Capítulo 5

Pequeñas lágrimas se arremolinaban en sus ojos amenazantes, pero justo antes de reparar en los ojos llenos de enemistad frente a ella la voz de su padre resonó en sus oídos, era como tenerlo flotando a su lado mientras reprendía y gritaba:

"Déjale claro a Cedric que ni se atreva a anular este matrimonio, si se atreve a insultar a la familia Ross lo pagará y ni el mismo rey detendrá mi ira"

¿Qué debería decir exactamente? No es que realmente esperase como una damisela a su amable caballero, realmente no conocía al hombre frente a ella, lo único de lo cual tenía certeza es de que le robó lo más preciado aunque no se consideraría como robo claro está, era un hombre intimidante mas en su vida, su esposo... si, eso era, su esposo.

— ¡Ya deja de temblar! —Cedric levantó el tono de voz de repente haciéndola retroceder por reflejo, miedo, exactamente eso. El hombre perdía la paciencia. Esos años en batalla le dejaron muchas cosas, una de ellas era la poca paciencia y su carencia de modales. Al verla retroceder este avanzó a la par tomándola por el brazo—. Ya no tiembles. Deja de mirarme como si fuese algo repugnante, no tengo ninguna enfermedad y tampoco soy algo malévolo, ¿A caso para ti soy un monstruo despreciable?

— Yo...

No tenía nada que decir, ella sí le temía, pero no precisamente porque creía que era un monstruo, no, realmente no era eso. Simplemente, es un reflejo de autodefensa después de años junto al duque. Si ella respondía una dura reprimenda le esperaba y cuando le permitía contestar si lo hacía mal también era castigada por lo cual su cuerpo reaccionaba al instante cerrando su garganta e impidiéndole hablar o hacer un mísero sonido.

Cedric solo la miró ferozmente mientras tiraba de su largo cabello con desesperación, no tenía mucho tiempo de haber llegado y ella ya le había hecho enojar. Estaba disgustado en menos de cinco minutos, ¿qué le esperaba lo que restaba de vida?

"¿Todavía tengo que persuadirlo de no divorciarse? Está claro que él me odia.." pensó Charlize.

Sus labios temblaban contra su voluntad. "Por favor, solo di algo". Se reprendió a si misma pues debía hacer algo.

— Y..yo e..estoy demasiado, demasiado n..nerviosa c..como para d..decir a..algo —estaba desesperada, no se podía permitir llorar frente a él como cuál niño se tratase, debía seguir hablando, debía convencerlo de no dejarla. Debía salvar su propia vida y reputación, pero, ¿Cómo? El miedo y la cobardía rodeaban su ser—. N..no creo que, que seas u..Un m..monstruo, eso, eso no..no mi..mi pensamiento no es, es ese. Es solo que, e..estoy n..nerviosa y cu..cuando me pongo n..nerviosa y..yo tiemblo y..y.. ta..tartamudeo.

Eso había sido un récord, la mayoría de palabras alcanzadas eran catorce, un maestro las había contado previamente y ahora hablaba de más con ese hombre mientras no sabía cuál era su reacción pues debido a la humillación ela simplemente no lo había mirado a la cara.

Persuadirlo sería un gran logro.

Era el mismo sentimiento de ese día, aunque claro, omitiendo el intenso dolor y los cuerpos desnudos.."¿Qué rayos hago recordando eso?" Un rubor intenso viajó desde sus mejillas hasta la punta de sus orejas, su piel pálida no ayudaba para nada en esas situaciones en cambio la piel bronceada cual caramelo de Cedric ni siquiera se notaba. O quizá no se ruborizaba. Ella podía mantener la boca cerrada, pensó con tristeza, así vivió catorce años, ahora con diecisiete años siendo una mujer 'madura' seguía sin poder dejar de tartamudear como tonta.

— Mierda...

Sus hombros se estremecieron ante la suave voz que contrastaba con la maldición. Su padre tenía razón, ningún hombre en el continente la querría jamás como esposa. ¿Cómo podía siquiera atreverse a pedirle al hombre que se negara a casarse con una hija de la realeza, que era mucho mejor que ella? Belleza, riqueza, estatus, una buena dicción, mejor que ella en todo sentido.

