Era una noche oscura, mucho más de lo normal, la lluvia, el frío y el sonido de los truenos debilitaban toda la naturaleza. Se podían escuchar los relinchos de los caballos al galopar con una claridad casi sobrenatural, mi cuerpo se sentía agotado, mis piernas no me respondían, pero sabía que debía seguir corriendo lo más lejos que me permitiera la vida. Un caballo negro me perseguía, siempre a poca distancia, mientras la gran sombra de la luna proyectaba figuras encima de un cielo grisáceo. Mi miedo aumentaba, no quiero morir aquí, no así… El caballo era más grande y me alcanzaba con la misma facilidad con que su silueta me seguía de cerca, mi respiración se hacía más entrecortada, mi vista sé nublaba y sentía como tropezaba con cada paso. No podía hacer nada.
Al final, el caballo me alcanzó, su jinete agarró mi cuerpo y comenzó a cargarme. Su respiración era fría y su olor era desagradable, mis pulmones ardían al respirar el aire impregnado a lo que fueran esta bestia y su jinete. Intenté pelear, pero no fue posible; ellos habían ganado. Al llegar a un lugar oscuro me dejo en el suelo y se marchó, a los segundos desfallecí y cerré los ojos mientras esperaba el destino que me depararía la vida en un último esfuerzo.
En la noche profunda, lo único que podía escuchar era el sonido del viento. Sin embargo, un sonido débil, pero reconfortante me llegó desde un paraje lejano. Era una canción de cuna y, aunque no podía ver de quién venía, sentí que estaba en presencia de alguien que me entendía. Este sonido me dio la fuerza que necesitaba para levantarme y pelear por mi vida. Estuve corriendo por lo que parecía un largo tiempo. Mis piernas estaban hechas de plomo y mis pulmones estaban en llamas. No tenía conocimiento de su ubicación ni de su destino. Solo tenía que seguir avanzando, siguiendo el dulce sonido de la canción. No podía permitir que me capturaran.
Pero como termine en esta situación, desesperada, corriendo por salvar mi vida, se preguntaran, bueno, tendremos que ir atrás unos cuantos meses, para que puedan entender mi situación actual.
Los habitantes del pueblo se esforzaban en la recolección de frutas y verduras, que brotaban grandes y hermosas de los árboles y de la tierra. Habían sido tiempos muy difíciles y oscuros, y esta era la primera cosecha fructífera en mucho tiempo.
Así que se organizó una gran celebración en honor a la diosa Hécate, por bendecir nuestro pequeño pueblo, desde hace siglos que nuestra comunidad adora a esta diosa, cosa que no es de agrado para muchos y por esa misma razón los pueblos vecinos nos han apartado y tachado de brujas.
Aunque claro nos los juzgó porque no es del todo mentira, mi familia en especial proviene de un linaje muy antiguo de brujas, Se dice que mi bisabuela materna era una bruja poderosa, y el don se ha transmitido de generación en generación. Aunque no estoy segura de si esto es cierto, si sé que mi familia siempre a
tenido una fuerte conexión con la magia. Solo tengo conocimiento de que servimos a la diosa Hécate. Mi madre siempre ha sido muy reservada acerca de nuestras habilidades mágicas y nunca me enseño cómo usar mis poderes. Solo estoy segura de que los tenemos y eso es suficiente para servir a la diosa. Hasta donde yo sé, somos la única familia en nuestro pequeño pueblo que es mágica. Todos los demás piensan que somos raros.
Como hijas primogénitas, somos consagradas como sacerdotisas de Hécate, y nuestras vidas están dedicadas al servicio de la diosa. Para nosotros, esto no es una elección, sino un llamado. En la oscuridad de la noche, cuando la mayoría de la gente está dormida y el mundo está cubierto de sombras, nos sentimos más
cercanos a Hécate. Es entonces cuando realizamos nuestros rituales y le ofrecemos nuestras oraciones.
Hécate es la diosa del inframundo, de la magia y la profecía, así como de las encrucijadas y los fantasmas. Aunque con frecuencia se la representa como una bruja o una anciana, también se la puede representar como una mujer joven o incluso una niña. Ella es para nosotros tanto madre como abuela, hermana como amiga.
No nos casamos y, por lo tanto, ni siquiera pensamos en ser madres, pertenecemos completamente a la Diosa. Desde niña, he soñado con el momento en que, finalmente, me consagraría a ella, pero todo cambiaría la noche en que celebramos la cosecha.
Esa mañana comenzó de manera normal, casi no dormí. Era mi cumpleaños 18, el día que había esperado toda mi vida, y también era el día en que entregaría mi cuerpo y alma a la diosa de la cosecha. Aunque estaba ansiosa, también estaba muy emocionada. Desde que nací, la diosa me ha estado llamando, y finalmente iba a
responder a su llamado. Aunque no estaba segura de lo que quería de mí, siempre estuve segura de que era algo significativo, y no podía esperar para saber qué tenía reservado para mí.
Al acercarse el momento mi madre me ayudo a prepararme para la ceremonia.
— ¡Sarín, niña, apúrate… ese baño no se tomará solo, así que métete de una buena vez!
