La nieve que caía en la ciudad, ya había comenzado a apilarse por las calles y se podía ver a muy poca gente circular. El frío era intenso y tensaba la piel expuesta.
Pese al frío y a la nieve, Naoki se esforzaba por llegar a la cima del templo de Shinto Meiji, Leonell le seguía a pesar que le había dicho que era mejor cuidar su pie lesionado, ella obstinadamente le había querido acompañar, ya que pensaba responder el correo de aquella mujer que estaba relacionada con su padre, por lo tanto, quería pedirle a los dioses que no fuese algo malo.
Admiraba el valor de ella por haber enfrentado una situación tan traumática, como era la muerte de toda su familia, y comprendía vagamente lo mucho que ella anhelaba tenerla de regreso. Él deseaba orar por ella, más que por su propio beneficio, quería pedir por Leonell y que pudiera llevar sanamente su pérdida. También quería pedir por el descanso de su familia, ya que de todas formas, habían muerto de una manera terrible y dolorosa.
Pese a que ella era insegura y a ratos volvía a mencionar a Yuuki y lo muy molesto que estaba, prefería tomar aire y dejarla hablar.
No podía hacer vista gorda del dolor que estaba sintiendo en el costado donde había recibido la patada de su hermano, aquello estaba en su mente molestándole e impidiéndole moverse con facilidad.
De pronto, vio que Leonell se detuvo un momento a tomar aire y no pudo evitar sentir su corazón palpitar con fuerza. Lucía realmente hermosa, se veía pálida como una muñeca de porcelana y sus mejillas y nariz estaban sonrojadas por el frío, ella le miró algo agitada y él se acercó lentamente a sus labios.
—Na..Naoki...- dijo ella sorprendida por el acto del muchacho. — Este lugar es público...
—Eres preciosa Leonell, me gustas mucho...
Sin decir más, volvió a caminar y ella le siguió sonrojada. Sin alcanzar a decir palabra, ambos se dieron cuenta que uno de los templos aparecía majestuoso frente a ellos. Se acercaron al altar y Naoki le enseñó a rezar, ya que ella desconocía el ritual.
Ambos pidieron en silencio, pero él se sinceró frente a aquella conexión cósmica con Dios. Pidió además perdón por haber dañado a su hermano, pidió por su padre y su nuevo empleo, también por Rukawa y por Satoshi, también lo hizo por su pronto viaje a Sepang. Apenas recobró la conciencia, la voz de su padre le descolocó.
—Pensamos que no vendrías hijo.
Sintió la mirada asustada de Leonell, la vio petrificada a su lado, completamente rígida.
—Llegamos algo tarde porque fuimos a desayunar.
Dijo con naturalidad, prestando atención al rostro de su padre, que al oírlo hablar en plural, miró inmediatamente a Leonell.
—Entiendo, ¿Vienes con esta chiquilla?
—Sí, ella es Leonell.
—...Mu...mucho gusto señor Rito- hizo un gesto de respeto.
El padre de Naoki se quedó en silencio un momento pero luego de forma educada le saludó de regreso y añadió: —Tu madre ya viene. Espérala.
—Bien.
Miró a la muchacha que estaba incómoda, y le dijo al oído—¿Quieres que nos vayamos?
—No, está bien, no te preocupes. - le dijo en voz baja.
—Asique Leonell eres extranjera— dijo el señor Rito. —¿Estás de visita en nuestro país?
—Ella vive acá.- respondió Naoki por ella.
—¿Hace cuanto vives en Japón?- El señor Rito miró a Naoki esperando que no volviera a interferir.
—... Va a ser 1 año y medio ya...- dijo al tiempo que la muchacha temblaba de frío.
—¿Y no extrañas a tu familia?
—... Padre, Leonell no tiene familiares directos- volvió a interferir—... ellos murieron y ella se vino a este país.
El padre de los hermanos Rito, miró con lástima a Leonell y tratando de ser empático con ella se disculpó por la pregunta.
—Vinimos hasta acá para pedir por el descanso de su familia, ya que no puede ir a verlos al cementerio en América.
—... Lo lamento, pero debo irme...- Hizo un gesto de respeto y velozmente se movió del lado de Naoki alejándose de ambos. Entendió que no debería haber tocado el tema tan holgadamente, de todas maneras era complicado para ella y aún estaba latente la gran herida que había dejado aquella pérdida. Quiso ir tras ella, pero Nobuo se lo impidió.
—... Todos necesitamos tiempo para llorar y dejar ir el dolor.
—... Papá...
—... Asique ella es la chica que me decías...
—...sí...- se sentía preocupado por Leonell, quería ir tras ella, quería disculparse y apoyarla. Vio a su madre que aparecía desde uno de los templos y al ver a Naoki, se contentó y le entregó una pulsera de regalo.
—La compré para que te dé suerte con los estudios.
—...Gracias ma...- sin terminar de hablar, al inclinarse para recibirla, le dolió profundamente el costado, se quejó involuntariamente.
—¿Qué te ocurre hijo?
—... nada, nada...- dijo aguantando la respiración. Tomó la pulsera en sus manos y quiso ir a comprar una de las mismas para Leonell, pero al dar un par de pasos comprendió que algo andaba mal con su costado. Apenas obtuvo la pulsera en su poder, regresó con sus padres.
—Al fin dejó de nevar, deberíamos volver a casa- dijo su madre.
Naoki asintió y los tres, regresaron a casa.
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Comments
Sugar lady
oh no!, una patada en las costillas puede ser algo muy peligroso, incluso puede fisurartelas x.x
2024-01-19
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