CAPÍTULO 3: ALIANZAS EN LA OSCURIDAD

Con nuestros aliados reunidos y el poder del Libro de las Profecías en nuestras manos, estábamos listas para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino. Sin embargo, también sabíamos que la oscuridad que nos esperaba no sería fácil de superar.

Elara nos guio hacia el corazón del bosque encantado, un lugar donde las fronteras entre el mundo humano y el mundo mágico eran delgadas. Allí, nos reveló la existencia de un antiguo portal que nos llevaría a la Dimensión Sombría, un reino oscuro habitado por criaturas de pesadilla y donde las fuerzas del mal se concentraban.

Para abrir el portal, necesitaríamos reunir ingredientes mágicos poderosos y recitar un hechizo ancestral. Nuestro primer desafío fue recolectar las rarezas necesarias de lugares peligrosos y remotos. Encontrar una flor lunar en las laderas heladas de la Montaña Plateada y obtener un cristal de sombra de las profundidades del Lago Espectral eran tareas que ponían a prueba nuestras habilidades y valentía.

Con los ingredientes en nuestro poder, nos reunimos en el corazón del bosque encantado. Bajo la luz de la luna llena, comenzamos a recitar el hechizo que abriría el portal hacia la Dimensión Sombría.

 ""An nochd seo le gealach loma le neart an bláth geala agus an ghloine dorchta, osclaimid doras chuig dimensión líonta le dorchadas agus scáthanna. Trí neart Hecate a chosnaíonn sinn, ordaímid dúinn pas a thabhairt“”

El aire se cargó de electricidad mientras las palabras antiguas fluían de nuestros labios, y el portal comenzó a tomar forma ante nosotros.

Antes de cruzar, nuestras manos se unieron en un pacto de hermandad. Prometimos protegernos mutuamente y luchar por la luz en medio de la oscuridad. Con ese juramento, cruzamos el umbral y entramos en la Dimensión Sombría.

Lo que nos esperaba en ese mundo oscuro superó nuestras peores pesadillas. Criaturas retorcidas y sombrías acechaban en cada rincón, y una niebla espesa dificultaba la visión. Sin embargo, nuestra determinación y la

magia que fluía en nuestras venas nos protegían de las amenazas que enfrentábamos.

En medio de ese oscuro reino, buscamos al Oráculo de las Sombras, una figura misteriosa que tenía el conocimiento de cómo derrotar al antiguo mal que se alzaba. Siguiendo las indicaciones del Libro de las Profecías, nos aventuramos a través de laberintos oscuros y enfrentamos pruebas que ponían a prueba no solo nuestra magia, sino también nuestra moral y fuerza interior.

Al finalizar el laberinto llegamos a un templo que se alzaba en medio de un bosque oscuro, como una reliquia del pasado. Su arquitectura era imponente, con columnas de piedra que se elevaban hacia el cielo, recordando un tiempo en el que este lugar fue un centro de adoración y sabiduría.

La entrada del templo estaba flanqueada por estatuas erosionadas de antiguas deidades y criaturas míticas, cuyos rasgos habían sido desgastados por siglos de exposición a los elementos. La puerta de entrada, cubierta de enredaderas y musgo, parecía sellar un mundo de secretos ocultos en su interior.

Al cruzar el umbral del templo, nos encontramos con un vestíbulo oscuro y en silencio. El aire estaba cargado de un aroma a antigüedad y sabiduría. El suelo de piedra estaba gastado por los siglos de uso y desgaste, y las paredes estaban adornadas con frescos descoloridos que representaban escenas de magia y misterio.

En el centro del vestíbulo se encontraba un altar antiguo, cubierto con un mantel desgarrado y velas derretidas. Sobre el altar había un pedestal de piedra, en el que reposaba un libro antiguo, posiblemente un registro de los

conocimientos y rituales de las brujas del pasado.

A medida que avanzábamos más profundamente en el templo, llegamos a una cámara central, un lugar de reunión y adoración. El techo se elevaba en una bóveda con pinturas que representaban los ciclos de la luna y las estrellas, recordando la conexión de las brujas con los astros.

El suelo de esta cámara estaba decorado con un intrincado mosaico que representaba una espiral, símbolo de la magia y el flujo del tiempo. En el centro de la cámara se encontraba un pozo de sombras, un lugar de contemplación y comunicación con las fuerzas místicas.

Finalmente, en el fondo del templo, encontramos al Oráculo de las Sombras, una figura envuelta en un manto oscuro, sentada en un trono de piedra. Sus ojos brillaban con conocimiento y visión, y nos habló en enigmas y

visiones, revelándonos la próxima fase de nuestra misión y cómo enfrentar al mal ancestral.

El templo olvidado era un lugar de reverencia y sabiduría, un recordatorio de la herencia mágica que habíamos heredado y que estábamos decididas a proteger. Fue en este lugar sagrado donde recibimos la guía que

necesitábamos, forjar una espada mágica con los fragmentos de un antiguo amuleto, custodiado por un dragón de fuego en el Monte Ignis.

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