Capitulo III El comienzo de una Guerra.

Alatar Donner se encontraba en su despacho, arrugaba su frente mientras leía las noticias que habían llegado desde el continente del Sur, el aumento de los monstruos se había vuelto preocupante en el último año, lo que provocaba la desesperación de la familia real la cual exigía el envío de nuevos magos como medida de protección.

-Ahhh! – un fuerte suspiro salió de la boca del viejo mago – piensan en los magos como herramientas desechables, mientras no son capaces de entrenar caballeros con las capacidades de defender a su pueblo. Me dan asco. – el humor del mago había ido en picada desde la mañana, no paraban de llegar malas noticias, no quería alarmar al consejo, pero sabía que en algún momento debería llevar el tema de los monstruos a discusión, como sea no era normal el aumento a tal magnitud.

La torre de los magos se encontraba en una hermosa isla protegida por un gran escudo mágico que tenia cerca de 1000 años, fue construida por los magos antiguos, en el centro de la isla flotaba estoicamente una gran torre la cual a su alrededor era protegida por cinco pilares que simbolizaban los elemento, Tierra, Fuego, Agua, aire, y un quinto que nadie incluso el viejo líder de la Torre conocía con certeza, viejos libros detallaban un elemento único con la capacidad de redirigir o transmutar a los demás pero después de tanto siglos solo quedaban historias que en el trayecto fueron modificadas quedando solo un confuso cuento de hadas que relata como el Éter había sido el elemento que ayudo a ganar la ultima guerra.

Cada aprendiz que llegaba a la torre era evaluado por el consejo independiente si tenía o no una carta de recomendación, eso lo sabia el mas que nadie cuando hace casi diez años propuso a su reciente descubierta hija para ingresar como aprendiz.

La sorpresa de los ancianos fue evidente ante una hija de la cual nadie tenía conocimiento, Donner no dio mayores detalles de la joven solo se escuso que vivía con su madre quien había muerto, al ver la tristeza en el rostro del joven nadie se atrevió a dudar de la historia, de todas nadie nunca podría siquiera imaginar el verdadero motivo de sus lágrimas.

Alatar Donner aun podía recordar los ojos de desesperación de su sobrino Benjamín cuando le pidió ayuda, no lo había visto desde que decidió convertirse en un traidor escapando para vivir una vida de mercenario bajo sus propias reglas, era el mago más prometedor de la Torre, todos daban por hecho que sería el siguiente líder del Clan Donner pero Benjamín tenía otros planes, siempre fue libre y su sueño de dejar la Torre y viajar por los reinos lo era todo para él. El día que habían decidió celebrar la ceremonia de los elementos para nombrarlo sucesor, Benjamín se enteró que una de las reglas de los Grandes Magos es no abandonar la Torre, los secretos de la magia antigua era algo que los ancianos no estaban dispuestos a compartir, asique si quería seguir aprendiendo magia prohibida jamás podría ver el mundo, ese fue el día que Benjamin se fue sin mirar atrás. Pero Alatar no estaba preparado para lo que sucedería esa noche en la que habían pasado tantos años, el cielo oscuro se precipitaba en una fuerte lluvia cuando alguien golpeo desesperadamente su puerta, él se apresuró a abrir y vio esa figura flacucha y pálida con ojos azul cielo junto a una pequeña joven que se escondía tras él. No pudo negarse ante la fragilidad de la joven que lo miraba con unos ojos tan brillantes como el sol, era tan delicada como un suspiro y sus ojos podían iluminar el cielo como una estrella. Jamás pregunto por qué huía o de quien, era notorio que provenía de una familia acomodada, sus modales eran excelentes y sabia como expresarse ante una multitud sin perder su elegancia y delicadeza, era como una pequeña flor de cerezo que florece en primavera. Si bien Benjamín había tomado la decisión de huir de la Torre y vivir la vida a su manera, el viejo Mago sabia que sus razones eran las correctas por lo cual cuando se vio en la obligación de pedirle ayuda dejando de lado su orgullo, entendió que estaba desesperado y la única manera de ocultar a una persona del mundo era en la Torre de los Magos, ya que los magos eran neutrales, no se inmiscuían en política o religión por lo cual ni los cinco Reinos ni el Gran Santuario podrían entrarla aquí, además el viejo mago no pudo evitar ver a su pequeña Agatha reflejada en la joven, si aun estuviera con tendrían la misma edad.

Estaba tan sumido en sus recuerdos que no fue hasta que el asistente entro al despacho preocupado de la nula respuesta de su maestro que volvió a la realidad.

