Gonzalo acaricio a peludo, el pequeño ladro pero volvió a quedarse en cama, Gonzalo sabía que algo extraño le sucedía a su perro, ya que peludo era muy juguetón y alegre.
Bajo furioso a la cocina donde se encontraban los sirvientes.
- ¡Di la orden de que mi perro comiera tres veces al día, que carajos le hicieron!, gritaba histérico.
Los sirvientes lo miraban asustados.
- ¡quiero respuesta!, ¿que carajos le hicieron a mi perro?, gritaba golpeando la mesa.
- Señor el dejo de comer hace dos días, su hermana lo llevo ayer al veterinario pero el dijo que todo estaba bien, que el perro iba a comer cuando el tuviera hambre.
- ¡Ella lo enveneno!, decía furioso Gonzalo arrojando un florero a la pared.
La madre de Gonzalo llegó asustada y miro a su hijo furioso.
- ¡Tu estúpida hija enveneno a mi perro!, le gritaba Gonzalo a su madre.
- ¡Estás loco, tu hermana jamás haría algo así!
- ¡Ella no hace más que fastidiarme la vida!, gritaba Gonzalo.
Su madre lo miró con tristeza, ella amaba a su hijo y odiaba en lo que se había convertido era un hombre amargado, estaba tan enojado con la vida que le había tocado vivir que odiaba a todos a su alrededor.
Gonzalo salió furioso de ahí y entro a su habitación tomo a peludo entre sus brazos y lo llevo con el veterinario.
El veterinario lo reviso y le dijo que no había nada de malo, que todo estaba bien, que no había rastro de que lo hubieran tratado de envenenar.
Gonzalo regresó a casa con peludo, se acostó a su lado.
- Ya estoy aquí, ¿no te vayas a morir peludo?, te prometí que te llevaría a navegar por el mundo, que solo seríamos tu y yo, decía Gonzalo mientras acariciaba con tristeza a peludo.
En la tarde que regreso Ximena, Gonzalo salio molesto de su habitación, se acercó furioso a Ximena y puso sus manos sobre sus hombros.
- ¡que carajos le hiciste a mi perro!, gritaba con furia.
- Nada, decía nerviosa Ximena.
- ¡El no quiere comer, está sin fuerzas!.
- El te extrañaba, decía llorando Ximena las manos de su hermano se enterraban con fuerza en su piel.
Gonzalo la miraba con odio.
- ¡Basta!, grito su madre enojada. ¡no te voy. A permitir que maltrates a tu hermana así!, decía su madre golpeando a su hijo por la espalda
Gonzalo no escuchaba a su madre y seguía mirando a su hermana con coraje.
- El se perdió por unos días, estuvo con una mujer viviendo, se miraba que la mujer lo trataba bien, tal vez la extraña, dijo Ximena llorando.
Gonzalo soltó a su hermana y miro furioso a su madre.
- ¡Te pedí que peludo no saliera de la mansión!, está es mi casa y si yo doy una orden se tiene que obedecer, le gritaba a su madre.
- No pensé que fuera a correr y extraviarse, decía su madre llorando.
Gonzalo se subió enojado a su habitación, miró a su perro y lo abrazo.
- Por qué me haces esto peludo, si yo te amo, decía acariciándolo. ¿Quién se robo el cariño que me tenías?, decía Gonzalo triste.
Al día siguiente Gonzalo se acercó a Ximena en el desayuno.
- Sabes quién es la mujer que tenía a peludo, decía enojado
- Si, tengo su número y la dirección de su trabajo.
- Escribe todo aquí, decía Gonzalo enojado.
Ximena escribió todo en la hoja en blanco, Gonzalo se lo arrebato y salió molesto de la mansión.
Se subió a su auto y le daba la dirección a su chófer.
El chófer se detuvo frente a las oficinas donde trabajaba Eloisa. Observo desde su auto y miro a todas las mujeres que entraban, se pregunto, ¿quién de todas era la que le había hecho daño a su perro?.
Entro una vez que estaba abierto al público.
Anahí al verlo se levantó de inmediato ella comenzó a coquetear con el, Gonzalo la miraba como si la mujer estuviera loca.
Eloisa lo miró y al ver el rostro de Gonzalo se enojo, sabía que el tipo era un tipo rico queriendo humillar a quien se pusiera frente a el.
Se acercó enojada.
- No se que es lo que busca aquí señor, pero le pido que se marche, no tenemos servicio disponible para gente como usted, decía enojada.
- Estás dirigiéndote a mi, decía con molestia mirando a Eloisa con desprecio.
- Si, dijo enojada Eloisa. No hay servicio para gente como usted.
- Si quiero compro este lugar mil veces, no sabes con quien te estás metiendo.
- Jamás podría comprar este lugar, por qué no está en venta, le repito nuevamente que se largué de mi oficina, le gritó Eloisa.
Anahí se quedó callada solo miraba como Eloisa y Gonzalo se miraban con odio.
- Voy a destruir este lugar, decía Gonzalo furioso.
- ¡Intentalo idiota!, gritaba Eloisa
Gonzalo se subió a su auto, llegó a la empresa y daba instrucciones para destruir el negocio de Eloisa.
Mayra y Rubi entraron a la oficina, vieron a Elisa enojada, gritando
Anahí, les contaba todo lo que había pasado, que un hombre con un traje caro y guapo había entrado a la oficina, que ella fue amable con el pero el tipo había sido un grosero que miraba los folletos y se los arrojaba al suelo, que Eloisa lo corrió y el tipo amenazó con destruir el lugar.
Mayra se acercó a Eloisa.
- ¿que sucedió amiga?
- El tipo solo entro y fue grosero, me dijo no sabes con quien estas hablando, no lo conozco Mayra, pero pensé que tal vez tú le debías dinero.
- No, yo no le debo nada a nadie.
- Entonces ¿quien carajos es?, decía Eloisa molesta.
- Pronto sabremos, decía Mayra con preocupación.
Entro a su oficina y comenzó hacer unas llamadas, para saber de alguien estaba interesado en comprar las agencias de viaje independientes.
Eloisa seguía enojada, ese tipo le había caído tan mal que quería golpearle su estúpido rostro perfecto.
Gonzalo regresó a su casa y miro a peludo acostado en su cama, más débil. Sentía que le arrancaban el corazón, el estaba seguro que la que trato de coquetear con el había sido la mujer que le había robado a su perro.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 72 Episodes
Comments