El Legado de los Elfos

En las profundidades del reino élfico, entre bosques de árboles ancestrales y ciudades suspendidas entre las copas de los árboles, se encontraba la morada de los elfos. El Reino de Eärendil, un lugar de belleza etérea donde la magia fluía en armonía con la naturaleza.

Los elfos, seres de elegancia inigualable y sabiduría milenaria, vivían en comunión con el bosque. Sus ojos centenarios reflejaban la profundidad de su conexión con el mundo natural, y sus habilidades mágicas eran tan antiguas como las raíces de los árboles que los rodeaban.

Draven, nacido en el seno de este reino, había sido instruido en los caminos de la magia y la sabiduría elfica desde su más tierna infancia. Los elfos valoraban la armonía y la preservación de la naturaleza, y Draven se había convertido en un guardián de los secretos ancestrales de su linaje.

Sin embargo, a pesar de la serenidad que emanaba el Reino de Eärendil, la historia del conflicto entre elfos, hadas y humanos había dejado profundas cicatrices en los corazones de su gente. Las hadas y los elfos habían sido cazados por su magia, anhelada por los humanos que buscaban apropiarse de su poder.

Las guerras pasadas resonaban como un eco amargo en la memoria colectiva de los elfos. Los enfrentamientos con los humanos habían dejado un legado de desconfianza y distanciamiento entre los reinos, dificultando cualquier intento de reconciliación.

Draven recordaba las historias de su pueblo, relatos de cómo los humanos, temerosos de la magia que fluía en las venas de los elfos y las hadas, desataron guerras que dividieron a los reinos y sembraron la desconfianza entre las razas.

En los días más oscuros, elfos y hadas se unieron para protegerse mutuamente, formando alianzas frágiles en medio del caos y la destrucción que los humanos habían desencadenado. Las cicatrices de aquellos conflictos aún persisten, y el anhelo por la paz entre los reinos parecía cada vez más lejano.

Draven sabía que, para enfrentar la oscuridad que se cernía sobre ellos, tendrían que superar las diferencias del pasado y unirse en una alianza que desafiara las barreras del tiempo y la desconfianza.

Con esta determinación en su corazón, Draven Elara preparados para emprender un viaje crucial en busca de los Guardianes de los otros reinos, con la esperanza de forjar una alianza que detuviera el inminente peligro que amenazaba con sumirlos en una oscuridad eterna.

El viento siseaba entre las ramas, llevando consigo un presagio ominoso mientras Draven Elara se adentraba en los límites del Reino desconocido para ellos. La densa arboleda se cerraba a su alrededor, ocultando secretos ancestrales y susurros de antiguos males que aún pervivían en las sombras.

Mientras avanzaba, la atmósfera se volvía cada vez más opresiva, como si el bosque mismo se resistiera a revelar sus secretos más oscuros. Sombras danzaban entre los árboles, retorciéndose y tomando formas que evocaban pesadillas olvidadas.

El sonido de ramas quebrándose bajo sus pies resonaba como un eco inquietante en el silencio del bosque. Algo acechaba entre los árboles, algo que no pertenecía a los reinos conocidos.

De repente, una figura fantasmal emergió de entre la maleza. Era una criatura etérea, un espectro envuelto en sombras, con ojos centelleantes que reflejaban un mal antiguo y famélico.

Draven retrocedió, su corazón latiendo con fuerza mientras el terror se apoderaba de su ser. Aquella presencia no era natural, no pertenecía a ningún reino conocido. Era una manifestación de la oscuridad misma, un recordatorio de antiguos males que los elfos habían creído extintos.

La criatura avanzaba con pasos vacilantes, susurros de voces olvidadas resonaban en la mente de Draven. Las sombras se retorcían a su alrededor, como si el espectro fuera capaz de manipular la realidad misma.

Sin embargo, en medio de la agonía de su miedo, Draven invocó antiguas palabras de protección, canalizando la magia ancestral de los elfos. Una luz brillante surgió de sus manos, disipando las sombras que envolvían al espectro.

Con un grito gutural, la criatura retrocedió, desvaneciéndose en la oscuridad del bosque. Draven respiró agitadamente, sintiendo el frío sudor en su frente. Aquel encuentro había despertado un temor que creía olvidado, un indicio de que la oscuridad que se cernía sobre los reinos era más antigua y terrible de lo que imaginaba.

Con el corazón aún palpitante, se recompuso y continuó su travesía, sabiendo que lo que encontrara a continuación podría ser aún más aterrador que aquel espectro que había enfrentado.

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Comments

sweet

sweet

Basta, no puede ser que decribas todo con tanta majestuosidad. 😍

2023-12-28

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