o no perdonarte, porque yo no te perdono, salió y me dijo pasa con ellos, no los dejes solos. Pasaron unos a uno y se pararon a un lado de la cama, yo me quedé frente a él viéndole la cara y le dije Oswaldo Rodríguez aquí estamos tus hijos, muchachos aquí está la persona que querían conocer, el se quedo viéndolos a la cara uno a uno, Lucia fue la única que se acercó y le pasó la mano por la cabeza, el se le salieron unas lágrimas yo no creo en el, siempre fue un timador, los muchachos se voltearon y le dijeron a la abuela ya te complacimos, ahora nos vamos.

Les presente al tío Juvenal el cual se reía como cargaban a su abuela y me dijo que había hecho un excelente trabajo con mis hermanos, yo solo le dije y lo que falta, nos pidió estar cerca ya que no duraría mucho y teníamos que apoyar a la abuela mientras el se hacía cargo de todo, yo le dije que me quedaba, pero que los muchachos se iban y fue que mi madre dijo nos quedamos todos con la abuela Martha.

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Comments

ana leticia aguirre henriquez

ana leticia aguirre henriquez

hay hombres que no merecen ser padres, desafortunadamente merecen morir dolos

2024-05-27

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