Sentimientos al descubierto

Una chica puede dormir feliz, ya que obtuvo una gran noticia, pero otra está un poco complicada con su novio.

—¿Vas con nosotros?— pregunta él, al cual llamaremos infiel.

—¿A dónde?— cuestiona Olga sin entender.

—Iré a cenar con mi mejor amiga— comunica él y sorprende a la secretaria.

—¿Y me invitas ahora?— indaga con una ceja levantada.

—Mejor ahora que nunca— le responde descarado.

—Sí, es cierto, pero estoy cansada y no quiero ir.

—¿Entonces por qué no lo dijiste desde un inicio?— contesta enojado—Me haces perder tiempo y debo pasar a buscarla.

Olga se ha cansado de la relación, por eso ya no sale con su novio, ni con la mejor amiga, total, ellos pueden divertirse sin ella, como ya lo han hecho muchas veces. Pero todavía hay una mínima llamita en el amor que siente por él y por eso no lo ha dejado; o es costumbre.

Han sido varios años juntos y cree que podría mejorar con el tiempo o más formalidad, ya no como novios, sino avanzar un paso más; lo que no significa casarse, sino tener un bebé, como ella ya se lo había dicho a su hermano.

Su hermano... quién sí ve a su pareja colocándose litros de perfume para ir en busca de otra mujer, lo hubiese golpeado porque no lo soporta, no lo quiere y directamente, lo odia.

Sabe el por qué y hasta cierto punto, puede decir que también sospecha de la relación amistosa entre su novio y la disque mujer, pero todavía no hay pruebas en su contra y no será del grupo tóxica que reclama por suposiciones.

—¡Mándale saludos!— dice sarcástica, pero aún amable.

—Sí, se los daré— promete el infiel con una pequeña sonrisita burlona, mientras se acerca a dejar un apasionado beso en su novia.

Al salir, cierra la puerta fuertemente y corre hasta su auto para dirigirse a donde lo espera, con un vestido sensual, la "zorra". Él sabe a lo que va, pero antes había prometido llevarla a cenar y para disimular, invitó a Olga, pero gracias a los Dioses, según él, no aceptó, sino hubiese arruinado su noche.

La secretaria se da una ducha y se acuesta, mientras revisa sus redes sociales y piensa qué vestir el día de mañana, pero para su desgracia, le entra una llamada...

📱-Jefe, ¿qué necesita?— responde ella sabiendo que él nunca la llama por una idiotez.

📲-¿Estás disponible? — suena la voz ronca de Amadeo

📱-Sí, ¿por qué?— cuestiona todavía sin pistas.

📲- Me han llamado para una posible operación porque han atropellado a un perrito callejero y necesito una asistente, pero tu hermano no contesta, ¿puedo pasarte a buscar?

📱- Claro, aquí lo espero— responde con formalidad, ya que a pesar de conocer a su jefe hace cinco años, todavía le tiene respeto.

"Uno que podría desaparecer" piensa realmente y luego se autorregaña porque se da cuenta que su mala relación con su pareja es porque se ha fijado demasiado en Amadeo.

—¡No puede ser!— habla completamente sola mientras se levanta de su cama—¡No puede gustarme!— niega frenéticamente y trata de convencerse, incluso cuando busca la ropa.

Un claxón suena desde afuera, pero todavía se está recogiendo el pelo para no demorar en la operación, aunque pocos minutos después, el timbre de su humilde casa suena y abre apurada, encontrando a su hermano allí.

—¿Qué haces aquí?— le cuestiona confundida.

—Te iba a invitar para salir a bailar— responde él. —¿Tú a dónde vas? — cuestiona mirando al rededor—¿Y tú estúpido novio?

—Él salió a comer con su amiga y yo espero a mi jefe para una operación de urgencia.

—Sí, amiga, claro y justo a cenar— se ríe sin poder controlarlo— pero no te llevo con él y por mi amigo, no sabía que hay una operación.

—Mi novio sí me invitó, pero no quise ir— le señala con el dedo para que termine con la discusión— Y Amadeo me dijo que te llamó, pero no respondías.

—¿Amadeo, eh?— responde burlón—Ya no es el "Señor Belmonte" — hace comillas con sus dedos mientras voltea los ojos.

Se guarda una pequeña información clave, y es que su amigo no lo ha llamado ni una sola vez.

—Déjate de bobadas y ahora que estás aquí, irás como asistente, mientras duermo. —finaliza para poner distancia con su jefe.

—¡Oh, no, querida hermana! Yo no respondí porque no quiero trabajar, así que me iré a bailar— el timbre vuelve a sonar y Olga le señala a la puerta para que abra.

Al hacerlo se encuentra con Amadeo, el cual lo mira con sorpresa y el hermano de la chica, con burla. Aunque ambos saben lo que significa, uno ha quedado en evidencia y el otro ha descubierto su plan.

—Buenas noches, amigo— saluda Belmonte.

—Buenas noches— responde el otro abrazándolo solo para susurrarle— Me hubieses llamado para seguirte el plan, pero por desgracia no lo supe y perdiste— le cuenta. Se terminan alejando y Olga tira su chaqueta vaquera.

—Mi hermano llegó recién, así que puede ir con usted— dice tratando de sonar despreocupada, pero para su desgracia, su jefe no se lo dejará fácil.

—Tiene la noche libre y no abusaré de eso— responde.

—Él no tendrá problema en recibir un extra— avisa Olga, dejando claro que no se moverá de su casa.

Deshace su peinado y camina como si nada por la sala de su casa, mientras es observada por ambos hombres.

—¿Es en serio?— cuestiona su hermano— Te dije que por hoy no trabajaría más y tu propio jefe te está diciendo que tengo libre, además de darte una orden directa.

—No es una orden— niega ella— Solo me preguntó si estaba libre para una operación, pero pude haberme ido lejos o peor.

—¿Qué sería peor?— cuestiona Amadeo.

— No querer ir. —responde alzando los hombros.

—No tienes opción— agrega él un poco enojado, ya que siempre se lo ponía fácil y la relación "jefe-empleada" era buena, pero ahora, es un infierno.

—Hay una opción— señala a su hermano— Está aquí, sin hacer nada. Puede ayudarte— finaliza, se quita el calzado y se pierde de su vista mientras tiembla.—Aseguren la puerta al irse.

Es arriesgado lo que está haciendo, ya que incluso puede perder su trabajo, pero con su nuevo descubrimiento, lo menos que desea es estar cerca de Amadeo, así que manda a su hermano siendo totalmente atrevida.

Los hombres observan unos minutos el pasillo por donde Olga se ha perdido y luego se miran entre ellos.

Amadeo larga un suspiro pesado mientras pasa su mano por el pelo y el hermano de Olga retiene notablemente una carcajada.

—Me hubieses dicho— vuelve a reclamar, mientras mueve sus cejas juguetonamente

—Cállate —le pide el pelinegro saliendo de la casa, mientras su amigo lo sigue detrás.

—¿Existe una operación o lo inventaste?

—La hay, solo que no quería llamarte— confiesa sin entender por qué actúa así.

Antes de subir al auto, observa la casa de su secretaria y se reclama por querer estar a solas con ella, ya que en tantos años, eso lo ha podido controlar, hasta hoy.

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