—Es usted—me dijo y al oír su voz me paralicé, no por miedo, sino que había algo en su forma de hablar, que era diferente, muy melodiosa y cortes, era como escuchar un poeta recitar un poema de amor o tragedia.
—¿Qué?—mi voz sonó nerviosa y temblorosa, aunque no por el hecho de ser observada por mí compañeros, puesto que había sido muy extraña su forma de presentarse, sino porque aún no le encontraba lógica a esa situación. ¿Cómo era posible que después de haberlo visto en mis sueños, ese hombre estaba ahí, de pie y delante de mí?
—La he estado buscando, majestad— revelo mientras acortaba la distancia que había entre nosotros, solo entonces note lo alto que era y lo pálida que lucia su piel, además de que esta parecía relucir, como si en ella hubiese algún tipo de crema con pequeños brillos que se iluminaban con la luz del sol, era sin duda un hombre difícil de pasar desapercibido, sobre todo por su extraordinaria belleza— por favor, venga conmigo.
Extendió su mano hacia mí, una mano muy pálida, aunque por lo que note, de piel tersa, era como ver la piel de un bebe. Yo solo la miré por un momento, muy confundida y asustada, así que repetí mi pregunta:
—¿Quién eres?—insistí, alejándome de él un paso, asustada, pero al mismo tiempo intrigada, aquello parecía una más de mis pesadillas, incluso desvíe la vista un momento, tratando de encontrar a mi alrededor, algo que no cuadrara en ese sitio, algo fuera de lo común que me indicara que realmente eso se trataba de un sueño o quizás una pesadilla, pero lo único extraño era aquel hombre de ojos dorados, los cuales eran muy atrayentes e hipnóticos, era imposible no contemplarlos.
—Por favor, majestad. Me han seguido hasta este lugar, no tenemos mucho tiempo—insistió en un tono de voz preocupado, pero al mismo tiempo tranquilo, era como si realmente ese aire pacífico fuese parte de él. Sin pensarlo dos veces, acorto a un más la distancia entre los dos para tratar de tomar mi mano, pero al momento en que su piel toco la mia, tuve una extraña sensación, era como tocar un animal, quizás un delfín o un caballo y era extraño que pensara en esos animales, pues en realidad nunca había tocado ninguno, pero fue lo primero que se me vino a la mente— corre peligro. La llevaré a un lugar seguro.
Instintivamente, jale mi mano para evitar que siguiera tocándome, porque el solo sentirlo, el saber que era tangible, me horrorizo, es decir, hasta ese momento, quería creer que todo eso se trataba de un sueño y que tal vez durante la hora del descanso me había quedado dormida, pero aparentemente no era así.
En un movimiento brusco, pero ágil, mi mano se deslizó entre la suya que era tan tersa y solo así pude escapar de él. Corrí lo más rápido que pude para salir del salón, tratando de encontrar en mi camino alguien que pudiera ayudarme, quizás no exactamente un alumno, pues había muchos en los pasillos, sino un profesor que pudiera auxiliarme, pero sabía bien que a esa hora todos ellos se encontraban en la sala de profesores, lugar donde todos se reunían para compartir o calentar sus almuerzos o al menos eso suponía, pero la sala de profesores estaba en la primera planta, al otro lado del primer jardín, justo al lado de la oficina del director.
Aquella fue la primera vez que baje tan rápido las escaleras, aunque lo hice empujando a muchos en mi camino, pero temía que aquel hombre lograra atraparme, de algún modo.
Fue hasta que llegue al jardín que finalmente me anime a mirar atrás, el lugar estaba despejado y nadie me perseguía, aparentemente ese sujeto no se había tomado la molestia de seguirme; sin embargo, al volver la mirada hacia el frente, justo al camino qué guiaba hacia la sala de profesores, ese graznido, él qué había escuchado tantas veces en mi sueño, volvió a escucharse, hizo tal estruendo qué me pareció que me rompería los tímpanos.
Me vi obligada a detenerme, para colocar las palmas de mis manos sobre mis oídos y así, de algún modo, evitar el sonido desgarrador.
Cerré los ojos por un instante, esperando a que el sonido cesará y por un momento mientras todo eso ocurría mi sentido común me advirtió qué estaba volviéndome loca, pues era imposible que ese sonido se escuchara justo ahí, en el colegio.
Levante la vista, tal y como lo había hecho en mis sueños, aunque quizás lo hice por instinto, porque sabía que después de escuchar ese sonido, siempre, sobre el cielo, una bestia siempre venía a atacarme, pero en ese preciso instante me percate de la presencia de más personas, alumnos que al igual que yo, parecían estar impresionados de escuchar aquel impresionante graznido.
Mire a mi alrededor, todos parecían estar extrañados, ya qué no existía ningún ave tan grande como para hacer un sonido similar, uno que generará tal miedo.
Al final entre la gente, lo vi de nuevo, a ese hombre de cabellera blanca, alto y de gallardía figura, era como ver a una criatura mitológica, quizás un elfo o un dios nórdico.
Me pareció que mientras cruzábamos miradas, él caminaba hacia mí o mejor dicho se traslada a porque incluso su forma de caminar era tan delicada y elegante qué parecía flotar, era impresionante.
—¿Qué es lo que quiere?—me digne a reclamarle al verlo tan cerca de mí. Alce la voz con el propósito de que algún profesor viniera en mi auxilio, pero eso no sucedió.
—Usted es a quién buscaba—pronunció haciendo un movimiento extraño, como una reverencia.
—Pero yo no lo conozco, aléjese de mí—di un paso hacia atrás.
—Tonterías—expresó y entonces, sin previo aviso, se agacho y arrodillo frente a mi—juro solemnemente qué no desobedecere ninguna orden de su majestad, que mi corazón y lealtad estara unido al suyo hasta el día de su muerte y cuando ese día llegue, yo moriré con usted.
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Updated 25 Episodes
Comments
Norvis Padrino
Aún no entiendo está novela,deduzco se trata de una reencarnación y la chica aún no recuerda nada
2024-01-03
4
Irma Zea Vera
Agradezco
2024-01-03
0