Helena despertó agitada y sudando, el mismo sueño se había repetido innumerables veces en los últimos años, pero desde hace una semana no había dejado de ver los mismos ojos verdes y la figura que se desvanecía en el horizonte.
-Mierda!! – Maldijo la joven con frustración, odiaba sentir la opresión en su pecho, muchas veces deseo poder llorar para liberar el sentimiento de dolor que nunca pudo borrar de su pecho, pero era inútil, desde ese día era inútil.
Helena froto su rostro con ambas manos y soltó un suspiro, debía dar una clase y no quería llegar tarde o su Padre la regañaría. La rutina diaria desde que había llegado a la Torre de los Magos era siempre la misma, lo único que había cambiado hace 2 años, era que se había convertido en asistente e impartía clases de magia defensiva a los magos en formación.
Se levanto rápidamente, se lavó y vistió. Como era de costumbre se cubrió con una capa burdeo, la misma que le había dado su Padre el día que se convirtió en una mago de alto rango, nadie confiaba en la pequeña y temerosa joven que había llegado hace unos años a la Torre de los magos, pero el orgullo que vio en los ojos del hombre que la había acogido cuando no tenia a nadie, hacia que cada día quisiera ser mejor para que el se sintiera orgulloso de llamarla su hija.
Helena se apresuro a bajar las escaleras en dirección al salón de clases, llevaba varios libros en las manos, estaba desarrollando una fórmula de magia de ataque. Quería combinar varios elementos, pero había sido un fracaso tras otro, asique decidió leer los libros de magia antigua quizás allí encontraría algo que la pudiera orientar. Suspiro porque debía devolver los libros ese mismo día o perdería el privilegio de prestamos por una semana. Aun siendo un mago de alto rango le tenia mucho miedo a la vieja bibliotecaria que arrugaba el entrecejo cada vez que la veía. Nunca había podido descifrar si la odiaba o simplemente era parte de su tenebrosos temperamento.
Al llegar al final del pasillo podía escuchar las voces de los magos en entrenamiento, suspiro con desgana.
-Son tan ruidosos – comento en voz baja para nadie en particular.
Se percato que nuevamente la ruidosos “magos bebes” molestaban a la pequeña y tímida Noelia.
Helena frunció el ceño ante la escena, no soportaba a los ruidosos enanos, pero por una extraña e inexplicable razón Noelia había sido capaz de captar su atención y algo aun mas extraño, su aprecio. O algo así.
-Noelia deberías resignarte a que el fuego no es tu elemento, deberías rendirte, además Los grandes magos dan por hecho que se te asignara el atributo de tierra.
La voz burlona de Aurora era tan molesta como su presencia, Helena frunció el ceño ante la mujer, era pequeña pero esbelta, tenía una excelente formación mágica pero su personalidad era tan despreciable como su rostro.
-Concuerdo!,
Peter la miro con una sonrisa burlona. Noelia fulmino a los magos en entrenamiento reunidos en el salón de la tierra. Aurora y Peter eran hermanos ambos eran bajos, tenían la cara redonda y el pelo enmarañado como la lana.
-Dejen a la mujer en paz buitres. – Se escucho una fina pero firme voz a los lejos.
Todos los presentes elevaron la mirada ante la voz, se encontraron de frente con una mujer de estatura media, rostro redondo y hermoso, tes aceitunada, cabello negro y lacio que caía sobre sus hombros hasta la espalda, iba vestida con una túnica color burdeo que se ajustaba a su pequeña cintura y caía sobre sus amplias caderas hasta sus piernas.
Los ojos marrones de la joven maga de alto rango se clavaron en Noelia.
-Que nadie te diga que puedes o no hacer Florecita. Puedes ser tan grande como quieras, eres una maga excelente. Solo con unos años más de estudio, podrías dominar todos los elementos incluidos la Magia de fuego. – Luego se dirigió a los hermanos y dijo. – Que los “Prithui” solo se centren en la tierra no sígnica que todos debamos ser así de limitados. – Fulmino a los hermanos con la mirada.
Era de conocimiento general que la mayoría de los magos de la Tierra que vivían en la Torre de los magos eran del Clan Prithui, estos descendían de los antiguos gnomos del bosque y las minas escondidas en las montañas por lo cual era natural su afinidad con el elemento de la tierra y tenían una habilidad excepcional para trabajar el acero y fabricar herramientas para los magos.
-Además es posible controlar todos los elementos, solo basta constancia – Helena dijo con un deje de orgullo, era sabido por todos que la joven era excepcional en la magia de tierra y viento, pero tenía la capacidad de controlar todos los elementos a su antojo, además contaba una cantidad ilimitada de Mana lo cual era extremadamente raro para cualquier mago.
Noelia suspiro con insatisfacción y se dirigió a Helena -Sin embargo, lo que quiero aprender es magia de ataque. No importa que tan bueno sea un mago de la propiedad de la tierra. Solo puede brindar ayuda en la retaguardia.
