El gran hueco que sentía en su pecho le hacía sentir pesado y agotado. No pudo evitar meterse dentro de las mantas, ya que estaba destruido tanto emocionalmente como físicamente.
Sentía que aún su cuerpo y su espíritu estaban unidos a Leonell, ya que la amaba de una forma que iba más allá de todo sentimiento y no quería perderla. No lo podía aceptar, no quería hacerlo en verdad.
Recordó nuevamente cuando ella acudió a ayudar a Naoki, en ropa interior y con su largo y negro cabello empapado. Sintió un leve cosquilleo en su entrepierna que se disolvió como si aquel agujero en su pecho lo hubiese absorbido. Suspiró profundamente, sentía sus ojos adoloridos por haber llorado desconsoladamente durante tanto rato, así que agradecía a Hinoko, quien de alguna forma, le había sacado de aquel trance.
—... quizás en otra realidad, yo estaría en el hospital en este mismo instante...- sé decía, al tiempo que se cubría totalmente con las mantas. Su cuerpo se hundía en la cama y no era capaz de moverse más, quería fundirse con las mantas y dejar de pensar, dejar de sentir, dejar de anhelar. Pero su mente le volvía a traicionar, la recordaba, desde el primer momento, junto a los besos que se dieron y a las caricias que pudo darle. Le gustaba tanto que solo quería gritar. Tomó su almohada y se la colocó en el rostro, puso su boca en ella y se desahogó en un desafinado y ronco grito. La garganta no le permitió ejercer mayor fuerza y le molestó al punto de terminar tosiendo. Quitó la almohada y apretó sus rodillas contra su estómago, sin saber qué haría, ni cómo lo superaría.
Sin darse cuenta se durmió pero la voz de su madre le sacó de aquel estado:
—Fuimos al templo Shinto Meiji, te traje esto...-
Apenas entendió, se sentó algo ido y recibió una pulsera con pequeñas esferas, su madre se la colocó en la muñeca y mientras le hacía un suave cariño en el rostro, le pidió que bajara a cenar.
—No quiero comer...quiero seguir durmiendo...—
La madre le miró algo preocupada y sin decirle más, se retiró del cuarto de Yuuki.
Se dio cuenta que ya estaba oscuro y se forzó a dormir. Sentía como el agujero en su pecho crecía y le dolía.
—... Ella buscó a Naoki ebria y lo llevó a su departamento...-suspiró-...¿no puede quererme un poco?, ¿Por qué no me llamó a mí?, ni siquiera contestó a mis llamados, ni prendió el maldito celular.
Se acercó a su velador y miró nuevamente su teléfono, Leonell no había estado en línea desde hace ya más de un día, al parecer ni siquiera se había percatado de las llamadas, ni de los mensajes que le había dejado.
—... Eres cruel Leonell san-
Se volvió a dormir y descuidó su teléfono. Ya no se sentía con ánimos de nada, solo quería permanecer en cama.
Por la mañana sintió golpear reiteradas veces la puerta, no se animó a abrir, ni hizo caso a los llamados de su madre. Finalmente, fue Naoki quien le terminó por llevar el desayuno en una bandeja.
—... ¿Estás enfermo?- Le preguntó, al tiempo que dejaba la bandeja en el suelo, Yuuki no le quiso responder, se giró hacia la pared dándole la espalda.
—...Tenemos que conversar-
Le oyó suspirar y quedarse de pie aguardando su respuesta, pero el tiempo pasó en vano, Yuuki hizo como si no existiera.
—Yuuki...es importante...—
—¡NO ME INTERESA!- Gritó a la vez que se levantaba ágilmente de la cama, le empujó y salió del cuarto. Bajó rápido por las escaleras, se acercó a sacar su casaca, se puso hábilmente sus zapatillas y ante la mirada atónita de su padre y su madre, salió de la casa.
—Tú estás muerto para mí...— murmuró mientras se cubría totalmente los ojos con las manos y limpiaba algunas lágrimas que caían.
Caminó sin rumbo entre la gente, sin querer seguir existiendo y llevando consigo el peso de cargar con un presente que no quería enfrentar, se dio cuenta que salió sin su celular, tampoco llevaba dinero. Cuando se disponía a regresar a casa, recordó que pronto debería enfrentar a toda la clase y Mitsui debía estar al tanto de ello. Caminó largo rato hacia la casa de la familia Nakamura, estaba exhausto y realmente quedaba mucho aún para llegar. Metió las manos a sus bolsillos producto del frío que sentía y entre medio de los guantes que le había obsequiado Hinoko, encontró la tarjeta del metro.
Una vez fuera de la casa de su mejor amigo, le recibió Maya chan.
—... ¿Yuuki kun?, ¿Qué pasó?-
—... necesito hablar con Mitsui- dijo cabizbajo.
—... Pasa por favor
Apenas pudo, se lanzó sobre la cama de Mitsui, los hermanos Nakamura le miraban intrigados y Yuuki apenas se recuperaba de la fatiga y el cansancio de las piernas.
—...mañana la clase va a encararte Mitsui...debes saberlo.
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Comments
Sugar lady
denle comida, pobrecito/Gosh/
2024-01-19
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