-Maestro se encuentra bien? – el joven asistente entro al despacho luego de golpear varias veces, entro ante la idea que su maestro hubiera colapsado, era unos de los mejores magos, pero su edad ya no era un juego, las canas eran un claro reflejo de ello, pese a que aparentaba mucho menos edad debido a ser descendiente de los Elfos.

-Me disculpo Gustav, no escuche, ¿qué sucede? – las palabras del mago eran calmadas como su temperamento, pero no puedo evitar sentir un escalofrío en la espalada debido a la expresión del joven, claramente no eran buenas noticias.

-Maestro ha llegado una comitiva desde el Gran Santuario, el Comandante de los Caballeros Sagrados pide audiencia con usted - el joven estiro su brazo y le entrego un pergamino con la firma y el sello de su Santidad el Papa, Alatar no pudo evitar la sorpresa ante el documento, que era tan importante que el Papa enviaba a nada menos que al Comandante de los Caballeros Sagrados.

Alatar abrió el pergamino y leyó las tres escuetas líneas que solicitaban una reunión con el consejo de la Torre, pero mas importante porque el tema no podía ser escrito en el documento, que necesitaba ocultar el Gran Santuario para enviar la información con el segundo Sacerdote mas importante de los cinco reinos.

El viejo mago maldijo para sus adentros y se apresuro a indicar a Gustav para que sigan adelante.

En menos de un minuto ingreso al gran despacho un viejo sacerdote de ojos grises y mirada tenebrosa, Alatar sabía perfectamente quien era, ya se habían visto anteriormente en la Torre, pero su encuentro no había terminado de la mejor manera. El viejo sacerdote era seguido por un joven Caballero tan alto como una montaña y con unos profundos y brillantes ojos verdes, la piel del caballero estaba ligeramente oscurecida debido al clima de las misiones pero su elegancia era abrumadora, estaba cubierto por una distinguida armadura dorada que dejaba entrever el cuello de una sotana bajo ella, en la cintura colgaba una reliquia sagrada la “Espada del Arcángel Gabriel”, era la espada más poderosa del Gran Santuario, la cual solo era merecedora del mejor Caballero y sin duda eso se podía saber con solo mirar el aura que desprendía al ingresar a un lugar. Pero no fue la espada lo que llamó la atención del mago sino un sencillo anillo de platino que calzaba en su mano izquierda, quien lo viera podría deducir que era una argolla de matrimonio, pero eso era imposible, ya que era de conocimiento que los todos los Caballeros Sagrados eran Sacerdotes con años de entrenamiento en magia sagrada. Alatar no pudo evitar sentir una leve sensación de familiaridad en la pequeña joya, pero elimino sus pensamiento sin sentido.

-¿Sumo Sacerdote Garrel, a que debo esta sorpresiva visita?, me informaron que venia escoltado por el Comandante de los Caballeros Sagrados? – Alatar saludo cordialmente al anciano, no era santo de su devoción, pero quería evitar rencillas con el Gran Santuario a toda costa, no había pasado mas de un siglo desde que la iglesia había dejado de perseguir a los magos con el pretexto de herejía por lo cual quería mantener las relaciones de cordialidad.

-Señor Donner, pido me disculpe por llegar sin invitación, pero el asunto que vengo a tratar merece tal urgencia, decidí que era conveniente traer la carta de su Santidad yo mismo y ver si es posible ser recibidos por el consejo hoy mismo. – Alatar no pudo evitar su sorpresa ante las palabras del anciano, sus sospechas eran ciertas, esto era mucho mas grave de lo que se había imaginado.

-Siento la urgencia en sus palabras, por favor le pido que tomen asiento y me diga que lo trae de visita a este lugar tan alejado del Gran Santuario y de Dios.

Las palabras tan descaradas del mago tuvieron el efecto deseado en el anciano sacerdote, su actitud calmada se vio decaer por unos segundos, fue casi imperceptible, pero Alator no pudo evitar sentir la punzada de satisfacción ante sus palabras.

El Sacerdote decidió dejar pasar el insulto del mago, estaba claro que se encontraba en una posición de desventaja, era el quien venia a pedir el apoyo de los magos, los mismos que no hace menos de 100 años eran perseguidos y ejecutados bajo los cargos de herejía por practicar magia fuera de las normas de la iglesia, el anciano no pudo sentir alegría en su interior al pensar que no seria del todo malo ver arder al mago en una hoguera de fuego azul.

-Permítame presentarle a Sir León, comandante y líder de los Caballeros Santos y portador de la reliquia sagrada. – los ojos de Alatar se posaron en el joven a la derecha del Sacerdote, el mago no pudo evitar su sorpresa, era muy joven para ser Comandante y aun mas joven para ser un Sacerdote. Era noblemente bien parecido, casi demasiado para ser un hombre de Dios.

