9. Natalia Longfield 2

Cedric se despertó lentamente, sintiendo la rigidez en sus extremidades. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba amarrado a una cama en una habitación desconocida. Había sido despejado de la mitad de su ropa y por primera vez sintió verguenza. La luz tenue revelaba una figura en la penumbra, y pronto identificó a Natalia.

— Natalia, es un gusto volver a verte—dijo Cedric con voz apagada, intentando comprender su situación.

La elfa emergió de las sombras con una mirada desquiciada, sus ojos reflejaban una obsesión enfermiza.

— Cedric, mi amado mago —murmuró Natalia con tono melódico, mientras sus dedos acariciaban sus dedos.

Q

— No entiendo porque me haces esto, Natalia, podríamos hablar —inquirió Cedric, luchando por liberarse de las ataduras mágicas que lo aprisionaban.

Natalia se acercó, dejando que su risa resonara en la habitación.

— No lo entiendes, Cedric. Ahora eres mío. Aquí, en mi mundo, donde nada puede separarnos.

Cedric frunció el ceño, sus pensamientos girando mientras intentaba descifrar la razón detrás de la obsesión de Natalia.

— Natalia, ¿dónde está Lysander? ¿Qué has con él ? —preguntó Cedric, su voz cargada de angustia mientras luchaba por liberarse.

Natalia, con una sonrisa retorcida, respondió:

— No te preocupes, mi amado Cedric. Lysander está en la habitación contigua, a salvo y bien cuidado. Seré su madre y lo protegeré como si fuera mi propio hijo.

Cedric, sin embargo, percibió la locura en los ojos de Natalia y no podía confiar en sus palabras.

— No puedes pretender que confíe en ti. ¿Qué tipo de madre secuestra a un bebé y lo expone a esta locura? —exclamó Cedric.

Natalia se acercó y se recostó junto a él, su presencia envió escalofríos por la espina dorsal de Cedric.

— Cedric, nuestro amor es único, y Lysander será el símbolo de nuestra unión eterna. No temas, lo cuidaré como si fuera mío, con todo el amor que siento por ti —dijo Natalia, susurrando mientras acariciaba el rostro de Cedric.

Cedric sabía que la elfa estaba profundamente perturbada. Observó con cautela mientras Natalia cerraba los ojos, intentando apaciguar las crecientes dudas en su interior.

Mientras Natalia se acomodaba junto a Cedric, su locura se hacía más evidente, y él se preguntaba cómo escapar de este enredo mágico sin poner en peligro a su hijo.

El mago, atrapado en la pesadilla tejida por la elfa enamorada, sentía la urgencia de encontrar una salida antes de que la influencia de Natalia se extendiera más allá de sus propios límites.

— Natalia, no entiendes. No vine por amor, sino por un cabello de elfo. Necesito crear una poción para encontrar a la verdadera madre de Lysander. —explicó Cedric, con urgencia en su voz.

Natalia, sin embargo, parecía indiferente ante sus palabras.

— Cedric, ya no hay necesidad de buscar. Juntos podemos crear nuestra propia historia, nuestra propia familia. —dijo ella, mientras sus dedos acariciaban el pecho del mago.

Cedric, sintió la presión de la elfa y desconcertado por sus acciones, insistió: — Natalia, debes comprender. Esto no es amor verdadero. Necesito encontrar a la madre de Lysander, descubrir su origen.

Natalia ignoró sus preocupaciones y continuó acariciándolo, su mirada iluminada por una obsesión desmedida.

— Cedric, no lo entiendo, has estado con la mitad de las chicas de la ciudad, pero nunca me has dado una oportunidad—susurró Natalia, con una mezcla de pasión y delirio en sus palabras.

Cedric nunca había podido ver a Natalia como una mujer, la veía como una niña, alguien inocente a quien no podría hacerle daño.

— Por fin podre tener entre mi el poder del dragón— dijo Natalia mirando la entrepierna de Cedric, acariciando sus manos para poder sentir el cuerpo de Cedric.

Mientras Natalia acariciaba a Cedric en su desesperada búsqueda del supuesto poder del dragón, un lamento agudo resonó desde el rincón oscuro de la habitación.

La elfa, con una rapidez que revelaba una faceta maternal distorsionada por la obsesión, se levantó de inmediato y se apresuró hacia donde descansaba el bebé, su tono de preocupación desdibujando momentáneamente su demencia.

Cedric, aprovechando la repentina distracción de Natalia, se esforzó por deshacerse de las ataduras que lo aprisionaban. Su mente ardió con la urgencia de liberarse, consciente de que el destino de su hijo estaba en juego. No obstante, al intentar invocar sus habilidades mágicas para quemar las ataduras, una extraña resistencia en ese rincón dimensional dejó sus intentos inútiles. Las llamas apenas titilaron antes de desvanecerse, frustrando sus esfuerzos.

En la penumbra, el lamento del bebé se escuchó con más fuerza.

Natalia regresó con Lysander entre sus brazos, la demencia brillaba en sus ojos mientras intentaba arrullar al bebé, incapaz de consolar su llanto. Cedric, al ver la angustia de su hijo, instó a Natalia a liberarlo.

— Natalia, por favor, libérame. Permíteme consolar a Lysander —rogó Cedric, sintiendo la desesperación inundar cada fibra de su ser.

Natalia, en un momento de lucidez, accedió a las súplicas de Cedric y deshizo las ataduras mágicas que lo mantenían prisionero. Con cautela, Cedric tomó a Lysander entre sus brazos, la calidez de su pequeño cuerpo aliviando su corazón atribulado.

Aprovechando el descuido de Natalia, Cedric canalizó su magia, liberando un destello de energía que golpeó a la elfa, dejándola inconsciente en el suelo. La habitación quedó envuelta en un tenso silencio, solo interrumpido por el llanto disminuido de Lysander.

Lysander, en los brazos de Cedric, respondió con una tierna sonrisa, ajeno a la tensión que rodeaba la habitación. Cedric, aprovechando el momento de tranquilidad, con habilidad extrajo un cabello de Natalia.

La cuestión de cómo salir de esa dimensión atrapadora aún flotaba en el aire. Cedric, con el cabello de Natalia entre sus dedos, reflexionó sobre cómo escapar de esa extraña dimensión.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***