una semana después

Ya en la carpa improvisada, decidimos comer lo que teníamos guardado. Mientras comíamos, conversamos de muchas cosas, hasta que ella dijo.

En esos días la pasábamos muy bien juntos, ¡reíamos con cada una de tus locuras!.tú te comprabas el lio, y luego yo tenía que resolverlo, pero; aun así siempre resultó ser divertido. ¿que cambio? o mejor dicho ¿que te hizo cambiar?

Cuando ella me hizo esa pregunta, yo ¡permanecí en silencio!, ni siquiera yo estaba seguro de que debía responder.

¡Si conocía la causa del cambio!. Pero, ¡no sabía cómo decirle!, ¡que la causante de mi cambio era ella!. Ni mucho menos tenía manera de explicarle por qué lo era. ¿Cómo podría decirle? Que desde el momento en que ¡la Vi!. Desnuda en ese baño, se convirtió en la causante de mis fantasías. Que todo lo que hice, lo hacía para liberar un poco, todo el deseo que sentía por ella; decidí no responder y fingiendo necesitar el baño ¡Me levante y me aleje!, de la carpa improvisada para evitar la conversación.

punto de vista de Camila Montiel

Al ver cómo él se levantó, y salió para evitar mi pregunta. ¡Guarde silencio!, y ¡solo lo ví marcharse!. — Asumí que sus razones tenía para no responde, así que lo deje ir, y no insistí.

Cuando ví que el sol se estaba poniendo para el atardecer, decidí preparar los pescados que él había traído. Al estar todo listo, me acerque a él y le entregué su comida, para luego sentarme a su lado. ¡Comimos en silencio!, mientras, veíamos el atardecer sentados en la arena frente al mar.

(me quedé pensando y pregunte) ¿es hermoso cierto? ¡Siempre soñé con vivir en un lugar así! Claro no en una carpa improvisada (me rio) sino más bien en una cabaña rodeada de toda esta naturaleza frente al mar. Es bastante relajante, y mi sueño cumplido a medias porque; no vivo en una cabaña sino en una carpa improvisada (reí nuevamente).

Él solo me miraba atento a lo que yo decía, luego que terminamos de comer yo me levanté y antes de irme le dije. ¡Perdón! Por incomodarte con mi comentario hace un rato ¡lo hice de forma inocente!.

Camine de regreso a la carpa para buscar mis cosas, ya estaba cayendo la noche debía prepararme para dormir antes que oscureciera. Al poco rato él también lo hizo.

Cuando ya estábamos acostados le pregunté. ¿tú crees que nos estén buscando?

¡No lo sé!, el que nos encuentren depende de mi hermano.

(lo mire y pregunte). ¿de Daniel? (y con la mano en la cabeza dije) ¡ooohhh! Por dios ¡moriré aquí!! ¡Si ese no sirve ni para conseguir un par de medias!. Dios ilumina su mente, porque sin tu ayuda no nos van a encontrar nunca

Rances ¡no hizo más que reír! por el comentario de Camila, luego de eso los dos se quedaron dormidos ya mañana sería otro día.

Una semana después

Camila Montiel

Ya tenemos diez días aqui, y no hemos visto pasar ni un barco, avión o helicóptero; realmente comienzo a dudar que nos estén buscando. No es que esté apurada por irme, el ambiente aquí se siente bien. Pero, ya mis cosas personales se están agotando, y ni hablar de la comida, aunque; Rances me dijo que por eso no debía preocuparme. Que él resolvería, pero si me preocupo porque desde ayer lo veo bastante decaído y un poco rojo.

Creo que tiene fiebre, pero estoy indecisa de acercarme a el para confirmarlo no quiero que rechacé mi cercanía.

Después de un rato de estarlo observando mientras pescaba, lo ví venir hacia mí, Pero en el camino se tambaleó un poco como si se fuera a caer; así que me acerque a él lo más rápido que pude para ayudarlo a sostenerse en pie. Y cuando lo toque me di cuenta de que mis sospechas eran ciertas, y me preocupe.

No tenemos medicamentos de ningún tipo, y en lo poco que hemos recorrido de esta isla. No he visto ninguna hierva medicinal que me pueda servir para bajarle la fiebre.

Le quite los pescados de la mano, y los amarre a un árbol, para luego acercarme a él para ayudarlo a quitarse la ropa; la única manera de bajar su fiebre era que se bañara en él río. Cuando intenté quitar su camisa me preguntó.

¿Qué haces?

¡Intento ayudarte! Tienes fiebre y debes bañarte en el río para que se te baje, ya que no tenemos medicamentos, y no es recomendable dejarte la ropa mojada puesta porque osino luego te puede dar gripe y tos.

¡Entiendo!, pero ¡tengo frío, no me quiero mojar!.

¡Lo sé! Pero, ¡es necesario! Aunque sea unos minutos hasta que baje la fiebre. Luego podrás vestirte nuevamente con tu ropa seca para que recuperes el calor natural de tu cuerpo. Si no te sientes con fuerza para meterte de lleno al río yo te ayudaré a bañarte en la orilla.

¡Está bien! Me bañaré en la orilla, no quiero que me llevé la corriente del río.

Termine de ayudarlo a quitarse la ropa, para luego caminar y sentarnos a la orilla del río y yo comencé a echarle agua mientras él permanecía sentado temblando como una maraca.

Luego de un rato su fiebre bajo, él se vistió, tomamos los pescados, un envase con agua y regresamos a la carpa; apenas llegamos le dije que se acostara que yo me encargaría de lo demás. Así que cocine los pescados rápidamente y le lleve para que comiera, cuando entre a la carpa, volví a tomar su temperatura; Ya estaba hirviendo en fiebre nuevamente.

Así que busque el envase con agua que había traído, y comencé a bajar su fiebre, colocando trapos mojados sobre su cabeza y cuerpo; como si fuera un niño pequeño. Una hora después su fiebre comenzó a ceder nuevamente y él aprovecho a comer y yo también ya tenía mucha hambre.

Ya había caído la noche y Rances tenía fiebre nuevamente. Lo bueno, es que la luna estaba bastante clara y brillante, y podía verlo perfectamente; allí me quede junto a él en su cama improvisada ayudando a bajar su fiebre hasta que nos quedamos dormidos alrededor de las tres de la madrugada. Si me preguntan ¿cómo sabía la hora? ¡pues Rances tenía un reloj de mano! que por tenerlo puesto no recibió daño.

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