-Permítame entregar mis respetos Señor Donner, es un honor estar en presencia del líder de los Magos. – las palabras del Caballero denotaban su educación y posición privilegiada, su elegancia maximizaba su presencia pulcra y perfecta.

-Le pido las escusas correspondientes, pero el asunto que hoy nos trae aquí, me temo que involucra no solo a los siervos del Gran Santuario sino a todos los reinos. – Donner se sintió momentáneamente noqueado ante las palabras tan directas del Caballero, era evidente que iría directo al punto sin rodeos.

-Me sorprenden sus palabras, pero agradezco su sinceridad, por favor continue. – Señalo el mago, sus palabras eran pausadas, mostrando calma en todo momento, parecía imperturbable ante cualquier tempestad.

-Hemos realizado un destacamento para inspeccionar las tierras del Norte debido a indicios y avistamientos de monstruos. – El Caballero hizo una pausa y miro al mago directamente a los ojos – y hemos confirmado el resurgimiento de duendes y trolls. Me temo que es muy probable que se desate una nueva guerra.

Donner miro fijamente al Joven de ojos verdes, sus palabras denotaban fuerza y arrogancia, no demostraba duda ni temor ante la noticia de una nueva guerra, al contrario, era como si sus ojos brillaran ante la idea de ir al campo de batalla, como si no tuviera nada que perder.

Después de unos segundos, fue Donner quien rompió el silencio de la habitación.

-Entiendo lo que me dice Sir León, pero hablo desde la experiencia al decir que unos cuantos duendes no son motivo suficiente para resurgir una guerra de hace cientos de años…. Estoy seguro de que los Caballeros Santos están más que calificados para subyugarlos, no hay necesidad de convocar a la Torre de los Magos. – el mago tuvo especial cuidado en poner el tono de burla adecuado a sus palabras sin la necesidad de perder su calma.

-Entiendo a que se refiere Señor Donner – respondió el León - pero esos cuantos monstruos no son del todo…. – León hizo una pausa buscando las palabras correctas, sin perder la paciencia, lamentablemente esa no era una de sus virtudes – Normales, ya que ….

Antes de poder continuar con su explicación, la risa del viejo líder de los magos retumbo por toda la amplia habitación – ja ja ja debo decir que sus palabras son muy graciosas Sir, nunca en mis muchos años de vida he visto algún monstruo que se pueda catalogar como normal, por lo cual, si esa es su explicación, me temo que debo declinar su solicitud, no molestare al Consejo de la Torre de los magos solo por el miedo de un niño a enfrentar a los duendes del bosque que asechan bajo su cama en las noches, ni mi hija tendrá miedo a enfrentar a unos ejercito de Duendes, si no tiene mas que decir le pido que se reti….

-Maldición! – por primera vez la cara del Mago se distorsiono al escuchar el grito del Caballero, sus puntiagudas orejas comenzaron a hervir hasta el punto de quedar rojas y en el momento que estaba levantando su mano para echar a sus indeseables invitados en una ráfaga de viento y arrastrarlos por el suelo el Caballero escupió – Se regeneran! ¡Los malditos monstruos se regeneran! –

Alator sintió un escalofrió en todo su cuerpo, había leído alguna vez que existieron magos que desarrollaron fórmulas de magia infinita, pero eran solo viejas historias que se habían perdido en algún libro y si no fuera porque él había vivido más años de los que la gente pensaba, nunca habría tenido si quiera una idea de que eso era posible –

-Cientos no miles de veces!, no importa cuantas veces sean cortados o degollados vuelven a regenerarse sin importar que… han devastados mas de 40 aldeas en el Reino del Norte… - El Caballero respiraba agitado y empuñaba su mano con una rabia infinita, se sentía humillado por acudir a pedir ayuda – Estoy seguro que su hija puede ser un poderoso Mago, pero ni siquiera 1000 Caballeros Sagrados fueron capaces de subyugar el ejercito de Monstruos del Norte, solo han sobrevivido 60 personas y eso solo fue porque mi espada tiene un rango de alcance de 300 metros – La rabia y frustración en la mirada del Caballero demostraban que la se culpaba por la perdida de esas vidas, pero era claro que hizo todo lo posible, era una victoria salir con vida y aún más haber podido salvar a algunos de sus compañeros.

-Bien…. – Respondió el Mago – Sir León, tienes toda mi atención ahora…. Dime en que te puede ayudar la Torre de los Magos….