La impotencia que surgió después hizo poco por contener las lágrimas. En ese momento, sintió el toque frío en su mejilla y se asustó instantáneamente. Un guante de hierro duro que usaban los caballeros sujetó su rostro con una ternura asombrosa, estaba frío pero el toque era tierno. "¿Cómo éste hombre..

No terminó de pensar cuando un murmuro proveniente del hombre frente a ella fue bastante suave, pero perceptible solo para que ella lo oyera.

— Abre la boca.

Charlize era lenta, o mas bien inexperta, no entendió lo que estaba pasando y miró sin comprender los ojos oscuros de Cedric, una noche intensa se desataba en ellos.

El hombre suspiró, como si su paciencia se estuviera probando. Luego, con sus dedos largos tomó la barbilla de la dama y la levantó hasta quedar frente a frente y unió sus labios en un largo y sediento beso. Pronto, hábilmente movió su lengua caliente dentro de su boca.

Charlize se sorprendió y metió ambas manos para ponerlas sobre los hombros de este, dolieron un poco tras golpear la dura armadura, sin embargo, ese pequeño acto la hacía sentir segura. Él le mordió sus labios, aunque no tan duro como para seguir desgastándolos.

— Joder, debí haberme cambiado.

Charlize no pudo razonar correctamente, sin poder entender un poco la situación y con los pensamientos aún confusos Cedric en un movimiento hábil los llevó hacia el sofá que minutos antes ni siquiera sabía existía.

Con seguridad retiró el guante de hierro que molestaba para seguir con su trabajo, ya no estaba en las montañas, ¿Qué caso tenía seguir portando la armadura? Sus dedos largos y duros que se deslizaron fuera de los guantes plateados envolvieron suavemente su rostro y sin esperar un segundo más juntó sus labios con los de ella.

Su lengua recorrió la boca de Charlize ferozmente, sin salvarse los dientes o la lengua de sus embestidas.

Con cada uno de sus movimientos, Charlize se quedó sin aliento. Cuando sintió el mareo que inevitablemente le daba tras haberse quedado sin oxígeno fue que intentó separarse por fin del hombre quien parecía no tener intención de parar.

— Un poco, solo un poco más.

De pronto Cedric subió la falda que si bien era larga no le impedía meter su mano dentro de esta. Después de haberlo experimentado una vez, se dio cuenta de inmediato de lo que significaban sus acciones.

Charlize observó a su alrededor pues ahora que recordaba había más personas dentro del salón así que solo podía pensar con horror, "¿Qué está haciendo a plena luz del día, en el salón de todos los lugares, donde cualquiera puede entrar y salir libremente?"

No obstante al hombre sobre ella parecía no importarle en absoluto el decoro y la prudencia. Se lanzó hacia su cuello con urgencia, trazando besos en su piel mientras presionaba su cuerpo endurecido entre sus piernas. El vestido cubría, pero las partes que él besaba justamente eran las libres. Charlize dejó escapar un chillido de sorpresa, el frío metálico rozando por su piel le calaba los huesos y se sintió avergonzada por las acciones tan íntimas que este estaba teniendo con ella.

Charlize dió un pequeño salto en su lugar cuando Cedric la cubrio con toda su humanidad al percatarse del hombre parado en la entrada. Un caballero pelirrojo cuyo propósito era incierto levantaba la comisura de su boca levemente.

— ¿Qué demonios haces ahí parado? ¿Se te perdió algo?

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Comments

Lucero Vazquez

Lucero Vazquez

entiendo q sea un hombre rudo de batalla pero imagino q tambien es un hombre inteligente debe de percibir q algo no esta bien o mejor aun q es tímida obviamente nunca habia estado con un hombre xq obvio las señoritas de su clase son criadas asi q no???

2024-02-26

3

Lucero Vazquez

Lucero Vazquez

si claro, miedo, inseguridad, desconfianza etcc

2024-02-26

1

Sandra Martinez

Sandra Martinez

¡wuaaaaa! este tipo Cédric es como animal, llega a casa y de inmediato hostiga a su esposa no le importa que es una niña aun

2023-10-16

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