Me voy.

En una tarde en castillo de Draco la princesa Aisha, hija menor de la emperatriz Amelia y el Emperador Eduardo, su nacimiento fue una sorpresa mucho tanto que sus hermanos la han consentido, pero ella es la más fuerte heredó la magia de su madre y de su familia los Michelob, familia de magos desde sus orígenes.

Este día, los guardias se quedan asombrados de lo que ven desde los pasillos Aisha lleva del cabello y va arrastrando a una joven rubia, ella intenta zafarse, pero llora y pide ayuda.

-Ya me tienes arta maldita mojigata, siempre me culpas de todo lo que te pasa, si te caes me culpas a mi, si te tiras el té encima es mi culpa, quieres a mi prometido y él te quiere a ti pues quédate con él, un hombre que no honra su palabra no vale nada, ahora fuera de mi palacio y no los quiero volverá ver

-Suéltame, eres una salvaje, mi padre sabrá de esto y el joven duque también.

-No me importa, dices que te maltrato y te acoso pues esta vez es verdad, con gusto aceptaré mi castigo, pero hoy tú te vas sin cabello.

Aisha saca fuego de sus manos y toma la cabellera de la rubia, con la otra mano formando una espada y corta desde los hombros el cabello de la chica.

-No, que has hecho

La chica llora y súplica por ayuda.

-Ahora si lárgate, ve a llorar con ese imbécil y con tu padre.

-Pero que diablos haces Aisha que la has hecho.

Un joven rubio llegaba para ayudar a la joven en el piso

-Solo hago lo que ella siempre dice, la estoy acosando y maltratando que no ves, ahora llévatela y nuestro compromiso será disuelto, mi padre mandara los papeles.

-Son tus celos hablando tú me amas y ese compromiso está hecho.

-🤨 Yo no te amo, 😑 no se que es el amor, pero se cómo mis padres se miran y yo jamás te he visto así, si acepte este ridículo compromiso fue más por tu padre que por ti, él es leal a mis padres y el compromiso era buena opción

-No puedo creer que seas así, nosotros solo somos amigos.

-Ja, pretendes que te crea eso.

Aisha se acerca a él y forma una espada con el fuego, haciendo que él sienta miedo.

-Tú ya tienes 17 años al igual que la dama presente, pero acaso crees que no sé que ya se han acostado, sé un hombre y hazte responsable, yo no pienso casarme contigo para que después ella sea tu amante.

-Como sabes eso...

-Jaja eso no te lo diré, ahora fuera los dos, nunca quiero volver a verlos, pueden casarse, ser amantes, amigos no me importa, tú si vuelves a estar frente a mí te quemaré la cara.

Aisha entra enojada al palacio, le dice a los guardias que a eso dos no los dejen entrar, los guardias serios le responden que sí.

Durante varios días no salió de su cuarto, no por estar castigada, si no por hacer berrinche.

-Aisha puedo pasar.

-Si madre, mi padre está enojado?

-No, jamás permitiría un castigo para ti, pero no quiere dejarte ir, Aisha eres muy joven.

-Madre tú creciste con la abuela, déjame ir déjame ser libre, madre sé que mi nacimiento fue inesperado tú ya no pensabas tener hijos y mis hermanos son mayores ya, no soy la heredera tengo la oportunidad de elegir y quiero ir con la abuela.

-Hablaré con tú padre una vez más, pero sal de aquí que no estás castigada.

Aisha salió de su cuarto y está con sus clases de magia, de espada y las clases normales.

-Aisha ven un momento, camina conmigo.

-Si padre.

El Emperador Eduardo fue con ella, su hija es tan parecida a su madre, que la ve y recuerda el día que la conoció.

-Aisha, tu compromiso se ha roto, el duque firmó los documentos aunque no quería, en el fondo nunca me gustó que te comprometieras tan joven, sabes tú eres como tu madre cuando la conocí, incluso más fuerte, no quiero dejar que te vayas, pero entiendo como te sientes buscas tu lugar en este mundo, por eso puedes ir con tu abuela al Marquesado.

-Gracias padre muchas gracias.

-Cuídate mucho, sé que eres fuerte, incluso más que la duquesa, así que no hagas tonterías, tu magia es poderosa, debes controlarla mejor, tú decidirás si vives ahí o regresas, te extrañaré mucho mi pequeña Aisha.

Así Aisha sube a un gran barco que zarpa de las costas de Draco, su destino es el Ducado Montenegro, su viaje es largo, pero ella va contenta, en el fondo no se veía casada, solo acepto por qué todo mundo decía que el joven duque era guapo y que sería muy buen matrimonio.

-Ja tanto que me engaño, nunca sentí amor por él, es mejor así.

Lo que no sabía es que como siempre, nunca valoras lo que tienes hasta que lo pierdes, el día que salió un caballo a todo galope llegaba a puerto, pero solo veía como ese gran barco se perdía en el horizonte, un joven duque de cabello rubio, no sabía que hacer, su padre lo había regañado por el compromiso, él cuando vio el documento fue a hablar con Aisha solo para que le dijeran que se había ido, su corazón en ese momento se rompió, si bien era un compromiso político, Aisha siempre fue amable y buena, la noche que pasó con la otra joven solo fue un error que no recuerda como, pero paso, ahora él pierde toda esperanza de volver a verla.

-Joven maestro debe regresar

-Lo sé solo un momento **No sé si la amaba, pero que se vaya sin poder despedirme me oprime el corazón**

El joven solo veía como el barco desapareció, un gran suspiro y un adiós con su mano, fue lo que le dedicó a Aisha.

Ella jamás sabrá que aquel joven fue al puerto, ella se fue para jamás volver, o al menos eso piensa, después de su entrenamiento quiere conocer Altair dónde están sus abuelos maternos, también hay muchos reinos que conocer.

En el barco viendo el mar inmenso, grita con todas sus fuerzas.

-Soy libre!!

Al llegar la esperan su primo el Marqués de Salvatierra, él le da escoltas para ir al Marquesado, ahí están los duques Amelia y Estefan.

Así la nueva vida de Aisha comienza...

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