Pensamientos Indebidos

— Está bien, no te tocaré a la señorita si lo prefieres así — Dijo Marco

— Ahí viene el señor Aldama — Dijo Angelo

Inmediatamente ese abogado sonrió y fue con Bruno..

— Bruno pero que gusto verte!

Dijo él hombre abrazándolo con mucha alegría y Bruno también, eso era lo que le causaba molestia a Marco

El Licenciado Aldama ya era mayor y era uno de los más importantes de Milán...

— Señorita Anna un placer volver a verla...

— Igualmente Licenciado! — Dijo Anna sonriendo

— Señor Marco! — Dijo el licenciado un poco seco ya que Marco no le daba confianza

— Bienvenido señor! — Respondió Marco seco

— Señor Angelo! — Dijo el licenciado y Angelo sonrió — Y está bella señorita ¿Quien es?... — Añadió el abogado sonriendo

— Es la señorita Amalia, ella nos está ayudando licenciado... — Respondió Angelo

— Mucho gusto señor! — Respondió Amalia tímida

— Bien, pase por favor y disfrute de todo esto...

Todos pasaron y el licenciado Aldama se fue platicando con Bruno

— Ya te dije que quiero que seas el juez de aquí de Italia, en Milán no tenemos y tú resolverás perfectamente bien todo...

— No te gusta el juez que está ahora verdad?...

— No es eso Bruno, él ya es grande y se quiere retirar, y quiero que tú ocupes su lugar... y te propondré...

— Está bien Licenciado...

— ¿Aún no consigues novia?...

Le pregunto el licenciado Aldama y Bruno miró a Amalia que estaba ocupada y sonrió

— No, aún no...

— Consiguete a alguien muchacho, cásate y ten hijos...

— Es lo que más deseo, solo que no he encontrado a esa mujer...

— Yo sabía que tú y la señorita Anna...

— No licenciado, Anna es muy dulce pero no creo verla asi, no niego que es muy bella y muy inteligente, y he intentado salir con ella, pero no sé...

— No es lo que buscas?...

— No, quiero sentir ese deseo hacia una mujer, ese amor, ese sentimiento...

— Entiendo... bien, estoy seguro que encontrarás a alguien, todo a su tiempo...

Todos comenzaron a disfrutar del cóctel, bebiendo un poco y comiendo del gran bufet que había de comida, sin embargo entre las personas y cosas Bruno no dejaba de ver a Amalia, tanto que ella pudo sentirlo, lo volteo a ver y ambos cruzaron miradas, pero ella se intimidó y la retiro...

—Bruno...

— Hola Anna...

— ¿Cómo te fue con el licenciado?...

— Muy bien!...

— Y... la salida de nosotros?... prometiste que al volver saldríamos...

— Cuando no tenga tanto trabajo... — Respondió Bruno nervioso y Anna se entristeció, acabó el cóctel sencillo y acordaron hacer uno más grande la próxima semana, ya que venía el cumpleaños del juez y siempre se lo festejaban todos los abogados de Italia, Roma y Milán...

Despidieron al licenciado Aldama y en la entrada Bruno miró a Amalia y la tomo del hombro...

— Señorita Amalia — Dijo Bruno y ella brinco... — Lo siento! no quise asustarla, me gustaría hablar contigo...

— Si claro licenciado...

Ambos entraron a la oficina y Anna los miró mal...

— Ya tendré mañana listo el contrato de su esposo, iré temprano a su casa... no quiero que esté aquí, por qué como ve solo pocas personas saben de su estancia aquí...

— Entiendo...

Amalia estaba sentada y Bruno se puso de pie y se puso detrás de ella aún sentada, él se acercó y pudo percibir el aroma de Amalia, se sintió muy raro...

— ¿Es feliz en su matrimonio señorita Amalia?... — Dijo Bruno acercando su cara detrás de Amalia y poniéndola casi cara a cara con ella...

— Sí... — Respondió nerviosa

— Muy bien, y cuánto lleva de casada? sí no es indiscreción... — Dijo el volviendo a sentarse en su lugar...

— Llevo tres años de casada, me case a los 21...

— Él es más grande que usted ¿Cierto?...

— Sí... él tiene 31...

— ¿Como lo conoció Amalia?... — Dijo Bruno levantandose de su lugar, tomó su copa de vino y miró hacia la gran ventana que tenía...

— Yo estudiaba aún en la preparatoria, y él ya estaba acabando su carrera, nos conocimos en el parque, él iba con sus amigos y yo con mis amigas, se acercó a hablarme, comenzamos a salir, nos divertíamos mucho — Dijo Amalia sonriendo recordando a ese Simón de antes — Hasta que nos hicimos novios, yo entré a universidad y después de dos años de relación nos casamos...

— ¿Y están casados por la iglesia?...

— No señor, solo por el civil... Todo era bueno al principio... — Amalia recordó el momento en el que Simón la comenzó a golpear y comenzó a sentir un vacío y sentimiento en su corazón...

— Si es todo, me gustaría irme... — Dijo ella levantándose rápidamente

— Si la incómode, discúlpeme...

— No, no se preocupe, con permiso!

Después de un rato todos se fueron a casa, Simón paso por ella, por la ventana, Bruno pudo verlos y apretó el puño, sintió algo muy raro dentro de él...

Al llegar a casa Bruno comenzó a desvestirse para bañarse y seguir con algunos pendientes, pero al estarse bañando recordaba el aroma de Amalia y lo hermosa que hoy se veía, cerró los ojos y solo sintió el agua caer en su cuerpo...

Al salir se puso cómodo y siguió trabajando en su laptop, pero el sueño lo venció...

Esta vez para el fue todo diferente, estaba soñando estar desnudo en una habitación esperando a una mujer sentado, en esos momentos entró Amalia desnuda con una trenza peinada, se acercaba a él y sonreía, Amalia se puso enfrente de él, y se sentó de piernas abiertas encima de él, Bruno solo podía observarla y mirarla fijamente a los ojos, ella colocaba sus manos al rededor de su cuello y besaba a Bruno con mucha pasión, el se sentía tan bien y apretaba su cintura y llevándola hacia a él...

— Te voy a demostrar todo el deseo que siento por ti...

Decía el jadeando y ella sonreía...

Comenzó a besarla con mucha pasión y en su sueño sentía que de verdad la estaba tocando, comenzaba a hacerla suya pero en esos momentos él se despertó, despertó de ese sueño que parecía tan real, dejó a un lado la laptop y se tocó la cabeza....

— Dios por qué estoy soñando esto con ella! — Se dijo para el mismo...

Mientras tanto para suerte de Amalia desde que ella trabajaba Simón no le hacía nada, no la trataba bien, pero tampoco la molestaba, al estar acostados, Amalia recordaba las miradas que le daba Bruno, cerró los ojos y los apretó fuerte para ya no pensar en esas miradas que ese atractivo hombre le regalaba...

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