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la fiesta termino justo como en la visión de Sol. aparentemente había sido amor a primera vista. Sol se había encargado de que todo saliera tal cual lo había visto una ves. El duque estaba molesto por la situacion, puesto que el rey le daba miradas de burla cada vez que podía.

Sebastián: ríe ahora maldito rey, pues quien ríe a lo último, ríe mejor.

El duque confiaba que su hija no sería tan tonta como para caer tan fácil en las garras de ese príncipe, ella le había dicho que ella merecía algo mejor y eso lo tranquilizaba un poco.

Las que no estaban nada contentas eran la duquesa y su hija, pues ellas ya se creían vencedoras al haber bailado con el príncipe y llevado a presentar a su padre, pero, desde que el príncipe dejó a Sandra con el rey, este desapareció.

El resto del baile, el príncipe se la pasó al lado de Sol, y Sandra no podía retirarse sin ningún motivo de donde el rey. puesto que este le sacaba plática de cualquier tipo.

A la mañana siguiente, a primera hora, una carta llego al ducado. En ella se solicitaba el compromiso entre la hija del duque con el príncipe heredero. También remarcaba qué esté cumpliera con su palabra.

Maldiciones se escuchaban desde el despacho, cosa que el duque nunca había hecho, dejando con la boca abierta a más de uno.

Sebastián: maldito hijo de su pu** madre, le voy a cortar los huevos y se los voy a dar a tragar, después le pegaré un tiro en la cabeza, lo aré picadillo y lo hundiré en ácido. Pervertido pedófilo de mierda, querer casar a una niña con un mujeriego mayor que mi princesa, no, primero muerto.

fue de ese modo que la duquesa y su hija se enteraron de la solicitud de matrimonio y era evidente qué el compromiso solicitado era para Sol. de otro modo, el duque No estaría tan furioso.

Sandra: madre, no puede ser que esa maldita se haya ganado al príncipe tan fácilmente, yo lo vi primero

Sandra, como era costumbre, le hacía berrinche a su madre, más al verse derrotada por su hermanastra.

maricela: losé cariño, pero tenemos a nuestro favor qué el duque No está de acuerdo, tal vez puedo convencerlo para que tú seas la prometida.

Sandra: no mamá, el rey no lo permitirá, estoy casi segura de que su plática solo era para que yo no molestara a su hijo con esa maldita. El le estaba ayudando al príncipe.

maricela: entonces lo aremos por las malas, así tenga que matar a esa estúpida. Además, prepárate para cuando el venga a ver a esa maldita, tú aprovecharas para seducirlo y acerté la víctima cada vez que puedas.

Sandra: esa es una mejor opción mamá, no podemos perder la oportunidad de pertenecer a la realeza, esa perra no puede ser mejor que yo.

_ las mujeres se retiraron al ver que sol venía en dirección al despacho, pues le habían avisado que el duque solicito su presencia.

Las mujeres huyeron prácticamente, Sandra le había agarrado miedo, mejor dejaría que otros se encargarán de ella.

Sol: buenos días, padre, me han dicho que solicita de mi presencia

(traje que utilizaba para entrenar a la espada)

Sebastián: así es sol D'ángelo, me puedes explicar porque el príncipe solicita un compromiso contigo.

Sol solo suspiró, sabía que esto pasaría pero nunca se imaginó que sería así de rápido.

Sol: tranquilo padre, solo fui amable con el por cortesía, nunca me imagine que esto pasaría.

Sebastián: sabes que tengo que aceptar este absurdo compromiso porque di mi palabra

Sol: no entiendo padre, a que se refiere

sol no sabía él porque su padre se veía obligado, ya que en su visión, el duque es quien solicitaba el compromiso.

Sebastián: es rey me mando a hablar hace unos días, el me planteo el compromiso pero yo me negué. Su insistencia fue mucha qué termine diciendo que si en la fiesta, tú y el príncipe se entendían, yo aceptaría el maldito compromiso. Te lo iba a decir antes pero paso lo del té caliente, la paliza qué le diste a Sandra, el pleito con la duquesa

sol: que? la paliza, padre... yo... ¿como sabe que fui yo?

Sebastián: eso no es importante ahora, no me cambies el tema señorita

sol: padre, no puede faltar a su palabra, confíe en mi qué ese matrimonio nunca llegara. por lo pronto acepte el compromiso pero solicite qué el príncipe me visite aquí en el ducado para conocernos antes de oficializar el compromiso.

Sebastián: lo aré, solo si me dices que tienes planeado en esa cabecita tuya.

Sol: padre, sí le digo lo que pienso de la duquesa y su hija, ¿no se molestara?

Sol aún no confiaba del todo en el duque, nada le garantizaba qué el seguiría siendo el mismo que es hasta ahora, además, también estaban sus sospechas de que el también era un reencarnado y posiblemente su padre.

Sebastián: claro que no princesa, tú puedes decirme lo que quieras.

sol: padre, te diste cuenta que a Sandra le gusta el príncipe, estoy segura que ella intentara por todos los medios cancelar mi compromiso y ocupar mi lugar y por supuesto, la duquesa le ayudará.

Sebastián: _golpea la mesa con fuerza_ como puede intentar algo así, eso es tan bajo

Sol: dalay padre, eso nos conviene, dejemos que ella haga el trabajo sucio por nosotros, solo estemos atentos para cuando la oportunidad se dé, me entiende.

Sebastián: ¿no es más fácil pegarle un tiro en la cabeza y enterrarlo en una fosa?

sol: claro, pero en esta epoca aun no existen las... [sol abre los ojos al darse cuenta de lo que su padre dijo] ¿padre?

Sebastián: sí, dime hija

sol: tú... tú... eres mi papá, mi papito

Sebastián: _confundido_ claro que si amor, soy el duque Sebastián D'ángelo tu padre

En el palacio

El rey Federico: veo que te gusto tu prometida

Príncipe Fernando: claro que si padre, yo creí que era fea o inclusive una niñita pero veo que me equivoque.

Federico: la primera parte del plan está listo, esa chica calló recóndito o tus brazos, no dudo que pronto se anuncie el compromiso ante todos

Fernando: disfrutaré hacerla mi mujer, es más, estoy considerando aplazar la solicitud del harén, por lo menos hasta que me canse de hacerla mía

Federico: eso está bien hijo, primero debes tener al príncipe heredero, de ese modo, ella no podrá separarse de ti, a menos que esté dispuesta a abandonar a su hijo.

Fernando: bueno padre, festejemos por mi futura princesa heredera, ya que mi prometida, ya es.

Federico: salud hijo mío.

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