Los ojos del Caballero brillaron ante la respuesta del Mago, estaba mas que claro que había captado no solo su atención, sino que él tenía información que el Gran Santuario desconocía completamente.

-El Gran Santuario enviara un Destacamento a las ruinas del Reino de Krom, según algunos documentos es posible que allí haya información respecto a este tipo de Magia desconocida – Sir León hizo una pausa y dudo ante de pronunciar sus siguientes palabras, odiaba tener que pedir ayuda y aun mas a alguien que claramente despreciaba – Es de conocimiento del Señor Donner que las ruinas están en Idioma antiguo el cual al ser un idioma her…. desconocido para el gran Santuario, necesitamos apoyo de los magos para descifrar la información.

Alator sonrió ante la solitud, entendió que el Gran Santuario estaba admitiendo que dependía completamente de la Torre de los Magos.

-Porque debería destinar una grupo de mis Magos y exponerlos a este peligro Sir León?, La Torre de los Magos es una fortaleza impenetrable, no nos preocupa unos cuantos monstruos inmortales, aquí jamás ingresaran, mi gente está a salvo, ¿porque deberíamos a poyar a quienes son responsables de la muerte de miles de magos bajo el amparo de la Iglesia? -  Las palabras de Donner desconcertaron al Caballero, pero estaba en lo correcto, esta fortaleza jamás había sido penetrada ni por el Caballero mas fuerte del reino, no había razón alguna para apoyarlos.

Sir León suspiro y solo dijo – Estoy aquí para negociar un acuerdo con el Consejo de los Magos…. Estamos dispuestos a firmar un acuerdo de libre convivencia asegurando la libre práctica de la magia sin represalias por parte de la iglesia. ¬– Estaba claro que las palabras le quemaban la garganta al Caballero era como repetir una blasfemia, darle la libertar a la torre para la práctica de magia, era reconocer que el Gran Santuario había actuado de manera incorrecta en la antigüedad.

-Mmmmm, lamento decirle al Sir que no nos interesa la aprobación del Gran Santuario, hemos estado aquí por siglos, y si su intención es amenazarme e insinuar que si no firmo ese acuerdo vendrán por nosotros… adelante… puedo defender esta Torre ante cualquier amenaza…. Eso lo incluye a usted…- El tono del Mago era muy calmado pero firme y sus ojos imponían respeto, no había nadie que pudiera negar la ferocidad del líder de los Magos.

El Caballero entendió que no había posibilidad de negociar, pero era una respuesta que el esperaba, esta misión no sería fácil, eso lo tuvo claro desde el momento que el Papa le había la libertad de negociar bajo cualquier termino.

-Bien… entonces que el Señor Donner me diga… cual es el precio de su colaboración. Estoy dispuesto a pagarlo.

-Que!? – El grito del Garric se escucho hasta afuera de la habitación. Gustav sentado en su escritorio al otro lado de la puerta pudo escucharlo y temía que su Maestro estuviera masacrando a los invitados, él sabía que la apariencia vieja y pacifica era totalmente opuesta a la crueldad de ese hombre. – León que dices!? ¿¡No puedes negociar así con este tipo de personas!?

-Sumo Sacerdote Garris, le pido que confié en mí.

-Creo que necesitas desesperadamente mi ayuda no es así? – El tono de burla de Alator Donner hacia que hirviera la sangre del Caballero.

-Si ese es el caso, aceptare su cordial oferta… - León no pudo evitar esbozar una pequeña risa de satisfacción, la cual no duro mas que unos segundos – Siempre y cuando…. Toda la información que se reúna en la expedición sea íntegramente propiedad de la Torre de los Magos, incluyendo por su puesto la firma del acuerdo de no persecución y practica libre de magia para todos los magos certificados por la Torre.

León entendió que este viejo mago era mucho mas astuto de lo que el pensaba, pero no estaba en posición de negociar, su desventaja era clara. Necesitaba la ayuda de los magos con desesperación.

-Bien, me parece que tenemos un trato… pero… - el Caballero hizo una pequeña pausa – Exijo que su mejor traductor sea parte del destacamento y usted lidere a los magos que nos acompañaran.

Alator borro de inmediato su sonrisa, el mejor traductor del idioma antiguo era alguien que claramente no querría salir de esta Torre, aunque se estuviera incendiando.

-Helena…. – Susurro el viejo mago

Continuara….

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Comments

Sandra Martinez

Sandra Martinez

tiene razón el gran mago, ahora que el santuario no es capaz de eliminar los monstruos recurren a los magos como si fuera humillante reconocer su poder

2023-10-20

0

Lenita

Lenita

Ahora se verán cara a cara./Panic/

2023-10-19

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