tienes fiebre

 Cuando amaneció, sentí un peso rodeando mi cintura. Así que abrí los ojos para ve lo que era, y me sorprendió ver que era Rances quien me tenía rodeada de la cintura y bien pegada a su cuerpo.

  Sentí como mi cuerpo se estremeció al sentirlo tan pegado de mí, pero no era un estremecimiento por Temor, o asco era una sensación diferente; algo que jamás he sentido y no sabía cómo explicarlo.

  ¡No quería separarme de el! Extrañamente, me sentía cómoda pegada a él, pero debía separarme de él. Cuando tome su brazo para quitarlo de mi cintura, él se aferró más a mí, justo en ese momento pude sentir su temperatura había subido nuevamente; debía levantarme para buscar la forma de bajar su fiebre, pero él no me permitía soltarme de su agarre. Así que como pude me gire para quedar de frente con él e intente despertarlo. El pobre estaba ardiendo en fiebre ¡no me quiero ni imaginar cómo se sentía!.

  No logré despertarlo, pero si salí de su agarre, este hombre ¡me tenía tan preocupada! ¡No quiero que le pase nada malo! ¡No me quiero quedar sola en esta isla!. Y no sería lo mismo estar aquí sin él terminaría por volverte loca.

 Salí lo más rápido que pude por agua, y apenas regrese comencé a ponerle trapos húmedos nuevamente. Así dure una hora y media, hasta que la fiebre bajo un poco, y él despertó; al verlo abrir los ojos sentí como me volvió el alma al cuerpo. No lo pensé dos veces y lo abracé, me sentía desesperada, asustada de solo pensar que él me dejara aquí sola; que no pude evitar que se me escaparan unas lágrimas. Este tonto realmente me dio un susto de muerte.

 Cuando me separé de él, me di cuenta de que me miró extrañado, y lo entiendo jamás me había comportado así con él; cuando vio mis lágrimas se puso serio, tomo mi rostro y las limpio mis lágrimas con sus dedos y me preguntó.

¿por qué lloras fierita?

¿por qué más voy a llorar? ¡Porque el tonto frente a mí no quería despertar! No sabes cuánto me preocupaste. (como tenía los nervios alterados le di un sape por la cabeza) y él se quejó y luego me preguntó con mirada tierna y una sonrisa en los labios

¿así que si me quieres?

¡Claro que te quiero tonto! Son dos años de amistad ¿cómo no quererte? !Ahora levántate! Que nos vamos a al río a ver si te bajamos bien Esa fiebre.

Él se levantó como pudo con mi ayuda, y fuimos al río. Llegamos al río a duras penas, yo coloqué la ropa limpia que llevaba en las manos sobre una piedra, y caminamos a la orilla del río; ahí él se sentó y yo me coloque detrás de él para echarle agua desde la cabeza para así ayudar a que bajar su fiebre.

Mientras yo le echaba el agua él pregunto.

¿Por qué nunca te metes a bañar al río?

¡Porque no sé nadar! ¡Y no me quiero ahogar!

¡A ok ya entiendo!

Bueno ya la fiebre se te bajo bien. Así que ahora anda y cámbiate de ropa, voy a ver qué consigo para comer.

¡yo estaba insegura de poder conseguir algo! porque yo no sé pescar, pero el me quito lo que tenía en la mano y lo utilizo para pescar el, y yo ¡me sentí aliviada! De que el ya estaba mejor, y deseaba que no le diera más fiebre.

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