Helena, que estaba harta de que los magos parlanchines atacaran a su amiga, respondió intentando parecer desinteresada
-Si quieres aprender magia de ataque de la propiedad de tierra, solo tienes que convertirte en la mejor. Si eres un mago de elite, puedes aprender magia antigua a tu antojo pequeña Florecita.
-No quiero eso! Yo quiero salir de la Torre lo antes posible. Cuando te conviertes en un mago de alto rango, no puedes salir a voluntad.
Helena se sorprendió de las palabras de Noelia, hace algunos años las mismas palabras estaban en su boca, ella soñaba con conseguir su elemento y salir al mundo para buscar a… - En ese momento sacudió su cabeza y una voz la saco de sus pensamientos.
-Y eso que tiene?
Aurora se encogió de hombros como si no pudiera entender.
-Qué hay de bueno en salir allá afuera cuando está lleno de monstruos. Además, estamos expuestos a ser acusados por herejía. El Gran Santuario aun nos tiene en la mira, es preferible hacer investigación mágica en la Torre por el resto de tu vida.
-Eso ya no sucede. La persecución de los magos termino hace mucho tiempo. Los tiempos han cambiado mucho, además los Caballeros Santos igualmente utilizan magia y son reconocidos por el Gran Santuario.
-Eso es solo para humanos comunes. Los magos mestizos de diferentes razas como nosotros se convierten en presa facial para los cazadores, solo están a la espera de que salgamos de la Torre para ser capturados.
Helena blanqueo los ojos la conversación, ya se había repetido decena de veces, soltó un largo suspiro ante la escena ya conocida.
-Hasta cuando hablaran de lo mismo? Ahora, incluso su Santidad el Papa no tiene la capacidad de acusar ante un tribunal a ningún mago es más! Ni siquiera el rey o su familia tiene esa potestad sobre la Torre.
-Noelia, habías dicho que provienes del continente al Sur de reino de Rubino, no es así? ¿Deberías conocer al Señor de Juwel?
Helena levanto una ceja, sabía que Noelia se ponía tensa al escuchar el nombre de ese lugar y aún más esa persona, nunca le pregunto en detalle, ella misma sabía que las personas tenían secretos que esperaban nunca salieran a la luz.
- ¿Te refieres al héroe de la última guerra?
-No deberían nombrar ese lugar, ya olvidaron que allí vive un “traidor”, además el Señor de Juwel lo protege.
Noelia se estremeció ante la voz de Aurora y no pudo evitar comenzar a temblar.
-Es mejor que no nombres a ese hombre, o acaso quieres ser odiado por todos los magos, la historia del Desertor del Clan Donner es famosa en toda la torre por eso se le llama el “traidor”.
Noelia trago saliva, ella sabía perfectamente a quien se referían, más aun esa persona había sido su primer maestro y amigo, pero no podía permitir que nadie se enterara o ella seria repudiada al igual que él.
-Los ignorantes siempre hablan desde su posición. – Escupió Helena con furia.
Cada vez que escuchaba insultos dirigidos hacia Benjamin, Helena se molestaba al punto de la rabia, Noelia nunca comprendió su actitud, pero no tenía el valor de preguntarle, aun así, le reconfortaba el fervor de Helena por defender a su amigo.
-Bien! saquen sus libros, ya hemos perdido demasiado tiempo, en cosas triviales. –
La voz firme de Helena inundo el oscuro salón, era una maga muy joven, pero había logrado ser la ayudante más prometedora de los magos del atributo de la Tierra, pese a que manejaba los otros elementos, Helena decía que la tierra le daba la libertad que siempre deseo. Bueno era de esperar que fuera buena era la hija del líder del Clan Donner un viejo mago muy poderoso de la Torre de los Magos, uno de los clanes más antiguos y comenzó su estudio en magia desde que tenía 17 años, o eso era lo que se sabía por el comentario de los otros magos.
-Por hoy lo dejaremos aquí, necesito sus formular mágicas en mi escritorio al comienzo de la próxima clase, pueden retirarse por ahora.
Helena se recargo en la silla que estaba frente al escritorio, sentía su cabeza abombada y un dolor punzante comenzaba en su nuca.
-ahhhhh!! Estos niños son tan ruidosos, gracias a dios por hoy ya he terminado. – dijo la joven para ella misma, frotando su rosto con las manos, solo habían sido 2 horas, pero le parecía un año. Por fin podría ir a la biblioteca para seguir investigando sobre magia antigua.
Helena se levanto tomo sus libros y se dirigió a la biblioteca, iba sumida en sus pensamientos, había leído muchos libros, pero ninguno tenía la información que ella necesitaba. Tenía una leve idea de que en algún momento había escuchado que era posible mezclar la magia de viento, agua y fuego para desarrollar un ataque, pero no recordaba el resultado o si quiera quien lo había comentado.
