Capítulo 18

El señor Sanjaya miró a su padre con incredulidad al escuchar sus palabras. La mirada del señor Sanjaya también era muy profunda hacia su padre. Después de eso, inclinó la cabeza y habló.

"Entonces, ¿padre no quiere reconocer a mi segunda hija? Pensé que era suficiente con que nosotros hubiéramos cometido un error con Julia. Pero resulta que la familia también está haciendo lo mismo... Pensé... en ese entonces, que padre solo estaba bromeando y quería motivar a Julia para que fuera una niña llena de entusiasmo... Pensé que al ignorar a mi hija de esa manera, podría abrir su mente y sus pensamientos para tratar de ponerse al día con sus otros hermanos. Pero resulta que no... Mi pobre hija ha estado sufriendo durante 12 años, viviendo sola y sola, arrinconada y aislada en esta familia. Mientras que yo, su padre, soy la persona más respetada de este país. Lo mismo ocurre con esta familia..." dijo el señor Sanjaya en voz baja y suave.

Recordó los momentos en los que siempre regañaba a su segunda hija. Recordó que si perdía, era injusto con sus hijos. Qué triste era el destino de su hija.

Al ver a su hermano menor tan triste hablando sobre el trato que le habían dado durante este tiempo, el señor Antonio inmediatamente frunció los labios.

"Tsk... ¡¿Ahora te das cuenta?! ¡¿Dónde has estado todo este tiempo?! Te das cuenta ahora que te has convertido en un padre tan malo con tu hija. En el futuro, no te arrepientas si la pierdes. No te arrepientas también de haberla ignorado", dijo el señor Antonio aconsejando a su hermano menor.

Por alguna razón, el señor Antonio se sintió emocional al ver a su hermano menor con la cabeza gacha. Mientras tanto, la señora Antonio, que estaba sentada junto a su esposo, calmó a su esposo acariciándole el brazo.

"Ya está, cariño... No te pongas así de emocional...", dijo la señora Antonio mientras acariciaba a su esposo.

Mientras que sus otras dos hermanas solo pudieron bajar la cabeza. No pudieron expresar sus opiniones o simplemente defender a su sobrina. Porque indirectamente, también estaban involucradas en ignorar a su sobrina.

(¿Qué deberíamos hacer? No podemos hacer nada para ayudar. Solo podemos obedecer los deseos de padre. Incluso madre no se atreve a contradecir a padre), pensó una de las hijas del señor Baskoro.

"Cómo no voy a estar emocional, mamá. Ese niño realmente me dejó perplejo...", dijo el señor Antonio en voz baja.

Mientras tanto, el señor Baskoro solo pudo cerrar la boca y permanecer en silencio. Pero por ahora no se sentía culpable por lo que le había hecho a su nieta de su hijo Sanjaya Kusuma. Después de que el señor Sanjaya expresara sus sentimientos, miró a su esposa e hijos con rostro triste. De repente, el señor Sanjaya se puso de pie.

"Vamos, querida, vámonos a casa, hijos", dijo el señor Sanjaya tomando la mano de su esposa e invitando a sus hijos a irse de allí. Al señor Sanjaya ya no le importaba la respuesta del señor Baskoro como jefe o cabeza de la familia Kusuma.

"¿A dónde van? ¿Ya se atreven a desafiar a su padre así...? Vuelvan a sentarse en sus sillas y que nadie se mueva hasta que terminemos nuestro evento", dijo el señor Baskoro con firmeza a su hijo menor, el señor Sanjaya.

Pero el señor Sanjaya lo ignoró, simplemente se fue con su familia. Y abandonaron el lugar. Mientras que el hermano mayor o el señor Antonio, que fue testigo de la partida de su hermano menor, volvió a dirigir su mirada hacia su padre y su madre, que permanecieron en silencio junto a su padre.

"¿Ahora estás satisfecho, padre, viendo esto? Ahora quiero preguntarte a ti y a madre. Si Julia estuviera en nuestra posición como tus hijos... ¿Qué harían? ¿Nos aislarían y nos alienarían? ¿Como lo que hicieron con mi sobrina? Será mejor que yo y mi familia también nos disculpemos, padre. No tiene sentido tener una reunión como esta, la gente de afuera puede pensar que nuestra familia es una familia armoniosa, que siempre tiene reuniones familiares y fortalece los lazos familiares. Pero resulta que en el interior no es lo mismo que en el exterior... También nos despedimos, padre. Querido padre, nos vamos a casa... Y no olvides llamar a Melvin", dijo el señor Antonio despidiéndose de sus padres.

Aunque la reunión familiar acababa de comenzar después de que terminaron de disfrutar de sus respectivas comidas. Pero dos familias se fueron. Al ver y escuchar las palabras de sus hijos, el señor Baskoro volvió a quedarse callado y sin palabras. Era muy consciente de lo que su hijo estaba tratando de decirle. También se había excedido y siempre se había entrometido en las familias de sus hijos.

Mientras tanto, en la feria, Julia y Melvin estaban muy contentos de pasear por allí. Probaron todas las atracciones e hicieron lo que quisieron sin que nadie se lo prohibiera. Después de que terminaron de pasear, finalmente decidieron regresar.

"Gracias, primo, por acompañarme esta noche...", dijo Julia con alegría.

Al menos todavía tenía a una persona que podía y quería escuchar sus quejas. Aunque Julia no confiaba del todo en su primo. Tenía miedo de abrir su corazón y confiar en los demás. Porque ya se había lavado el cerebro diciéndose a sí misma que solo se tenía a sí misma y que solo necesitaba vivir bien para sí misma.

"De nada. También quiero agradecerte porque contigo no me siento solo. Y una cosa que debes saber, no estés triste todo el tiempo. Recuerda que todavía me tienes a mí... Ah, sí, ¿puedo pedirte tu número de teléfono?", dijo Melvin mientras sacaba su teléfono.

Julia, por supuesto, estuvo de acuerdo y sacó su teléfono "con cola". Aunque era un teléfono Android, era un modelo antiguo. Mientras que el teléfono de Melvin era el último modelo y muy bonito. Cuando Julia sacó su teléfono "con cola", Melvin inmediatamente frunció el ceño.

"¿Este es el tuyo?", preguntó Melvin con incredulidad.

¿Cómo era posible que un teléfono de hace décadas todavía estuviera en manos de su prima? Si no se equivocaba, ya nadie usaba esta marca de teléfono.

"Lo siento, primo, sí, mi teléfono es viejo. Pero solo tengo este. Aunque es viejo y obsoleto, todavía se puede usar y todavía puedo pedir un Gojek... Jejeje...", dijo Julia con franqueza.

Mientras tanto, Melvin solo pudo sacudir la cabeza. Mientras que la familia Kusuma era generalmente gente que tenía dinero, incluso para los teléfonos, podían cambiar de teléfono una vez al mes. Eso si así lo quisieran.

Pero miren a esta familia Kusuma, incluso para la electrónica, todavía usaba un modelo de teléfono que ya rara vez usaba la gente en general.

"Tíralo... Te compraré uno nuevo más tarde...", dijo Melvin tomando el viejo teléfono de la mano de Julia y dándole la vuelta. Julia, al escuchar las palabras de su primo, inmediatamente se lo quitó.

"No lo tires... Aunque este es solo un teléfono usado, me ha acompañado año tras año. Aunque este teléfono no sea el último modelo, todavía puede reproducir sonido y video para entretenerme", dijo Julia haciendo un puchero.