Sils -parte 1

"Diez mil soldados" respondió la prima de Ophelia

"D... Dur es del doble del tamaño de tu ciudad ¿cómo conseguiste a tantos soldados?"

"Los imperiales de Dur fueron crueles, todos lo sabemos, pero solo ocurrió con los ciudadanos, pero en nuestra ciudad los comandantes imperiales también abusaron de sus soldados, por esa razón, cuando recibieron la orden de retirarse, los imperiales se rebelaron y asesinaron a su comandante, luego se formaron frente a la mansión y nos ofrecieron sus servicios, la única condición es permitirles estar en el frente durante la batalla contra el imperio"

"¿Arman?", me pregunto Ophelia

"Si contamos con el dinero para pagarles a los soldados, no tendremos problemas, mis hombres llevan tiempo conmigo, saben cómo trabajo y me son leales, ellos comandaran a los soldados"

"Podremos mantener a los soldados por los próximos dos meses, pero no más que eso"

"Mi señora, si me permite hablar, creo que podremos ayudarla" comentó la mensajera de los Rothschild

"¿Cómo es eso?"

"Los impuestos de las ciudades del sur se guardan en una fortaleza no muy lejos de aquí, los imperiales luego de abandonar las ciudades dejaron la fortaleza con muy pocos guardias, un ataque sorpresa será suficiente para llegar al tesoro y obtener los cofres con impuestos"

"¿Cómo se llama la fortaleza?", le pregunté a la mensajera, en mi tiempo trabajando con los imperiales, protegí una carrera con oro la cual se dirigía a una fortaleza

"El imperio la llamó Sils, durante años los impuestos del sur fueron guardados en esa fortaleza, el oro solamente salía para pagarle a los soldados"

"¿La fortaleza cuenta con una fundidora?", pregunte

"Creemos que si, nadie ha podido ingresar"

"Arman ¿porque preguntas por una fundidora?"

"Durante años, la moneda del imperio siempre fue la misma, eso les permitió controlar el mercado, si tomamos la fortaleza, fundimos el oro, creamos nuestra propia moneda y la distribuimos en el mundo, podríamos debilitar su poder económico"

"Podría funcionar, pero no será tan sencillo, los enanos rescatados de Tadmury pueden fundir el oro y crear las monedas, pero necesitamos una manera de distribuirlas entre las ciudades del imperio que estén dispuestas a liberarse"

"Lo solucionaremos durante la marcha, ahora prepararé a mis hombres para partir dentro de dos días a la fortaleza de Sils"

Día 5 del quinto mes del año 493

Mis hombres estaban preparados y listos, los enanos cargaron sus armas y herramientas al carruaje, el grupo estaba conformado por dos valkirias, veinte mercenarios y ochenta guardias de Dur, "Arman, los miniaturistas crearon el símbolo para las monedas" comentó Ophelia mientras me entregaba una hoja

"¿Este no es el símbolo de tu familia?", pregunte al ver el dibujo de la rosa blanca

"Como usted debe saber, los Andersen somos una de las siete familias más antiguas, cuando los señores demonios crearon a los primeros siete, una flor nació junto a cada uno, el tulipán, junto a la familia imperial Dimitrov, la flor del infierno junto a la familia real Leonov, una flor de cerezo nació junto a la familia Myoga, una flor de manzanilla junto a la familia ivanovskiy, la flor de Azucena junto a la familia Guidacci, la flor de Iris junto a la familia Saidi y la rosa blanca junto a la familia Andersen, por esa razón los miniaturistas consideraron que mi símbolo este en la moneda"

"Entonces, prepare la forja de la ciudad, cuando las nuevas monedas lleguen, fundiremos las monedas imperiales de Dur" después de guardar el dibujo, ordené a mis hombres que marcharan

Día 8 del quinto mes del año 493

Después de tres días marchando, la fortaleza de Sils estaba sobre una colina, hacia más de dos horas que mis hombres y yo, marchabamos entre los árboles para mantenernos ocultos "Aila, tu hermana y tu son las mas poderosas aquí, los guardias no sospecharan si las ven volando sobre la fortaleza, aprovechen esa oportunidad para causar caos y permitirnos ingresar, si los guardias son más de los que pueden enfrentar, retirencen"

"Solamente la magia de alto nivel puede dañarnos, no debe preocuparse por nosotras, preocúpese por sus hombres" luego de decir eso, las dos valkirias extendieron sus alas y salieron volando en dirección a la fortaleza, no tardamos mucho en escuchar la campana, junto a mis hombres nos acercamos aún más y observamos como el rastrillo comenzaba a subir y el portón reforzado se abría permitiéndonos la entrada

"Vamos" tras mi orden el ataque comenzó, en cuanto ingresamos al patio de la fortaleza nos encontramos con una docena de imperiales enfrentándose a Aila, mientras los guardias de Dur comenzaron a luchar contra los imperiales, algunos mercenarios y yo nos movimos al interior de la fortaleza para encontrar al comandante, mientras nos movíamos por un pasillo el muro detrás de nosotros fue destruido, Aila había lanzado a un imperial con demasiada fuerza, esto provocó que el miedo a ella surgiera en ambos lados "Reaccionen, debemos continuar" mis palabras parecieron traerlos de regreso y seguimos subiendo la fortaleza hasta llegar a la oficina del comandante, aquí encontré una carta

..."Un enfrentamiento limpio, lo espero en el campo de entrenamiento"...

Le ordené a mis hombres que nos dirigiéramos al campo de entrenamiento, corrimos por los pasillos enfrentando a cualquier imperial renegado, cuando llegamos al campo encontramos a un único hombre de pie en el centro, poco a poco mis hombres llegaron y observaron al hombre, las valkirias se posicionaron frente a las dos únicas salidas "Debí suponer que serías tú, solo una persona estaría tan loca para atacar una fortaleza imperial y no solo eso, sino que conseguir la victoria debería ser menos probable para ustedes, pero aquí estamos ¿cómo acabarás con mi vida?", pregunto el comandante mientras lanzaba su espada a mis pies

"Comandante, tome su espada, los imperiales se jactan diciendo que el único momento donde un imperial muere es en un campo de batalla, por esa razón pelee" el comandante se agachó y tomó la espada que le había devuelto

"Si es lo que quieres" el comandante tomó la espada, pero su espíritu de lucha no estaba, había renunciado a la victoria desde antes de mi llegada, el comandante se abalanzó ante mi, pero fue tan lento que solo me aparté no podía luchar contra alguien que ya se consideraba muerto, por lo que decidí acabar con esto de una vez, saque mi espada y ataque...

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