CAPÍTULO 4

Don no respondió, solo siguió llorando. No le importaba si estaba llorando en frente a alguien o que su orgullo se hubiera lastimado, su corazón roto le pesaba aún más. Se sentía igual que cuando su esposa tuvo el aborto involuntario de su segunda hija, su alma no fue la misma después de eso. Lo único que le quedaba ahora era su hijo de dos años, pero la denuncia venía con una orden de restricción.

Su esposa no solo lo había denunciado o pedido el divorcio, sino que tampoco le permitiría ver a su hijo. Algo que lo preocupó de sobremanera y comenzó a caminar de un lado a otro en la habitación, con la mirada vacía. Sabían que tenían problemas, sobre todo por su trabajo; sin embargo, aún le costaba creer que, en efecto, su esposa hubiera hecho todo eso.

—Debo ver a Lía—dijo intentando salir de la habitación aun con su bata puesta—¡Esto es un error!

—Si sale y se acerca a ella, lo podrán arrestar por violación a la orden de alejamiento—respondió Rose—¡No sea idiota!

—¡¿Y tú que vas a saber?!—preguntó mirándola con odio—de seguro esto es un error y puedo arreglarlo, así que no quiero que me sermonee, una asocial que ni sentimientos tiene, ¡No quiero que alguien que me convirtió en monstruo me aconseje!

Rose suspiró luego de que Don la empujó para salir, no era buena para dar consuelo; sin embargo, si bien era cierto que no sentía emoción o sentimiento alguno, eso no significaba que estuviera exenta a poder sentirlo. Como prueba de ello era aquel extraño sentimiento que este le producía, por ende, aunque le costara admitirlo, le preocupaba que algo malo le pasara a este.

Luego de tomar su billetera, Don salió sin importarle las enfermeras o los guardias de seguridad. El protocolo solo era permitir la salida de los pacientes cuando tuvieran su alta firmada; no obstante, la fuerza sobrehumana de Don, al momento de ser convertido, terminó por someter a los guardias de seguridad.

Con rapidez, detuvo un taxi y dio la dirección de su casa, todo a la vista de los demás miembros de la orden, que no podían creer lo que estaban observando. Rose, consciente de todo eso, se acercó a uno de ellos, el cual estaba auxiliando a un guardia de seguridad que Don empujó contra la pared.

—Preparen una camioneta y síganlo—dijo—estaré esperando, no demoren.

—Si él sigue así, dudo que la orden pueda ayudarlo—espetó un tanto molesto.

—Es eso o no me uno a ustedes, así que decidan—respondió con frialdad—o lo ayudan a él o pierden mi ayuda.

Sin nada que poder hacer, y sin poder esperar la respuesta de sus superiores, se vieron obligados a hacer lo que Rose dijo y al minuto de que Don se fuera, una camioneta pasó por ella y comenzó a seguirlo. En efecto, como la mujer había pensado, el hombre había llegado a su casa. Sin embargo, él ya había entrado y como prueba de ello era la puerta principal rota.

—¡¿Don?!—escuchó la voz de una mujer al momento de entrar en la casa—¡Aléjate o llamo a la policía!

Donatello quedó frío ante lo que vio, ya que al momento de ingresar y hablar con su esposa, nunca creyó encontrarla haciendo el amor en su propio sofá, encima de su propio sobrino. Ahora todo tenía sentido, puesto que este jamás le agradó, de hecho, cuando su sobrino tuvo un problema de drogas y le robó todo el dinero a su hermana, este le había cerrado las puertas de su casa al momento de quedar en la calle.

Rose, quien quería acercarse, se detuvo cuando escuchó un leve lloriqueo. Al darse la cuenta, pudo notar que este venía del segundo piso y que este lloriqueo estaba acompañado de sangre. Sintiendo algo helado emanar de ese lugar, subió con cuidado las escaleras para no llamar la atención y terminó entrando en la habitación que parecía ser del hijo de Don.

—¿Pequeño?—preguntó.

Se acercó a la cama; sin embargo, el hijo de este no se encontraba allí, ni siquiera en la parte de abajo. Cuando volvió a preguntar, el lloriqueo cesó, pudiendo ubicar el origen dentro el closet. Allí, al momento de abrirlo, pudo ver el cuerpo pálido de un niño rubio de dos años.

—¿Pequeño?—volvió a preguntar.

Al lado del cuerpo, un orbe blanco salió de entre las sombras, se trataba del alma del hijo de Don, quien al sentir una presencia extraña, se había escondido; sin embargo, al sentir en la mujer la esencia de su padre, se acercó de inmediato.

—Dime, ¿Qué ocurrió?—cuestionó con una oscuridad latente en su mirada.

El orbe, entrado más en confianza, tomó la forma física que una vez tuvo en vida y le señaló, fuera del armario, su garganta. Rose, sospechando un poco, tocó la garganta del niño, sintiendo como esta se encontraba con quemaduras de tercer grado, frunció el ceño adivinando lo ocurrido.

—Esas quemaduras son recientes—respondió—¿Te las hizo tu madre hoy?

El niño asintió y colocó sus pequeñas manitas muertas en la frente de Rose, mostrándole los últimos momentos que tuvo antes de morir. Fue así que Rose pudo ver como, en la mañana de ese día, después de que el juzgado le hubiera aceptado la orden de alejamiento, y para acelerar aún más el proceso de divorcio, le había dado a su hijo de beber una taza pequeña de té, la cual contenía aceite caliente.

Lía, pensando que con esa pequeña cantidad no le haría daño, esperaba que aquello ayudara a defender su postura, que era Don quien los maltrataba. No obstante, a la altura del medio día, mientras su hijo agonizaba, su amante había llegado para consumir con ella drogas, haciéndola olvidar por unos segundos de la existencia del pequeño Noah.

"Salva a papi, por favor"

El alma atormentada del niño no había podido trascender, por la preocupación latente que tenía con su padre. Algo que de verdad tocó la fibra de Rose, ya que era la segunda persona que le hacía sentir algo en su apagado corazón. Siendo una reencarnada, sabía que, si un niño fallecido, que de por sí tenía pase directo para trascender, sin tener que pasar por el limbo, se quedaba en el mundo de los vivos, era porque tenía pendientes por cumplir.

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Comments

Ivon Caraballo

Ivon Caraballo

pobrecillo...

2024-01-15

2

Jennifer Vasco

Jennifer Vasco

gracias por actualizar, realmente llama mucho más mi atención está, por fi actualiza .

2023-11-24

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