Aún recuerdo su voz ese día, sonaba más nerviosa que yo
Rápidamente, ingrese en la bañera, el agua estaba tibia y mi madre se acercó para lavar mi larga y castaña cabellera, luego del baño ella me ayudó a vestir con una hermosa túnica blanca, trenzo mi cabello al terminar las lágrimas corrían por sus mejillas, su mirada llena de amor conmovió mi corazón.
— Eres igual a ella, mi pequeña tienes los mismos ojos cafés, tu piel blanca, y tus ojos que parecen tristes todo el tiempo, aunque estén llenos de la felicidad más profunda
Sonreí a sus palabras, sabía exactamente de quién estaba hablando. De pequeña me escabullía en los aposentos de mamá y sacaba el retrato de ella del cajón de tocador, era mi abuela, una de las brujas más poderosas que habían existido en nuestro linaje, falleció antes de que naciera y nadie de la familia habla de aquel evento así que nunca obtuve mucha información sobre ella.
Abrace a mi madre fuertemente y el golpe en la puerta nos sacó del trance, eran mi tía y mi prima Selene, ya era hora de nuestra ceremonia, salimos de casa y nos dirigimos al bosque.
Al llegar al hermoso claro ya todo vimos cómo estaba todo dispuesto para la ceremonia. En el centro, alrededor de un antiguo roble sagrado, adornado con guirnaldas de flores y velas parpadeantes, se había reunido la gente. Selene que para mí era más como una hermana y yo entramos en el círculo sagrado con túnicas blancas y ramilletes de hierbas aromáticas, y el aire estaba lleno de expectación.
La sacerdotisa principal, una anciana sabia y respetada en la comunidad, nos guio a través de los rituales. Vertimos ofrendas de vino y miel en el altar, recitamos las antiguas invocaciones y encendimos velas en honor a la diosa. Sentí la energía mágica resonando en el aire, abrazándome a mí y a Selene.
Sin embargo, durante el transcurso de la ceremonia, un ruido ensordecedor resonó en el firmamento. El ruido repentino nos sorprendió a todos. Se arremolinaban sobre nosotros nubes oscuras, formando un torbellino en el que relámpagos danzaban con furia. Los elementos parecían estar respondiendo al poder de Hécate.
En un instante, una persona surgió de entre las sombras. La mujer tenía un aspecto enigmático y llevaba una túnica negra decorada con símbolos antiguos. Sus ojos brillaban con un fulgor sobrenatural y su mirada era intensa. Su presencia nos cautivó y nos dejó en silencio.
La mujer se acercó lentamente hacia nosotras, su cabello negro ondeando al viento. En un tono de voz sereno, pero firme, habló:
— Hijas de la noche, sacerdotisas de Hécate, el destino les tiene preparado un camino distinto al que imaginaban. Vuestras vidas estarán marcadas por la magia y el peligro, pero también por el poder y la posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos.
Selene y yo nos miramos, sin poder apartar la vista de la misteriosa mujer. Estábamos perplejas por sus palabras, pero también sentíamos una extraña conexión con ella. Algo en su presencia despertaba en nosotras una antigua memoria, como si estuviéramos destinadas a encontrarnos en este momento.
La mujer continuó:
— Un mal antiguo se alza en las sombras, amenazando con sumir al mundo en la oscuridad. Solo las elegidas de Hécate tienen el poder para enfrentarlo y restaurar el equilibrio. El destino de vuestra familia, del pueblo y de todos los seres mágicos está en vuestras manos.
Nos miramos una vez más, y en ese instante supimos que nuestras vidas habían cambiado para siempre. Aceptamos el llamado de la misteriosa mujer y nos arrodillamos ante ella, dispuestas a asumir nuestro destino con valentía y determinación. La magia fluía en nuestras venas, y nuestra unión con Hécate nos fortalecía.
A partir de ese momento, comenzamos un entrenamiento riguroso en el arte de la magia. La mujer, quien se presentó como Elara, resultó ser una poderosa bruja que había sido enviada por Hécate para guiarnos en nuestro camino. Bajo su tutela, aprendimos a dominar los elementos, a realizar hechizos y rituales, y a desentrañar los misterios del mundo mágico.
A medida que nuestro entrenamiento avanzaba, descubrimos que la amenaza que se cernía sobre nosotros era un antiguo coven de brujas oscuras que buscaba sumir al mundo en el caos. Poseían un poder maligno y estaban dispuestas a todo para lograr su objetivo. Nuestra misión era detenerlas y proteger a aquellos que
estaban en peligro.
Así terminó el capítulo 1 de nuestra historia. Nuestro viaje apenas comenzaba, y el destino nos esperaba con desafíos, descubrimientos y un poderoso propósito. Nos adentraríamos en un mundo de magia y misterio, donde la batalla entre la luz y la oscuridad se entrelazaría con nuestras vidas.
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Updated 63 Episodes
Comments
Liliana Olivieri
Por fin una novela bien escrita, con signos de puntuación y correcta ortografía, además la narrativa contada con claridad.
2024-02-12
2
lorena Sanchez
Me enganchó totalmente
2023-12-06
1
Paula Pérez Barrón
se lee muy emocionante. me e está gustando
2023-11-22
3