-Demonios, no logro recordar – mientras la joven maldecía para ella misma escucho una voz a lo lejos.
-Helena! – Grito Noelia con voz alegre.
Noelia, que estaba en el extremo del pasillo vio a Helena caminar con una actitud de frustración y decidió acercarse para hablar, ninguna de las dos sabía cómo explicarlo pero se tenían mucho cariño.
-Noelia que sucede? – Helena la miro con curiosidad, rara vez se acercaba por iniciativa propia, era común encontrarse en la biblioteca cuando ambas leían ya que Helena pasaba gran parte de su tiempo en el campo practicando con la espada. Pero hoy estaba particularmente… presente.
-Encontré este libro es muy interesante, trata de Magia de tierra y como desarrollar fórmulas de ataque, quizás te sirva para tu nueva fórmula para el próximo concurso. – Noelia le puso el gran libro frente a sus ojos.
-En serio es para mi? – Dijo Helena con ojos asombrados.
-Por supuesto, siempre haces cosas por mi, me encantaría poder ayudarte aunque sea una vez.
Helena se sonrojo y dijo. -Gracias Florecita… me servirá mucho.
-Lo sé, así que vamos Helena, tenemos mucho que leer.
Noelia la tomo del brazo y tiro de Helena para bajar las escaleras, estaban a punto de salir del edificio, pero notaron que varios magos aprendices estaban parados a unos pasos de distancia mirando hacia el jardín.
Inconscientemente se acercaron también y desviaron la mirada. Sobre el gran patio cubierto de hojas secas, se veían cuatro hombres con túnicas negras y largas caminando en fila.
Noelia entrecerró los ojos y miro de cerca. Llevaban una capucha que les cubría la cabeza, así que no podía ver sus rastros con precisión, pero era más que obvio que todos eran extranjeros.
Helena que fruncia el ceño igualmente le dijo en voz baja.
-Nunca había visto a esos magos antes.
-Deben ser magos o comerciantes que vinieron a comprar herramientas mágicas. – Dijo uno de los aprendices que estaba cerca de ellas.
-Pero es extraño, no han llegado barcos al puerto. – respondió otro mago.
Helena pronto se dio cuenta de que las predicciones de los presentes eran erróneas. Ella conocía el patrón dorado bordado en el dobladillo de esas túnicas. Tenía el recuerdo ya que lo había visto antes. Era un escudo que solo estaba permitido para los… Paladines de los Caballeros Sagrado.
Helena que se había paralizado por un momento, se acercó tropezando hacia la ventana, uno de los hombres con túnica llamo poderosamente su atención, pero no podía deducir el porqué. Luego se volvió hacia Noelia y se dio cuenta en su expresión que sabia algo que ella no y le pregunto sin rodeos.
-Noelia tu conoces a esas personas verdad? ¿Sabes quienes?
-Yo? … lo único que sé es que son los Caballeros del Gran Santuario, los vi alguna vez hace algunos años, pero no tengo más información.
El rostro de Helena se llenó de ansiedad ella sabía perfectamente quienes eran, pero había algo en su interior que no podía aceptarlo sin darse cuenta tomo a la joven de los hombros. – ¿Ese hombre parado al lado del anciano, sabes quién es? Noelia dime! – La ansiedad de Helena era palpable y por un momento Noelia se estremeció ante la mirada de la joven maga que expedía chispas de fuego ante su insistencia.
Noelia estaba muy asombrada, miro nuevamente hacia el jardín, no podía reconocer a todos, pero uno de ellos tenía un aire familiar aunque no estaba segura, asique digo titubeando.
-Pu-puede que sea… el comandante de los Caballeros, su nombre es León…
Antes que Noelia pudiera terminar la frase, vio como la cara de Helena palidecía de forma alarmante y sin poder decir nada, salió corriendo por las escaleras como si algo grave hubiese pasado.
Noelia no entendió nada de lo que había pasado había innumerables secretos que la Torre de los Magos debía esconder de la Iglesia. En la biblioteca había muchos libros de magia que no se podían leer porque estaban clasificados como “Libros Prohibidos”, los laboratorios de investigación estaban repletos de instrumentos experimentales que podrían darles una impresión sospechosa. Pero no entendió la actitud de Helena. - .
Helena corrió por las escaleras, era como sus piernas tuvieran vida propia, al ver la silueta supo de inmediato quien era, pero escuchar el nombre del Caballero había detonado algo en su interior.
No podía creer que el estuviera allí…. ¿Su esposo había regresado?
Continuara…
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Comments
Sandra Martinez
¡que difícil revivir el dolor de su abandono!, ¿ahora se llama Helena? al parecer han pasado varios años y no supo más de él
2023-10-19
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Lenita
Yo no le daría el gusto de verme otra vez.
2023-10-19
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