Capítulo 4

Deshonra, esa palabra era la que les rodeaba a la familia Ross. Para limpiar la deshonra, un hombre de su familia tendría que desafiar a Cedric Winter a un duelo. No obstante su padre no tenía un hijo varón y ningun otro pariente o caballero en servicio podía esperar siquiera igualarlo.

Después de todo, ¿Quién rayos puede atreverse a luchar contra el espadachín que ha derrotado a un dragón? Y no cualquier dragón, el "Demonio Negro" sí, justamente ese. No el azul, ni el verde, no, el Negro. Eventualmente, sólo podría llevar a que el honor de la familia se empañara todavía mas y que su padre nunca la perdonará. Quizás se enfrentaría a la muerte, era casi seguro incluso antes de llevar a cabo el divorcio formal. Despues de todo era su padre del que estaba hablando.

"¿Me escuchará?"

Charlize nuevamente se mordió los labios, su humor era como si estuviera parada en la punta del acantilado más alto. Su matrimonio se realizó únicamente para la conveniencia del duque de Ross y sus caballeros, por supuesto no de ella.

Tres años atrás, cuando se difundió por todo el continente la noticia de que el Demonio negro habitando en las montañas de Landow, había abierto los ojos, el rey George ordenó a sus vasallos que tomaran las armas e inmediatamente partieran a enfrentarlo.

Naturalmente, el duque de Ross, al ser según la segunda línea de defensa, también tuvo que liderar a sus caballeros en la expedición. Pero su padre pasó su deber casando a Cedric Winter con ella.

"Es su culpa" "Si tan solo hubiese aceptado ir al campo esto no estaría sucediendo"

De repente se estremeció al recordar los comentarios insultantes que los invitados murmuraron el día de la boda. El caballero de bajo rango, Cedric tuvo que ser sacado de la ceremonia ya que no podía desobedecer la orden del Duque. La ira y la humillación que debió sentir eran impensables. Su expresión de moderación era igualmente aterradora.

"No soy hermosa, seguro desea divorciarse de mí de inmediato"

"Ni siquiera me acerco a la belleza de mi hermana"

Ideas como esa rondaban en su cabeza atormentandola. A pesar de su bajo estatus Cedric Winter era un hombre con facciones impresionantes. Incluso Aria, quien se burlaba de él por su origen, se sonrojó al ver al caballero y por más que rogó a su padre cambiar de novia él simplemente no le hizo caso pues no enviaría a su hija con tal basura, claro, eso antes de siquiera pensar en que regresaría como 'Héroe de Guerra'.

Cedric podría haber disfrutado de muchas relaciones románticas con hermosas damas. Un hombre así podría haber escapado de tener una mujer estúpida como esposa. Además, su estatus ya no sería un obstáculo. 

"Si el rey desea casarla con una de sus hijas este no se negará y seré quien termine siendo la burla de todos"

Pasaron solo una noche juntos. Al día siguiente, Cedric se fue con el ejército sin decir una sola palabra de despedida. Incluso después de eso, no le envió ni una sola carta. Ella dudaba de que él realmente la hubiera considerado como su esposa.

Mientras apretaba su rostro de mal humor, una voz lúgubre penetró en sus oídos provocando que saltara del sillón donde previamente estaba sentada.

— Esto sí vale la pena —Charlize miró sorprendida. ¿Desde cuándo un hombre tan grande había estado parado junto a la puerta mirándola?—. Parece que mi esposa deseaba que me quedara entre los muertos que sepultó la montaña.

El hombre se acercó lentamente, su sarcasmo la abrumaba. Ella lo miró, olvidándose incluso de respirar. Cedric Winter quien vestía una túnica verde oscuro y una armadura plateada, parecía mucho más grande y dominante y terrible de lo que recordaba—. No esperé una cálida bienvenida, pero no hay razón para temblar como si hubieras visto un animal.

Las frías palabras finalmente hicieron que Charlize recobrará sus sentidos. Pero nuevamente toda ella comenzó a temblar mientras la sangre desaparecía de su rostro lentamente ante la idea de que lo había ofendido en cuestion de segundos tras su tan inesperada reunión.

— M..me a..alegra v..ver..lo ll..e..llegar a salvo...

"Estoy perdida, no sé cómo llamarlo, ¿Cedric? no, ni siquiera son cercanos para hablarle por su nombre. ¿Conde?...no ciertamente Conde ya no era, ¿Caballero? ¿Lord Winter? Sus murmuros eran imperceptibles para los demás en el lugar observándola, ¿en qué momento había entrado tanta gente? Entonces si le decía algo con cariño solo se reirían de ella. De repente sintió una intensa mirada observandola y dio un par de pasos atrás.

No podía comprender por qué la miraba así. Como si la situación no pudiera empeorar, la cara del hombre se volvió más fría e inexpresiva por alguna razón. Él la agarró del brazo y pronunció con dureza.

— Que sea al menos fingida tu felicidad al verme llegar...

Se quedó paralizada.

Todo en él olía a peligro cuando sus cuerpos se encontraron tan cercanos, el olor a metal, caballo, tierra y un leve sudor le invadieron la punta de la nariz. Su olor masculino cruzó por su mente, junto con aquel recuerdo que había enterrado durante tres años.

Un calor misterioso brotó de su mirada dura y penetrante. La miró como un depredador que mira carne cruda, como un sabueso a punto de morder su hueso.

Ella bajó los ojos a toda prisa, su rostro ardía como si estuviera bajo el implacable calor del sol de primavera entrante y con su corazón latiendo más rápido con cada segundo, los recuerdos de su matrimonio lentamente inundaron sus pensamientos. Su esposo finalmente regresó a casa.

— B..bien..bienvenido sea a..a est..ta su c..casa.

— ¿A caso es tanto el asco que te provoco? ¿Por qué hablas así?

No sabía. Nadie se había detenido siquiera a mencionar sobre el minúsculo problema de dicción que Charlize tenía. Era miedo, sí, pero más que eso no podía completar una sola frase sin tartamudear. Claro, todavía podía sentir el látigo estamparse contra su espalda desnuda. O la vara que le provocaba ardor en las manos.

Los ojos de Charlize perdieron color de inmediato y no pudo seguir manteniendo el control.

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